Arqueólogos trabajando en las obras de la Rambla. © Ayuntamiento de Barcelona

Las obras de la Rambla desentierran el pasado del paseo

Los arqueólogos encuentran múltiples vestigios de hace siglos, desde restos de un convento o un cuartel, sin dejarse trozos de la antigua muralla

Algunos de los muchos turistas que merodean por la Rambla, sin importar el calor, se paran a ver por qué hay tanta valla al final del paseo, probablemente, disgustados por perder una buena instantánea para redes. Aunque siempre hay alguno que hasta fotografía las obras, la mayoría sigue su peregrinaje sin inmutarse que algunas de las piedras que han emergido en el suelo son restos arqueológicos de la historia de la ciudad que visitan, de cuando ahí mismo había cultivos y no souvenirs. Tampoco lo podrán ver los barceloneses porque, especialmente en agosto, pocos son los que se plantean pasear por esa zona de la ciudad que les ha pasado a resultar ajena.

Restos Rambla
En el final de la Rambla, está en marcha la primera fase de las obras para reformar un paseo afectado por múltiples desperfectos y una necesaria actualización. © Ayuntamiento de Barcelona

Puede que haya locales que se animen ahora a ir para escrutar unos restos arqueológicos que hacen visible lo que solo se conocía por mapas, antes de que se cubran en unas semanas para continuar con la reforma de un paseo afectado por múltiples desperfectos y una necesaria actualización. La primera fase de las obras, la que incide en el último tramo de la Rambla y la plaza del Portal de la Pau, está siendo muy fructífera. Hace unos meses, ya se descubrieron restos de un antiguo cuartel adosado a les Drassanes Reials, construido a finales del siglo XVIII, donde se han documentado partes como la entrada, el patio y diferentes estancias, así como viviendas de la época medieval. Y también apareció la siempre presente muralla que protegió a la ciudad hasta mediados del siglo XIX y que pervive en sus cimientos pese a su derribo, tapada con nuevas obras o como base de las construcciones que la sucedieron.

Esta vez, los arqueólogos han topado con vestigios de lo que fue el Convento de Sant Francesc, en funcionamiento desde el siglo XIII hasta el XIX. Se extendía desde las actuales plaza del Duc de Medinaceli hasta la Rambla, por lo que los trabajos han descubierto su parte posterior, culminada con un muro trasero. Ahí se ve también una noria de piedra que servía para sacar agua del pozo, con ayuda animal, y regar los jardines y cultivos que tenía el convento.

La parte trasera del Convento de Sant Francesc se acabó integrando en el semibaluarte de Drassanes, construcción defensiva que sirvió para reforzar la muralla moderna de la ciudad, construida a finales del siglo XVIII y derribada en 1854. Se adaptaban así a las nuevas armas de fuego, llegando a tener más de diez baluartes a lo largo de su trazado. Con la fortificación, la noria se mantuvo, para aprovecharla, y se convirtió en pozo, como se puede ver ahora en la Rambla, con una forma más bien rectangular. Además de la noria, los trabajos han ayudado a que vean la luz numerosos restos de esta estructura de grandes dimensiones que rodeaba y protegía el edificio de las Drassanes por la Rambla.

“Ha sido una sorpresa a medias porque, al ser una zona militar y coincidir con la primera reforma de la Rambla, todo estaba muy documentado”, sostiene el director de la intervención, el arqueólogo Carles Carbonell. La incógnita era saber en qué estado se encontrarían los restos, teniendo en cuenta que se habían hecho obras posteriores que los habían podido dañar. A pesar del paso de los años y la acción humana, se han revelado estructuras de dimensiones considerables que permiten ubicarlas en los archivos de los que se disponía, llenando de volumen lo que antes solo se había visto en mapas e ilustraciones.

Carbonell señala que se trata de uno de los hallazgos más relevantes que se ha hecho hasta ahora en la Rambla, acostumbrados a encontrar restos aislados y de pequeñas dimensiones en diferentes puntos, como en el monumento a Colón. “Es un yacimiento muy grande, son tres hectáreas y media”, indica el arqueólogo. “Ahora conocemos mucho mejor la zona. Los descubrimientos tienen mucho valor porque nos están explicando un momento muy concreto de la Rambla”, remarca. 

La fotografía histórica que han encontrado los arqueólogos coincide con la primera urbanización de la Rambla, mucho antes de que necesitará reformas, cuando se quiso crear un espacio público en el que poder pasear, aunque estuviera cerrado al final por una fortificación que impedía ver el mar. De hecho, las obras también han podido documentar el colector original del paseo, de finales del siglo XVIII, necesario para canalizar todo el agua que corría paseo abajo antes de que se urbanizase.

Se trata de uno de los hallazgos más relevantes que se ha hecho hasta ahora en la Rambla

Todos estos hallazgos no retrasan los plazos de las obras, acortados de seis a tres años por el nuevo gobierno municipal, puesto que forman parte del calendario previsto. Una vez documentados y datados, los restos arqueológicos que se decide preservar son cubiertos con sablón y tierra para su conservación. No se hace con todos, teniendo que eliminar o desmontar parcialmente aquellos que impiden ejecutar alguna fase de las obras. En el caso de la Rambla, la instalación de unas pilonas de seguridad obligará a desmontar una parte muy pequeña. Asimismo, cuando el descubrimiento es muy excepcional, como pasó hace unos meses con las casas medievales que se encontraron en la misma zona, algún elemento puede guardarse. En aquel momento, se topó con una fuente ornamental y un pavimento decorado con baldosas que ha pasado a formar parte del patrimonio del Museu d’Història de Barcelona. Ambos elementos, del siglo XV, se atribuyeron a una vivienda ubicada dentro de la muralla y que correspondía a alguien adinerado que se podía permitir dichos complementos.

Con las diferentes obras que se están realizando en la ciudad, operarios y arqueólogos trabajan conjuntamente, sabiendo que en zonas como Ciutat Vella se encuentran los cimientos de la capital catalana, con hallazgos constantes. En las otras fases futuras de la reforma del paseo, las más alejadas al mar, no se esperan grandes descubrimientos, aunque siempre pueden haber sorpresas, teniendo en cuenta que la construcción del metro pudo llevarse por delante la mayoría del pasado subterráneo. Donde los arqueólogos confían que pueda quedar algo es en los laterales. Pero no solo está pasando en la Rambla. Con la reforma de Via Laietana, se han descubierto siete tumbas de época romana. Y, con el nuevo eje verde de Consell de Cent, se han encontrado restos de un convento de capuchinos.

Restes final Rambla
Los restos encontrados se cubrirán en unas semanas para poder continuar con las obras. © Ayuntamiento de Barcelona
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