Laia Manzanares y Paula Malia Els Watson TNC
Laia Manzanares y Paula Malia en 'Els Watson'. © David Ruano/TNC

El TNC se lo pasa bien imaginando un final para una novela inacabada de Jane Austen

'Els Watson' agota entradas con una propuesta transgresora de la típica historia "de tacitas"

Una novela inacabada siempre plantea un reto, más si está escrita por Jane Austen, una autora universal que ha convertido a infinitos lectores generación tras generación con sus comedias irónicas. Conocida por títulos como Orgullo y Prejuicio, Sentido y Sensibilidad o Persuasión, la escritora británica empezó a hilar una nueva historia en Los Watson, ahora recuperada en catalán por la editorial Cal Carré con traducción de Núria Sales, pero la abandonó cuando tan solo había escrito unos pocos capítulos. No se sabe por qué no la continuó, las malas lenguas dicen que se parecía demasiado a su propia vida, pero, guardando el manuscrito en un cajón, también dejó en el aire el devenir de sus personajes, con Emma y sus hermanas pendientes de encontrar a un marido para asegurarse un porvenir.

Es ahí donde el director Josep Maria Mestres, basándose en el trabajo de la dramaturga Laura Wade, sube al escenario del Teatre Nacional de Catalunya (TNC) a un elenco formado por casi 20 actores, con grandes nombres como Mercè Arànega y Lluïsa Castell, además de la aparición fugaz de Jordi Banacolocha, dando espacio también a perfiles emergentes como Laia Manzanares y Paula Malia. Mestres quedó prendado cuando leyó cómo Wade había terminado la novela de Austen. “Intenta buscar un final digno para los personajes y el espectador de hoy en día, con mucha teatralidad y sentido del humor. Es una obra luminosa y rica”, expone Mestres, quien fue supervisado por los representantes de Wade para asegurar que no tocaba ni una coma. Su director no quiere revelar muchos detalles de la trama, con el efecto sorpresa como la mejor baza de la adaptación, rompiendo las normas morales de la época en la que se escribió y haciendo que sea mucho más que una función austeniana, dotándola de una mirada feminista que la autora, probablemente sin ser consciente, anticipó.

Estrenada en 2018 en Londres, la obra ha llegado esta temporada al TNC y hace más de una semana que ha agotado todas las entradas. “Es una fiesta y es muy bonito ver que la gente entra en el juego que les proponemos. El teatro no te cambia la vida, pero te da armas para afrontarla. La ficción es muy poderosa”, remarca Mestres. Fiel al universo de Austen, los vestidos pomposos y los bailes formales toman el principio de la obra, pura adaptación teatral del centenar de páginas que escribió, bebiendo de los recuerdos cinematográficos de las múltiples adaptaciones que se han hecho de sus obras, sabiendo que, cuando los dos protagonistas se miran, el mundo se para y su alrededor se silencia. Y no faltan los guiños, ya sea desde la famosísima frase “Es una verdad universalmente conocida…” hasta otros más recientes como la película Oppenheimer. “Tiene muchas capas de lectura, pero sobre todo hay mucho respeto y admiración a Jane Austen”, agrega Mestres.

Ball parelles Els Watson TNC
Escena de baile ejemplar en Els Watson. © David Ruano/TNC

Entre la comedia filosófica y la comedia de enredos, a través de unos personajes que buscan su historia y discuten sobre el orden establecido y el sentido de la vida, el punto fuerte de Els Watson es una puesta en escena coral, acompañada por un montaje y un vestuario impresionante. Un reparto numeroso y diverso, con edades que van desde los 8 años hasta los 80 años, nada habitual de ver en Barcelona. “Es una obligación”, defiende su director, “no solo por dar trabajo a los actores sino por ofrecer un show con empaque. Cuanto más transversal sea el reparto, mejor. Es un plus para el espectador”. Una apuesta que coincide con el Macbeth del Teatre Lliure, en el que Pau Carrió dirige a 14 personajes, una muestra de que las salas públicas se están recuperando de los recortes y se vuelven a atrever con grandes montajes.

No obstante, en algún momento de Els Watson, cuesta digerir la dirección transgresora de Wade. Sobre todo porque los fans de Austen esperan las típicas historias ahora llamadas “de tacitas” cuando se les invita a una, perfectamente reflejada con la magnificencia de la primera parte de la función, dejando con ganas de más líos de pretendientes y propuestas de matrimonio. Recientemente, se está abriendo el imaginario colectivo sobre este universo, como se puede ver claramente en series como Los Bridgerton o, volviendo a la escritora británica, en Sanditon, su otra novela inacabada, permitiendo licencias inimaginables a principios del siglo XIX. Una aproximación que suele solucionarse mejor es cuando se lleva a la escritora a un terreno pop, con una Bridget Jones que actualiza a Orgullo y prejuicio y una Clueless que lo hace con Emma. Dicho esto, cualquier excusa es buena para reivindicar a una autora que no conoció el éxito ni se llegó a imaginar que llenaría teatros como hace hoy.