Un avión de Lufthansa el Aeropuerto de Barcelona-El Prat.
El Prat se ha convertido en un aeropuerto internacional con compañías como Lufthansa, que modernizó el transporte intraeuropeo cambiando sus turbohélices por reactores Boeing 727.

De Barcelona al mundo

Desde hace más de un siglo, el antiguo aeródromo y después Aeropuerto de El Prat ha unido a Barcelona con otros territorios, inicialmente de manera discreta y luego con ambición transoceánica. Esta es su historia.

Es indudablemente internacional. E intercontinental. Este 2024, desde El Prat se puede volar a 181 aeropuertos de otros países y continentes. Sin escalas, directamente de ciudad a ciudad. Barcelona está unida con el mundo gracias a su aeropuerto. Este año, la instalación oficialmente llamada Josep Tarradellas Barcelona-El Prat está batiendo récords de vuelos, usuarios y también de destinos.

De hecho, esta misma semana se ha recuperado el vuelo directo con Shanghái, reconfirmando que se superan ya de largo las cifras de 2019, considerado hasta ahora el mejor año de la historia del Prat en todos los aspectos: desde el deseado incremento de frecuencias a los principales destinos de Europa, como la recuperación de líneas a Asia o la incorporación de nuevos destinos en América.

Vuelos variados

Hasta hace unos años, los nombres de capitales europeas, otras ciudades de la UE y de ciudades españolas eran dominantes en las pantallas de información de las terminales del aeropuerto. Los vuelos intercontinentales o de largo radio eran minoritarios, aunque en los últimos tiempos el crecimiento de los viajes a Oriente Medio, Asia y América ha sido exponencial.

Desde El Prat se puede volar sin escalas a ciudades-estado como Singapur, países enormes como China, Hong Kong incluida, Estados en plena efervescencia como Qatar y Corea del Sur o reinos como Arabia Saudí, además de los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. También se puede volar, aunque en este caso en dirección opuesta, a ciudades sudamericanas como Santiago de Chile, Sao Paulo, Bogotá o Buenos Aires; a norteamericanas como Ciudad de México y Cancún, además de canadienses como Toronto o Montreal y Calgary.

El capítulo de Estados Unidos merece mención especial, pues desde El Prat puede llegarse a un total de diez aeropuertos: desde el megahub de Atlanta a los dos de Nueva York: el JFK y Newark. Con esta ciudad hay un pequeño puente aéreo desde El Prat, con varios vuelos diarios. También se puede llegar a grandes ciudades estadounidenses como Miami, Boston, Chicago, Filadelfia o Washington, y en el estado de California también hay vuelos directos desde y hacia Barcelona con los aeropuertos de Los Ángeles y San Francisco. En este caso, la importancia del puerto de la ciudad como punto de partida y llegada de cruceros ha sido importante para consolidarlas, pues el mercado estadounidense es el mayor consumidor de este producto turístico.

Avión de Pan American en el Aeropuerto de Barcelona.
El primer DC-8 de la Pan American que voló a Barcelona recortó notablemente los tiempos de viaje hacia Estados Unidos.

El repaso puede ser aún más largo si añadimos a Marruecos, Argelia, Túnez y Egipto, países a los que llegar desde Barcelona viajando a otro continente: África, como africanos son también Senegal y Gambia. Barcelona-El Prat es un aeropuerto internacional. Muy internacional.

El primer vuelo

Esta vocación de unir la ciudad con el mundo por vía aérea tiene un momento simbólico hace más de un siglo. Si bien la aviación arrancó en España en el mismo término municipal de Barcelona con la primera exhibición aérea en 1910, no fue hasta ocho años más tarde cuando un avión llegó a Barcelona volando desde otro lugar.

Fue el día de Navidad de 1918. Habían pasado tan solo 37 días desde la firma del Armisticio de Compiègne, el tratado entre el imperio alemán y los aliados que daba por finalizada la Primera Guerra Mundial. El empresario Pierre-Georges Latécoère subió a bordo de un avión Salmson 2A2 pilotado por René Cornemont desde Toulouse. A las ocho y media de la mañana ambos despegaron rumbo a Barcelona, donde llegaron tras dos horas y media de vuelo, incluyendo una breve escala en Perpignan. Evitando sobrevolar el Pirineo y siguiendo la línea de la costa, tomaron tierra finalmente en el hipódromo de Casa Antúnez. El primer vuelo que recibió la ciudad… llegó desde el extranjero.

Ese vuelo de Navidad sirvió para presentar aquí el proyecto de la primera línea de aviación postal que arrancó unos meses después: la Toulouse-Casablanca con paradas intermedias en España y Marruecos; entre ellas, Barcelona. Inicialmente la escala en la ciudad se realizaba en el campo de vuelo de La Volateria, aunque las abultadas tasas que pedía su propietario por cada aterrizaje hicieron que la propia compañía general aeropostal acabara teniendo un campo de vuelo propio, que con el tiempo acabaría llamándose Aeródromo de la Compañía Air France, aunque esta historia, la de la ciudad de los tres aeródromos y un hidropuerto, es para otro capítulo, que será el último de la serie.

Los primeros vuelos internacionales desde Barcelona se realizaban entre Toulouse y Casablanca desde el campo de vuelo del Prat de la Latécoère, luego Aeropostale.

Rumbo a Europa

Hace casi un siglo, en 1927, Iberia empezó a volar, estrenándose entre Barcelona y Madrid. Parte de su accionariado era alemán, y también alemana fue la compañía que en 1928 aterrizó en El Prat para estrenar la línea a Berlín: Lufthansa. Mientras tanto, en el puerto amerizaban los hidroaviones italianos de la Società Anonima di Navigazione Aerea para la línea con Roma, que en lugar de volar en línea recta entre la capital italiana y la catalana, costeaba por el Mediterráneo y realizaba escalas intermedias en Génova y Marsella. Un viajero habitual de estos servicios desde y hacia Italia fue el empresario y político Francesc Cambó, que también usaba con frecuencia el avión para viajar a Alemania por su implicación en la creación de la Compañía Hispano Alemana de Electricidad. Tras estas compañías francesas, italianas y alemanas llegaron también la belga Sabena y la suiza Swissair. La primera, para establecer una escala intermedia de sus vuelos entre la metrópoli de Bruselas y sus colonias en África y la segunda para ofrecer líneas entre Zúrich y El Prat, a la que luego se añadirían otros puntos en el país de los Alpes.

Guerra y postguerra

El desarrollo de la aviación comercial en Barcelona y su hinterland sufrió un notable frenazo por la Guerra Civil, tanto en imposibilidad de cumplir planes para construir un aeropuerto moderno como por el abandono de líneas aéreas. Únicamente la aerolínea alemana y las líneas aéreas italianas de Ala Littoria siguieron operando con cierta normalidad servicios aeropostales internacionales, añadiéndose Lisboa como ciudad conectada por avión con Barcelona por mediación de Lufthansa, que aseguraba la unión aérea Portugal-Alemania usando la escala en la ciudad.

Actualmente, desde El Prat se puede volar a 181 aeropuertos de otros países y continentes

La aviación comercial internacional en Barcelona no reapareció con algo de solvencia hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en la que Swissair volvió a volar a Catalunya con su línea Zúrich-Ginebra-Barcelona-Lisboa. Hasta finales de los 50, con la caída del régimen nazi, Alemania quedó fuera de juego y forzada a no desarrollar la aviación propia, ni militar ni civil, algo que aprovecharon otras aerolíneas ocupando el espacio aéreo vacío que fueron dejando.

Y el proyecto transoceánico

Poder volar a otros continentes, sobre todo al americano, siempre fue un anhelo para el Aeropuerto de Barcelona, y de hecho ya en el Plan General de Obras redactado a principios de los años 40 se planteaba al Prat como “futuro aeropuerto transoceánico”. El plan era ambicioso y se llegaron a realizar diferentes proyectos de terminales y de configuración de pistas inspirados en los grandes aeródromos europeos, aunque en la España de postguerra y previa a los acuerdos hispano-estadounidenses de 1953, los presupuestos para todo, infraestructuras incluidas, eran limitados. Se levantó una terminal provisional que, eso sí, lucía las letras ATB. al pie de su torre de control, por Aeropuerto Transoceánico de Barcelona.

Terminal de pasajeros del Prat inaugurada en 1949.
Inauguración de la primera terminal de pasajeros en 1949, con las letras ATB por Aeropuerto Transoceánico de Barcelona.

Y se convirtió en transoceánico, intercontinental o de largo radio con la llegada de la Pan American en 1948 y su vuelo Nueva York-Barcelona que hacía escalas intermedias en Azores y Lisboa, todo un hito, teniendo en cuenta que pocos años atrás un Madrid-Barcelona era toda una aventura. Luego llegaron las relaciones mucho más fluidas entre España y Estados Unidos, que se tradujeron en una mejora en el número de frecuencias, tipo de aviones para volar desde El Prat a EE. UU. y la llegada de la TWA, la otra gran compañía norteamericana que también apostaba por Catalunya en una campaña para llegar a todos los territorios posibles.

Del norte de Europa llegó la escandinava SAS con una línea Copenhague-Niza-Barcelona, a la que le siguió la nueva Lufthansa, esta vez en representación de la República Federal de Alemania y con sus vuelos desde Frankfurt. Desde entonces, esta ha sido una de las líneas internacionales más importantes desde Barcelona, tanto en el punto a punto como para tener a este aeropuerto alemán como punto intermedio para volar a todo el mundo.

La sección montada de la Guardia Urbana recibiendo un avión de PanAm en El Prat.
La sección montada de la Guardia Urbana de Barcelona recibiendo al 747 de la Pan Am en 1973, conmemorando entonces el 25 aniversario de la línea a Nueva York.

Luego llegaron los 60, con el desarrollo económico del país. Esto se tradujo en una progresiva llegada de más compañías aéreas, sobre todo europeas, como las de Italia, Gran Bretaña, Irlanda… tanto para traer pasajeros con destino a la ciudad como a turistas a la Costa Brava, que hasta 1967 no tuvo en Girona un aeropuerto propio. Luego todo siguió creciendo: número de pasajeros, destinos, compañías… y aunque la variedad era aún muy lejana a lo que sucede en la actualidad, el aeropuerto de finales de los 60, comparado con el de principios de los 50, supuso un cambio radical, ya con reactores generalizados como los DC-8 y Boeing 707 de Pan Am para la línea a Nueva York, los Caravelle de Air France para los vuelos a París o los entonces modernísimos 727 Europa Jet de Lufthansa. Incluso el que fue el avión más avanzado de su época, el Concorde, pasó varias veces por Barcelona realizando vuelos comerciales especiales.

Quien también tuvo vocación europea desde Barcelona fue Iberia, que tenía al Prat como escala intermedia de muchos vuelos desde y hacia capitales europeas desde Madrid, sirviendo Barcelona como punto de atracción para completar toda la cabina de pasaje. Esta misma compañía también apostó inicialmente por ofrecer vuelos a Nueva York desde Barcelona cuando estrenó sus flamantes Boeing 747.

El avión Concorde en el Aeropuerto del Prat
El Concorde visitó varias veces El Prat operando vuelos comerciales especiales, como este, contratado por Banca Catalana en su primera visita a al ciudad.

Olimpiadas y futuro

Como narra el capítulo dedicado a los Juegos Olímpicos de 1992, el aeropuerto se preparó para el que posiblemente fuera el evento internacional más importante vivido en la historia de la ciudad, y estuvo a la altura para recibir aviones de todo el mundo. De aquellos tiempos de expansión de la ciudad nació también el interés de varias compañías internacionales por tener a Barcelona en su mapa de rutas, como es el caso de la estadounidense Delta, que desde entonces es fiel transportista en El Prat.

Aquellos tiempos olímpicos coincidieron con la apertura de los cielos europeos y la liberalización, al principio tímida, que cambió radicalmente el mapa aéreo mundial. Como ciudad de éxito, Barcelona fue destino deseado por aerolíneas europeas, tanto clásicas como de nueva generación, multiplicándose los destinos internacionales desde los que se podía llegar a Barcelona y las ciudades a los que los barceloneses podíamos llegar de manera directa. Si a principios de los 90 los vuelos entre El Prat e Italia se restringían a tres o cuatro ciudades, en la actualidad, las diferentes compañías europeas llegan a 22 aeropuertos italianos desde Barcelona.

Pista del Aeropuerto del Prat, con un avión de Delta en primer plano
La estadounidense Delta se estrenó en Barcelona para los Juegos Olímpicos, y desde entonces es fiel operadora en El Prat.

La aviación ha cambiado. Sigue siendo el modo más rápido y seguro de llegar a los destinos de todo el planeta y el Aeropuerto ha estado siempre allí, como puerta de entrada y salida de la ciudad al mundo: desde un breve Barcelona-Niza de Vueling a un Singapur-Barcelona de Singapore Airlines. De un larguísimo Santiago de Chile-Barcelona a uno de los saltos a los nueve destinos a los que se llega directamente a Marruecos.

De Level a Pan Am. De Iberia a Air China. De Vueling a Air France, y así una larga lista de compañías con más o menos historia que han sido clientes fieles del aeropuerto durante años o casi toda su vida. Han formado parte de la historia de la internacionalización de la ciudad por vía aérea, pasando siempre por El Prat, testigo y pieza fundamental de todas estas historias de despegues, aterrizajes y desarrollo de una gran metrópolis.

El Aeropuerto de Barcelona-El Prat permite actualmente volar a 181 aeropuertos de otros países.