Nuevo paseo muelle Drassanes
El traslado de los ferrys ha permitido transformar el espacio que ocupaba en un paseo peatonal.

Barcelona gana un nuevo paseo junto al mar en la antigua terminal de Baleària

El traslado de los ferrys permite urbanizar una zona antes vallada, paso previo para alargar la Rambla hasta el WTC

Barcelona no es una de esas ciudades donde abunden paseos en los que casi se puede tocar el agua sin abandonar el entramado urbano. Cuesta tener esa sensación de respirar el mar sin tener que mojarse los pies, con un frente marítimo que se pierde entre infraestructuras portuarias y playas abarrotadas en verano. A la pequeña excepción que se consigue entre los veleros atracados en el Port Vell, en el muelle de Bosch i Alsina, se suma ahora otro tramo en el que caminar justo al lado de la lámina de agua.

El Port de Barcelona ha abierto a la ciudadanía la zona que queda detrás del edificio de la Aduana y que hasta hace poco ocupaba la terminal de Baleària, protegida durante mucho tiempo por vallas que impedían el paso pero también dificultaban la vista del litoral. Fue así hasta que se decidió instalar a mediados del año pasado la base del equipo anfitrión de la Copa del América, el Emirates Team New Zealand, liberando espacios que antes estaban restringidos para garantizar la seguridad de los embarques de los ferrys con destino a las Baleares. “El objetivo con la llegada de la competición ha sido reconectar a Barcelona con el mar”, defiende el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni.

Tras una inversión de casi 1,7 millones de euros, un nuevo paseo permite ahora enlazar la Rambla y el muelle de Barcelona, donde se encuentra el World Trade Center (WTC), y, sobre todo, hacerlo muy cerca del mar. Se han ganado un total de 4.300 metros cuadrados en lo que se conoce como muelle de Drassanes porque antes se encontraba ahí la playa de Drassanes. El diseño ha ido a cargo del arquitecto Jordi Henrich, quien en su momento definió el muelle de Barcelona, para poder mantener la estética. A lo largo de seis meses, las obras han servido para renovar el pavimento con mucho cuidado, teniendo en cuenta que la Ronda Litoral transcurre por debajo. En medio del trayecto, unos bancos con sombra que se agradecen en días de calor como esta semana.

Se trata de un primer paso para el proyecto de transformación que el puerto quiere ejecutar en el muelle de Barcelona. Pocos barceloneses acostumbran a desplazarse hasta ahí, a no ser que trabajen en una de las empresas que se encuentran en el WTC. Lo pisan más los cruceristas que cogen los autobuses que los llevan de excursión por la ciudad. No ayuda que solo se pueda transitar por la zona central del muelle, con sus laterales cerrados porque están destinados a actividad portuaria. En el muelle de Barcelona aún está operativa la terminal Sur, con capacidad para dos cruceros medianos, con su cierre previsto para 2026, después de que el pasado octubre dejase de operar la terminal Norte.

“Queremos que este muelle de Barcelona pase a ser Barcelona”, resume el presidente del puerto, Lluís Salvadó. Para ello, se contempla alargar la Rambla más allá de la estatua de Colón y hacer que llegue hasta el WTC, pasando, precisamente, por el espacio que se ha liberado con el traslado de la terminal de Baleària al muelle Adosado. Aún no se sabe cómo será esa futura Rambla del Port, se habla de que sea una pasarela, pero Salvadó espera se resuelva entre esta primera edición de la Copa del América y una futura, siempre y cuando quien gane la regata quiera mantener la sede en la capital catalana.

El puerto contempla alargar la Rambla más allá de la estatua de Colón y hacer que llegue hasta el WTC

Este nuevo paseo no ha sido la única obra que ha ejecutado el Puerto de Barcelona, especialmente en el área en la que se encuentra el Port Vell, de cara a la llegada de la Copa del América. Ha sido una larga lista que se ha ido engrosando con el paso de los meses. En un principio, se habló de una decena de obras y, a un mes de la regata, se han acabado inaugurando un total de 23, con un presupuesto global de 136 millones de euros, la mayoría proveniente de fondos privados.

Desde la nueva Rambla del Rompeolas y la recuperación de los tinglados del muelle Oriental para usos culturales hasta la transformación de la lonja de pescadores. Sin duda, la novedad que más ha llamado la atención ha sido el estreno del autobús náutico, un proyecto que hacía tiempo que sonaba en el puerto pero que se había ido encallando hasta que la regata aceleró muchos planes olvidados en cajones. Queda por ver cómo luce la fachada de Portal de la Pau, desde hace meses cubierta por unos andamios desde los que se ha trabajado para volverla a poner guapa.