Norwegian vuelve a apostar por Barcelona. Después de cerrar en el 2021 la base operativa que tenía en el Aeropuerto de El Prat, la aerolínea de bajo coste la recuperará de cara a la temporada de verano de 2023, pero lo hará con carácter estacional y con cambios. Antes contaba con cinco aviones que cubrían trayectos internacionales desde la capital catalana. Con la reciente reformulación de la compañía, que ha abandonado el largo radio, la nueva base barcelonesa solo cubrirá el corto radio y lo hará con dos aviones.
Aún no se han concretado las rutas que operarán estos dos aviones. Según la aerolínea noruega, la futura base servirá para reforzar la conectividad nórdica de la compañía con la capital catalana, por lo que se espera que los vuelos vayan hacia capitales o ciudades de segundo rango de la región nórdica.
La reapertura de la base en El Prat supondrá la contratación de entre 60 y 70 trabajadores en España, entre pilotos y tripulantes de cabina. Se prevé que la totalidad sean exempleados de la aerolínea que se vieron afectados por el expediente de regulación de empleo (ERE) de hace un año, que supuso el despido de 800 trabajadores. Según el acuerdo al que se llegó con los sindicatos, se creó una bolsa de trabajo para aquellos tripulantes que quisieran volver a trabajar en la empresa “en el caso de incrementos futuros de producción”.
La reactivación de las operaciones en Barcelona se enmarca en la creciente demanda de viajes que está registrando la compañía, que acaba de cerrar un segundo trimestre con cinco millones de pasajeros, frente a los 0,4 millones del mismo periodo de 2021 y los 2,2 millones del primer trimestre de este año. La ocupación media se situó en el 85% en junio, cifra que subió en julio. En este ejercicio, la aerolínea opera 40 rutas entre los países nórdicos y España, con seis que tienen como destino El Prat.
Con todo, Norwegian pasará a tener ocho aviones con base en España la próxima temporada de verano, que empezará en marzo. Además de los dos de Barcelona, contará con tres en Alicante y otros tres en Málaga, las únicas dos bases españolas que se escaparon del ERE, que también supuso el cierre de las de Gran Canaria y Tenerife. En el conjunto de Europa, la empresa contratará a 300 pilotos y 500 tripulantes de cabina a lo largo de 2023, año en el que incorporará 15 nuevos aviones, llegando a una flota total de 85 aviones.
A pesar de los recortes, la aerolínea mantuvo la sede corporativa que tiene en Barcelona desde 2015 como centro para las operaciones del sur de Europa. Hoy por hoy, es una de sus tres sedes administrativas, junto con la de Oslo (Noruega) y la de Riga (Letonia), después de cerrar las de Londres y Dublín.
Lo que sí que se produjo fue su traslado desde el Prat de Llobregat a Cornellà de Llobregat, alejándose de las instalaciones aeroportuarias. La línea aérea de bajo coste estaba situada en el parque de negocios Mas Blau II del Prat desde 2018, con más de 5.000 metros cuadrados. Ese emplazamiento había sido escogido por el crecimiento de la actividad que había registrado, lo que la obligó a dejar atrás las oficinas que tenía en la antigua torre de control próxima a la terminal T2 del aeropuerto. Pero, con la reestructuración que inició en 2018, acelerada con la crisis de la pandemia, se mudó al World Trade Center Almeda Park y redujo la superficie contratada a 1.500 metros cuadrados, ocupando los módulos C y D de la primera planta del edificio 8 del complejo empresarial. En estas oficinas, actualmente trabajan unas 120 personas.