Después de muchos años y retrasos, las obras para reformar la Rambla han empezado. Los operarios y las grúas han llegado este lunes a la vía más emblemática de la ciudad, afectada por múltiples desperfectos, como un pavimento dañado, agujeros en el asfalto por donde circulan los coches, cabinas telefónicas abandonadas o armarios de la red de electricidad en mal estado.
Los trabajos se centrarán en convertir la arteria en un paseo más confortable, verde y cultural, con más espacio para los peatones, una mejor ordenación de los usos, reubicando los quioscos de prensa y flores, y más propuestas de ocio. “El objetivo es que los barceloneses vuelvan a ramblear“, ha valorado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, en una visita a las obras, “una de las más importantes de la ciudad”.
La reforma se dividirá en un total de cinco fases y el Ayuntamiento calcula que todas ellas estén listas antes de 2030. La primera fase, con una duración prevista de 18 meses, incidirá en el tramo comprendido entre el monumento a Colón y el Portal de Santa Madrona. Se actuará sobre unos 23.000 metros cuadrados, alargando el paseo, mejorando la conexión con la Avenida de Drassanes y creando una nueva plaza. “Dejaremos de ver el monumento a Colón como una rotonda”, ha explicado Sanz, añadiendo que esta actuación permitirá también que el paseo se abra al puerto.
En la primera fase que ha arrancado este lunes, se invertirá un total de 10 millones de euros, cifra que ascenderá hasta los 44,56 millones de euros para el conjunto de la reforma.
El presidente de Amics de la Rambla, Fermín Villar, ha celebrado que empiecen los trabajos, pero ha lamentado que lleguen “tan tarde”, teniendo en cuenta que los piden desde el año 2013 y la aprobación del plan especial se produjo en 2017. “A pesar de los retrasos, el inicio de las obras no va acompañado de una modificación del calendario para recuperar el tiempo perdido”, ha expuesto. Según remarca Villar, el calendario que la asociación instaló encima del Cafè de la Ópera para evidenciar los retrasos se mantendrá hasta que terminen las obras. De momento, ya lleva 2.312 días contabilizados.
Una Rambla con menos coches y más verde
La reforma de la Rambla supondrá reducir el espacio destinado para la circulación de vehículos. Los coches pasarán a tener un único carril a cada lado, de 3,5 metros de ancho. Esta reducción permitirá hacer crecer las aceras laterales, que pasarán a tener una anchura de un mínimo de 3 metros, con el objetivo de facilitar que se pueda caminar tranquilamente delante de las tiendas y establecimientos que rodean el paseo. La parte central también se ampliará en ambos lados, permitiendo mejorar tanto el espacio para peatones como el que tienen los árboles, que verán crecer sus alcorques.
En la nueva arteria, se reducirá el espacio destinado para la circulación de vehículos
La acera y la calzada se ubicarán en el mismo nivel y solo estarán separadas por bolardos. En este paseo que irá de fachada a fachada se crearán nuevas zonas de descanso debajo de los árboles y habrá bancos y sillas en los laterales del tramo central y debajo de la sombra de los árboles. El tráfico de vehículos quedará restringido a los vecinos, el acceso a los aparcamientos, las bicicletas, los autobuses, la distribución de mercancías y los vehículos de servicios, como ya pasa actualmente en sentido ascendente. Asimismo, se redefinirán tres cruces, que se convertirán en plazas de plataforma única, ubicadas en las zonas Moja-Betlem, el Pla de la Boqueria y el Pla del Teatre.
Uno de los elementos que también se transformará será el pavimento que le ha dado carácter pero que provoca muchos problemas de mantenimiento. El nuevo, que ya no estará acompañado por el asfalto de las aceras, tendrá piezas de diferentes formatos de piedra natural, granito y pórfido. El alumbrado será otro de los elementos que cambiará, pasando a tener un diseño único más simple y funcional.