Barcelona ha celebrado este jueves por la noche el quinto aniversario de su estrategia de diplomacia científica. Fue en 2018 cuando los principales centros de investigación, universidades, startups, investigadores de referencia y corporaciones públicas se conjuraron para crear el SciTech DiploHub, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es dar a conocer al mundo los activos científicos y tecnológicos de la capital catalana y posicionarla como referente en este ámbito, clave para la creación de riqueza y atracción de talento.
El balance de este primer lustro es altamente positivo, según se ha explicado en un acto celebrado en la Casa Llotja de Mar, con la asistencia de más de 300 personas del ámbito científico y universitario y la presencia de unos 50 embajadores y cónsules de más de 30 países distintos. “Barcelona, siempre ha sido una ciudad muy atractiva, pero en el mundo actual ser atractivo no es suficiente, hace falta también ser influyente”, ha destacado el director ejecutivo de SciTech DiploHub, Alexis Roig, para justificar la necesidad de impulsar esta iniciativa, que ha permitido llevar la voz del mundo científico catalán a las principales organizaciones científicas globales.
Según SciTech DiploHub, el impacto económico de la diplomacia científica de Barcelona en los últimos cinco años se estima en más de cuarenta millones de euros, considerando las colaboraciones científicas internacionales iniciadas, las nuevas becas de investigación y formación para investigadores locales y los programas de aceleración, mentoría y aterrizaje empresarial puestos en marcha en ecosistemas como el de Londres, Shanghái, Boston o Ciudad de México, entre otros proyectos.
“En 2018, mucho antes del inicio de una pandemia mundial o del estallido del impacto social de la inteligencia artificial, ya decidimos sumar a los principales actores públicos y privados del ecosistema, para hacer de Barcelona la capital de la diplomacia científica y tecnológica, el epicentro del conocimiento y la formación sobre la gestión de los grandes retos científicos y técnicos de la nueva era”, recordó Roig. El líder de SciTech DiploHub considera que esta alianza de colaboración público-privada es comparable a “la apuesta conjunta de ciudad que hubo para celebrar los Juegos Olímpicos del 92”.
Durante el evento, la entidad ha anunciado que Barcelona acogerá el próximo Foro Mundial de Diplomacia Científica en 2024, “convirtiéndose en el epicentro del conocimiento y formación en esta disciplina, clave en la consecución de los retos globales como la acción climática, la transición energética, la lucha contra la resistencia a los antibióticos o el auge de la inteligencia artificial”.
En su intervención, Roig ha recordado la génesis de esta estrategia de movilización del capital científico, nacida justo después de la negativa del Consejo de Europa para establecer la Agencia Europea del Medicamento en Barcelona en 2017. “La ciudad no podía perder el barco, debía pasar a la acción y ganar esa capacidad de influencia”, enfatizó, anunciando también la próxima apertura de una nueva oficina de SciTech DiploHub en Bruselas, que se sumará a las que ya tiene en Ginebra, Ciudad de México y Washington.
Roig ha agradecido el apoyo recibido durante estos cinco años de las Administraciones y de todas las personas, empresas y entidades que firmaron el manifiesto fundacional, pero ha reclamado una mayor implicación de cara al futuro por parte de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, representados en esta celebración por la consellera Tània Verge y el comisionado Pau Solanilla, respectivamente. El director ejecutivo considera insuficientes las aportaciones que realizan para financiar la estrategia de diplomacia científica, puesto que estos fondos públicos únicamente permiten sufragar el 7% del presupuesto.
“Agradecemos mucho el apoyo del Govern y del Ayuntamiento de Barcelona, pero es necesario que esta implicación sea más tangible, esta iniciativa no puede depender sólo de la filantropía individual. Las instituciones del país deben hacerse responsables; somos una entidad sin ánimo de lucro y no podemos estar sujetos a los ciclos electorales. Necesitamos que este éxito de ciudad no sea flor de un día y que podamos consolidarlo en el tiempo”, ha reflexionado Roig.
“Agradecemos mucho el apoyo del Govern y del Ayuntamiento de Barcelona, pero es necesario que esta implicación sea más tangible, esta iniciativa no puede depender sólo de la filantropía individual”
La entidad centra ya todos sus esfuerzos en encarar un plan para los próximos cinco años que permita intensificar su internacionalización y “pasar al siguiente nivel”. Para definir cómo debe ser esta nueva estrategia conjunta de diplomacia científica ha puesto en marcha un proceso participativo con universidades, centros de investigación y el sector tecnológico.
Las acciones que lleva a cabo SciTech DiploHub son múltiples, desde dar a conocer internacionalmente los frutos y los avances de los trabajos de investigación que se realizan en los laboratorios de I+D de Barcelona, hasta la participación en instituciones de referencia como el International Science Council. Uno de los programas de la entidad consiste en promover el turismo científico, aprovechando los miles de visitantes que cada año llegan a Barcelona para participar en ferias y congresos profesionales. La idea de SciTech es que, durante su tiempo libre, no sólo visiten la Sagrada Família, sino que conozcan también infraestructuras punta como el superordenador Marenostrum o el sincrotrón Alba y que vuelvan a sus países sabiendo que aquí también se puede hacer ciencia e investigación de calidad.
Otra de las iniciativas consiste en traer a la capital catalana a reconocidos periodistas científicos de todo el mundo. Durante tres días les realizan una inmersión por los principales activos científicos de la ciudad, con el objetivo de que la realidad científico-tecnológica de Barcelona también esté presente en la prensa internacional. En esta línea, SciTech DiploHub también invita a conocer la infraestructura científica barcelonesa a los embajadores y cónsules que representan los intereses de países de todo el mundo.
Esta labor diplomática se complementa con la vocación de convertirse en un think tank que eleve el papel de la ciencia, la tecnología y las ciudades en la política local y exterior. También es muy destacada la iniciativa Barcelona Alumni, una red de más de 2.000 personas de 70 países que vinieron a Barcelona a estudiar en una de sus universidades o a trabajar en alguno de sus centros de investigación y que hoy “son los mejores embajadores de la ciudad en el mundo”, según explica Roig.
SciTech DiploHub organiza, además, los Barcelona Innovation Days, unas jornadas para dar a conocer el ecosistema de conocimiento de Barcelona en grandes capitales internacionales como Boston, Londres, Ciudad de México, Shanghái y pronto París. Por último, la entidad lleva a cabo el denominado Capacity Building, un programa de formación en diplomacia científica dirigido a personas que trabajan para administraciones y gobiernos de todo el mundo. Se trata de una escuela de verano por la que ya han pasado 4.000 personas de 60 países y que, según Roig, “se ha convertido en un gran activo para Barcelona”, que ya es referente internacional en formación en diplomacia científica .
La estrategia SciTech DiploHub cuenta con el apoyo institucional de universidades como la Universitat Pompeu Fabra (UPF), la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y La Salle-Universitat Ramon Llull (URL); centros de investigación como el Barcelona Supercomputing Center (BSC), Vall d’HebronInstitut de Recerca (VHIR), el Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras (IJC) y el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal); organismos responsables de la promoción económica, empresarial y de la innovación como Biocat, ACCIÓ-Agència per la Competitivitat de l’Empresa y la Fundació Catalana per la Recerca i la Innovació; fundaciones privadas como Barcelona Tech City, la Fundació Catalunya-La Pedrera, la Fundación Banco Sabadell, la Fundación La Caixa e Itnig; e instituciones públicas como el Ayuntamiento de Barcelona, el Consejo Asesor para el Desarrollo Sostenible de la Generalitat y la Autoritat Catalana de la Competència (ACCO).