De la miríada de bodegas de cava que pueblan las comarcas del Penedès, Josep Masachs es una de las poco conocidas. Josep Masachs Llorach era propietario de unas viñas en Vilafranca del Penedès desde 1920. Fue uno de los pioneros de la región en la elaboración de vinos tranquilos, que en aquel entonces producía como afición y para el disfrute de su familia y amigos. Con el tiempo fue expandiendo sus viñas, en buena parte con nuevos terrenos ubicados en la montaña de Sant Pau. La visión del bisabuelo —la cuarta generación de la familia es quien lleva las riendas de la bodega ahora— inspiró al abuelo, Josep Masachs Juvé, a profesionalizar la producción, y en 1950 vio la luz el primer cava de la familia etiquetado bajo la marca de Cal Cabanyes.
Desde entonces, Josep Masachs ha seguido evolucionando y creciendo, y si el bisabuelo incrementó la extensión de las viñas, ahora la cuarta generación ha apostado por adquirir nuevas fincas para convertirlas en bodegas. “Nuestro crecimiento ha sido notable en los últimos años. De ser una única bodega, hoy nos hemos expandido para convertirnos en un grupo que alberga tres bodegas distintivas, cada una con su propio carácter, especialización y espacio”, afirma Alex Ruiz Masachs, enólogo y gerente de Josep Masachs.
De este modo, actualmente Josep Masachs cuenta con las bodegas Nau Sarroca como núcleo logístico y de desarrollo de productos innovadores, como vinos 0% y diferentes espumosos; Finca Montsarra, donde se elaboran vinos y cavas con origen y jóvenes; y La Nova Masia (Masia Olivella en Castellví de la Marca), dedicada al bisabuelo Josep Masachs, que se centrará en la producción propia de alta calidad.
Para la adquisición de esta última propiedad, el grupo Josep Masachs ha contado con el apoyo del Institut Català de Finances (ICF). “La ayuda del ICF nos ha proporcionado la seguridad financiera que necesitábamos para afrontar un proyecto de esta magnitud. La adquisición de la Masia Olivella era un sueño para nosotros, pero los desafíos financieros inherentes a una compra de tal envergadura eran un obstáculo. El apoyo del ICF nos ha permitido superar estas barreras”, valora el directivo.
Historia de dos familias
Con la adquisición de la Masia Olivella se vuelven a entrelazar las historias de dos familias con tradición vitivinícola. La propia familia Masachs y la familia Sardà. La colaboración en 1986 entre Joan Sardà y Josep Masachs en la elaboración del primer cava que Joan Sardà lanzó al mercado fortaleció los lazos comerciales entre ambas familias y cimentó una amistad que se mantiene a día de hoy.
Este año la familia Sardà ha traspasado la finca a la familia Masachs. “Nos embarcamos en un nuevo capítulo y tomamos las riendas de esta masía milenaria con el compromiso de mantener viva su esencia y con la visión de fusionar la historia del edificio con la innovación, señala el gerente de Josep Masachs.
Potenciación de la marca propia
Además de las nuevas fincas, en los últimos años Josep Masachs también ha hecho una apuesta por potenciar su sello. La principal medida para conseguirlo ha sido crear la marca paraguas Vins del Terme, que engloba la mayoría de sus productos centrados en las DO Penedès, DO Catalunya y DO Cava. Próximamente, la bodega sacará al mercado diversas marcas propias bajo la referencia Josep Masachs, entre las que destaca Carolina, un cava que se relanzará en los próximos meses.
Actualmente, Josep Masachs tiene más de 30 hectáreas de viñedos en propiedad, más de 150 hectáreas de explotación controlada y cuenta con una plantilla de 73 trabajadores.
El ICF en el Penedès
El papel de dinamizador de la inversión del ICF en las comarcas del Penedès ha sido intenso durante los últimos años. La entidad ha financiado, durante el periodo 2020-2022, a 118 empresas y organizaciones de la región con 90,3 millones de euros. “Es importante promover proyectos transformadores, que impulsen el desarrollo sostenible y la reindustrialización en la región del Penedès”, afirma la presidenta del ICF, Vanessa Servera.
En estos últimos años el ICF ha apostado por financiar iniciativas empresariales que contribuyan a estas áreas clave para la economía local, complementando la oferta del sector privado y proporcionando plazos de devolución largos que pueden llegar hasta los 30 años, según el proyecto.