El Ayuntamiento como agente activo del ecosistema emprendedor

Barcelona se ha convertido en los últimos años en uno de los polos más dinámicos de innovación y emprendimiento del sur de Europa. Esta posición de liderazgo no es fruto de la casualidad, sino del compromiso decidido de la ciudad para crear un ecosistema sólido, diverso e inclusivo capaz de convertir las ideas en proyectos, los proyectos en empresas, y las empresas en motores de transformación social y económica.

Desde el Ayuntamiento de Barcelona y, en particular, desde la Quinta tenencia —que engloba las competencias de Derechos Sociales, Promoción Económica, Trabajo, Feminismos y Memoria Democrática— trabajamos con una visión estratégica para consolidar este entorno, haciendo uso de herramientas que van más allá del apoyo clásico al emprendimiento. Una de estas herramientas es, sin duda, el impulso directo en el capital riesgo, como palanca para hacer crecer startups en sectores estratégicos para la ciudad.

Tradicionalmente, el papel de las administraciones públicas en materia de emprendimiento se ha centrado en la prestación de servicios de apoyo, como el asesoramiento, la formación o la provisión de espacios físicos. En Barcelona, hemos querido ir más allá. Queremos ser no solo facilitadores, sino dinamizadores. Esto quiere decir actuar como un agente activo dentro del ecosistema, conectando talento, recursos y oportunidades. Este enfoque se concreta en múltiples iniciativas y proyectos, como la consolidación del 22@ y su ampliación con proyectos clave como el polo de innovación en las curas, XRLAB, el laboratorio de innovación Food Lab, el Urban Tech o el posicionamiento de la zona del Besòs como un polo de actividad en industria 4.0 y economía circular.

Pero uno de los saltos más significativos en esta línea es la apuesta para diversificar la economía e invertir a través de fondos de capital riesgo en startups de los sectores que consideramos estratégicos para la economía de la ciudad: la ciencia y la innovación, la salud, la tecnología y el digital, la economía de las curas, la economía del visitante, el comercio y la restauración, las industrias creativas, el agroalimentario, la economía social y solidaria y la economía azul.

Capital riesgo con vocación pública: el impulso del capital riesgo como motor de innovación y ocupación de calidad

La participación del Ayuntamiento en capital riesgo responde a una visión clara: la necesidad de movilizar inversión privada hacia sectores de alto valor añadido, con capacidad de generar puestos de trabajo de calidad, que apuestan por la igualdad de oportunidades y contribuyen a la competitividad de la ciudad. Por eso, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un nuevo fondo de capital riesgo llamado Barcelona Investment Fund, que estará dotado con 30 millones de euros de aportación municipal y que se enfocará a diversificar más la cartera de inversiones en estos sectores considerados estratégicos y a atraer inversión extranjera.

Este será el tercer fondo de este tipo impulsado por el Ayuntamiento, que ya tiene en funcionamiento, desde el 2020, el Fons Accelera, dotado con 10 millones de euros y nacido para reactivar la inversión privada en la ciudad después de la parálisis de la Covid-19; y, desde el 2023, el Fons Deep Tech, dotado también con 10 millones y, en este caso, centrado en el ámbito Deep Tech. Entre los dos, ya cuentan con una cartera de 107 startups invertidas, que aportan al ecosistema emprendedor cerca de 4.000 lugares de trabajo. Se trata de una política pública altamente innovadora, que ningún otro Ayuntamiento de España ha implementado, siguiendo una nueva lógica de compartir riesgo con la iniciativa privada.

Un impacto que se multiplica

Esta fórmula genera un efecto multiplicador de la inversión pública, ya que el Ayuntamiento invierte una cantidad de dinero bajo la condición que el fondo privado aporte esta cantidad aplicando un multiplicador determinado, diferente en cada fondo. La estrategia de inversión también se basa en la diversificación, aportando capital en diferentes fondos por un valor inferior al 10% del valor del fondo, normalmente por debajo del 5%. Las inversiones también atienen a otros criterios como el geográfico (se tienen que realizar en compañías de Barcelona), el sectorial (invirtiendo en empresas que forman parte de los sectores estratégicos para la ciudad), o el criterio de género, que prioriza la inversión en compañías lideradas por mujeres.

Además, el hecho de que Barcelona sea una de las pocas ciudades europeas que actúa como inversora institucional en capital riesgo refuerza su atractivo como lugar para emprender. La ciudad envía un mensaje claro: aquí, el talento encuentra apoyo, la innovación es bienvenida, y la administración pública actúa como aliada activa.

Acompañamiento más allá de la inversión

La apuesta por el capital riesgo no es un hecho aislado, sino que se inscribe dentro de una estrategia integral de impulso al emprendimiento, con varias iniciativas orientadas a facilitar la creación de empresas nuevas y acompañarlas en su crecimiento, con programas de apoyo como las subvenciones Impulsem el que fas, programas de innovación y emprendimiento azul, incentivos para empresas innovadoras y de alta calificación y programas de emprendimiento para nuevos sectores económicos: Creamedia (industrias creativas y culturales), B-Step (deporte), ProgramESS (economía social y solidaria), B-Blue (economía azul), Servicios de Apoyo a la innovación socioeconómica de Barcelona Activa (economía social, cooperativismo e innovación socioeconómica) y programas por la dinamización y fortalecimiento del asociacionismo comercial (comercio).

También trabajamos para que las nuevas empresas puedan crecer en un entorno físico y regulador adecuado. Esto incluye desde la transformación urbana del 22@ para alojar empresas intensivas en conocimiento, hasta la simplificación administrativa y la colaboración con universidades, escuelas de negocios y centros tecnológicos.

El emprendimiento es también una vía de inclusión y de generación de oportunidades, especialmente por las personas jóvenes y las más afectadas por la transformación del mercado laboral

Y cuando hablamos de la necesidad de diversificar nuestra economía, de hacerla más resiliente, aquello que perseguimos es potenciar sectores productivos que ofrecen salarios más elevados y unas condiciones laborales más dignas para todo el mundo, como el alcalde Jaume Collboni puso de manifiesto el pasado mas de abril, con la presentación del Pla Barcelona Impulsa 2025-2035, una agenda económica ambiciosa con inversiones, nuevos espacios de actividad económica y creación de puestos de trabajo. Se trata de una herramienta de transformación que tiene como objetivos la diversificación económica y la generación de puestos de trabajo de calidad, apoyando a los sectores estratégicos con una mirada metropolitana y con vocación internacional.

Emprendimiento como proyecto de ciudad

Impulsar el emprendimiento no es solo una política económica. Es una apuesta de ciudad. Es creer que la Barcelona del futuro se construye desde la capacidad de innovar, de crear, de tomar riesgos y de pensar en grande. Es entender que el emprendimiento es también una vía de inclusión y de generación de oportunidades, especialmente por las personas jóvenes y las más afectadas por la transformación del mercado laboral. La digitalización, la transición ecológica, los cambios demográficos o la irrupción de la inteligencia artificial están redefiniendo el mercado de trabajo, el modelo productivo y las relaciones económicas.

Barcelona es una ciudad de emprendedores, de comerciantes, de artesanos, de profesionales que, desde hace décadas han hecho posible una economía productiva, arraigada al territorio y comprometida con la cohesión

El verdadero reto es conseguir que esta transición sea justa, equilibrada y compartida, que no deje a nadie atrás. Y esto solo lo podemos hacer trabajando conjuntamente: instituciones, empresas, colegios profesionales, universidades, sindicatos y sociedad civil, para construir un modelo económico más resiliente, innovador, eficiente e inclusivo. Por eso, estamos trabajando también para hacer del emprendimiento un proyecto accesible y diverso, para que los jóvenes, las mujeres, los profesionales séniors o las personas migradas encuentren espacios y recursos para desarrollar sus iniciativas.

Somos plenamente conscientes que la ciudad, como motor económico y social del país, tiene una responsabilidad muy clara: liderar procesos de transformación hacia una economía más digital, más sostenible, más equitativa y más inclusiva. Barcelona es una ciudad de emprendedores, de comerciantes, de artesanos, de profesionales que, desde hace décadas (y también en los momentos más difíciles) han hecho posible una economía productiva, arraigada al territorio y comprometida con la cohesión social. Las pequeñas y medianas empresas, que constituyen la auténtica columna vertebral de la economía barcelonesa, son empresas que innovan, que dan trabajo, que se reinventan constantemente y que hacen ciudad. Es en este tejido empresarial donde recae buena parte de la fuerza y la vitalidad económica de Barcelona.

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Vistas del 22@. © TheNBP

Mirando al futuro

Los próximos años serán decisivos. La transición digital, la emergencia climática y los cambios demográficos plantean retos sin precedentes, pero también oportunidades inmensas. Barcelona quiere estar en la vanguardia de esta nueva economía, no solo como escenario, sino como protagonista. Y esto quiere decir seguir apostando por un modelo de colaboración público-privada, donde el Ayuntamiento lidere pero también escuche, conecte y facilite. En definitiva, el Ayuntamiento de Barcelona está decidido a continuar siendo un motor de impulso para el emprendimiento.

Uno de los principales problemas por los emprendedores es el acceso al crédito para empezar su negocio y para hacerlo crecer. El capital riesgo es solo una de las herramientas (potente, valiente e innovadora) de impulso, pero detrás hay una convicción profunda: que una ciudad con talento, con visión y con compromiso puede construir un futuro mejor para todo el mundo y no dejando a nadie atrás. Sabemos que queda mucho trabajo por hacer, tenemos que redoblar los esfuerzos. Tenemos que ampliar alianzas, repensar estrategias, y hacer que la economía sea realmente una herramienta de justicia social. Por eso, continuaremos trabajando en un modelo económico que pone las personas en el centro. Una economía al servicio de las personas, que apuesta por la igualdad de oportunidades y la ocupación de calidad.