Inteligencia Artificial aplicada al Urbanismo

La arquitectura, como la medicina, es una disciplina marcadamente tecnológica. La arcilla, la piedra, la madera, o el vidrio, y su comportamiento a compresión, flexión o tracción explican, para los observadores aficionados al cálculo estructural, la forma de todo lo que nos rodea en las ciudades; desde las bóvedas de las catedrales góticas hasta los invernaderos que los payeses colocan en los campos para producir fruta. Todo tiene una explicación bastante lógica hasta la aparición del hormigón. Rem Koolhaas afirma en Delirio de Nueva York que el hormigón armado es el plástico de los arquitectos.

Pero, ¿y la tecnología y las ciudades? El urbanismo tiene un componente numérico importante (los parámetros urbanísticos) pero muy equilibrado con las cuestiones legales y sociales. Hace 100 años, tener un plano era disponer de un tesoro. Sólo hay que observar maravillas como el Plano Topográfico de la Ciudad de Barcelona y sus alrededores, realizado en 1806 por Josep Martorell, muestra de la Barcelona confinada entre murallas.

Otras delicias cartográficas incluyen los dibujos de Cerdà, como el Plano de los alrededores de la ciudad de Barcelona (1855), el famoso plano Planta y Proyecto de Reforma y Ensanche de Barcelona (1859) o su actualización de 1861, así como toda la cartografía incluida en la Teoría General de la Urbanización (1867).

Cartografiar era un trabajo árido, y por eso se hacían muy pocos planos y muy precisos. Con una planta, un alzado y una sección, se podía construir una finca. Ahora la informática ha desarrollado sistemas que permiten, en cuestión de segundos, que las máquinas razonen, piensen, imaginen y configuren imágenes de lo que un plan urbanístico puede llegar a decir en cientos de hojas. Y esto puede ayudar a hacer una mejor traducción entre lo que pretenden los planificadores (departamentos de urbanismo) y lo que los propietarios, inversores o residentes pueden entender sobre el potencial de su barrio.

Pondré un ejemplo: imaginamos un solar con dos naves construidas en desuso (vacías) en el Poblenou. En las plataformas de compraventa se anuncia el precio mínimo deseado por los propietarios. Un potencial comprador, si no es del gremio urbanístico, puede pasarse semanas si procura comprender lo que dice la Modificación puntual del Plan General Metropolitano por un 22@ más inclusivo y sostenible, con todos sus anexos ambiental, social, económico… Existe una muy buena herramienta informática, el PIC (Punto de Información Cartográfica), que es un servicio digital del Ayuntamiento de Barcelona que permite acceder a información urbanística y cartográfica detallada de la ciudad. Es una plataforma que proporciona datos sobre planeamiento urbanístico, infraestructuras, usos del suelo, equipamientos, calificaciones urbanísticas y otros elementos territoriales de interés en una determinada parcela. El sistema permite descargarse en segundos toda la normativa que afecta a una determinada parcela, y estamos hablando de miles de páginas escritas con cuestiones clave.

Puede que el comprador de las naves no conozca las cargas urbanísticas que afectan a la parcela, que no sea capaz de entender que hay dos coeficientes de edificabilidad para usos diferentes (por ejemplo, actividad económica y vivienda protegida), puede que no comprenda que deberá pagar el equivalente a las cesiones del aprovechamiento y pagar una cuota significativa por el Plan Especial de Infraestructuras. En la plataforma de compraventa, de todos estos costes, ni se informan, ni se indica cómo calcularlos.

Cuanto más complejas se convierten en las ciudades, más ágiles y abiertas deben ser las respuestas para todo tipo de intereses contrapuestos

Por otra parte, es imposible que los planificadores puedan imaginar todas las preguntas que la ciudadanía puede hacer sobre las repercusiones del plan: si el uso de la vivienda protegida es obligatorio, ¿quién deberá alquilarla? ¿Cómo se adjudicarán los pisos? Es posible que un hipotético comprador no piense que el nuevo uso de la vivienda protegida le comporte aprender sobre el Registro de Solicitantes de Vivienda Protegida y el sistema de adjudicaciones por concurso que prevén las normas barcelonesas. Al final, el urbanismo, bajo una pretendida uniformidad de criterios para cualquier situación o propiedad, acaba teniendo un uso discrecional que acaba resolviéndose en consultas presenciales, a menudo no vinculantes, sobre la interpretación de la normativa, porque existen mil proyectos posibles, y mil situaciones preexistentes diferentes.

Sin duda, entrenar un sistema inteligente para explicar, resolver preguntas frecuentes y asentar cátedra, ayudaría tanto a ciudadanos, operadores, propietarios y técnicos municipales a hacer del urbanismo una disciplina más ágil y comprensible. Cuanto más complejas se convierten en las ciudades, más ágiles y abiertas deben ser las respuestas para todo tipo de intereses contrapuestos. Vamos, es que admito que yo misma he aprendido muchísimo urbanismo, gracias a los repositorios digitales del Registro de Planeamiento y de los sistemas georeferenciados. ¿Por qué no dar un paso más y pensar ahora en hacerlo comprensible para los no especialistas?