Generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente más allá de priorizar la maximización de la rentabilidad, con el fin de dar respuesta a los grandes retos y problemas de la actualidad. Este es el objetivo de la economía de impacto, y Barcelona quiere tener su papel en este movimiento. La ciudad se convertirá en el epicentro del sector durante la próxima semana, en la que Barcelona acogerá el decimoprimer Ship2B Impact Forum y también la Impact Week de Norrsken, que se celebra por primera vez en la ciudad tras cuatro ediciones en Estocolmo.
Ship2B nació en 2013 precisamente con el objetivo de crear un ecosistema de impacto con Barcelona en el centro, formado por startups, empresas, inversores y organizadores determinados a dar respuesta a los retos sociales y medioambientales que afronta la sociedad actual. Desde entonces, la fundación ha acelerado más de 330 proyectos, con 233 startups y 98 entidades sociales, como destaca su presidente y cofundador, Xavi Pont, que apuesta por abrir una nueva etapa en la economía de impacto.
— ¿Cómo ha evolucionado la economía de impacto después de una década de actividad de Ship2B?
— El movimiento ha sido claramente muy exitoso durante los últimos años, ha conseguido levantar mucho dinero. Sin embargo, hay dudas sobre si se están consiguiendo los impactos profundos que se esperaban al inicio. Todo esto lo abordaremos en el Ship2B Impact Forum la semana que viene. Haremos balance de los últimos años, hablaremos de las luces y también de las sombras del movimiento, y nos plantearemos abiertamente cómo debe ser la siguiente etapa.
— ¿Y cómo debe ser?
— Lo que tocará hacer en los próximos años es dar un giro no tan cuantitativo como cualitativo, para buscar un impacto profundo, sistémico, que entre a fondo en las problemáticas actuales.
— ¿Cómo se podrá conseguir?
— Probablemente sea necesario que el sector privado no lo haga todo por su cuenta, sino que sea capaz de hibridarse con la filantropía y el sector público, de formas más complejas, diferentes e innovadoras, en las que cada una de las partes aporte una vertiente distinta y en la que la suma de los tres logre impactos más profundos.
— ¿Cuál es el próximo paso para avanzar en esa dirección?
— El Impact Forum reflexionará precisamente sobre los próximos pasos del movimiento. Desde Ship2B estamos ahora muy focalizados en el ámbito de la calidad de vida de colectivos vulnerables, como personas mayores, personas con discapacidad y enfermos crónicos. También estamos centrados en lanzar un fondo de salud infantil, y en las tecnologías emergentes del cambio climático.
— ¿Cómo ha contribuido Ship2B a impulsar la economía de impacto en Barcelona?
— Hemos generado impactos tangibles e intangibles. Los tangibles han sido los más de 300 proyectos que hemos acelerado. Los intangibles han sido tan o más importantes, y han permitido difundir el mensaje de la economía de impacto y ser uno de los actores, impulsores y creadores de este ámbito en Catalunya y España. Es más, el Impact Forum ha estado en la vanguardia de estos impactos más intangibles, y ha hecho que muchos otros actores se hayan animado a explorar la economía de impacto.
— ¿Qué papel juega Barcelona en este ámbito?
— Barcelona se está consolidando como una capital del impacto. Lo demuestra la agenda de esta semana, en la que tendremos no sólo el Impact Forum, sino también la Impact Week de Norrsken, y otros eventos durante toda la semana.
— ¿Y el rol de las administraciones?
— El Ayuntamiento está sumando hacia esta dirección. Tenemos un ecosistema emergente que está ganando mucha fuerza. De hecho, me recuerda a la situación en la que hace unos años estaba la innovación digital en Barcelona.
“La economía de impacto debe hibridarse con la filantropía y el sector público para que la suma de los tres logre impactos más profundos”
— ¿En qué sentido?
— El entorno y el dinamismo del ecosistema de impacto es muy similar al que había hace 20 años en la emprendeduría digital, en la que ahora Barcelona es referente. Quiero pensar que veremos una eclosión de la economía de impacto similar a la que hubo en su momento en el ámbito digital.
— ¿Qué debe pasar para que llegue esta eclosión?
— Debe haber una apuesta decidida del sector público, así como una apuesta decidida de los actores del mundo financiero, de los emprendedores y de la filantropía. Debe haber una implicación por parte de todos los actores para consolidar este espacio.
— ¿Debe además acercarse el concepto de economía de impacto a la ciudadanía?
— Hay que acabar de afinar las definiciones y el perímetro de lo que es la economía de impacto, y cómo se superpone por ejemplo con el ámbito de la economía social. Son conceptos que engloban realidades similares, pero que son algo distintos. De alguna manera, la economía de impacto se mueve a caballo entre la economía social y la responsabilidad social corporativa empresarial.
— ¿Cómo lo hace?
— Con empresas con un claro propósito y misión de impacto social o medioambiental, que a menudo son con ánimo de lucro y que son capaces de movilizar grandes capitales de los mercados financieros. Son empresas que persiguen una triple rentabilidad: la social, la medioambiental y la financiera.
— Y, a veces, cuanto más rentables son, más impacto social pueden generar
— Para resolver los grandes problemas sociales y medioambientales necesitamos dinero, y también talento. Y el talento existe, la cuestión es cómo conseguimos atraer a esta gente talentosa para que se centre en proyectos de impacto. Cada vez hay más gente interesada: antes, cuando alguien emprendía lo hacía sólo para lucrarse, y ahora muchos emprendedores están cada vez más interesados en generar un impacto positivo en su entorno y en la sociedad.
— Pero con el talento no basta.
— No, pero si se mira a las grandes gestoras de capital riesgo, muchas están lanzando fondos de impacto. Y vas a los bancos, y también se ha despertado una sensibilidad hacia este movimiento. Y vas al Ayuntamiento y la Generalitat, y cada vez más voces hablan de impacto. Y todo esto es alentador.