ALMA, una mirada a la

Al otro lado del espejo

“Espejos, dentro y fuera de la realidad” es una de las grandes apuestas de CosmoCaixa para el 2019, que ha contado con la colaboración del Museo de Matemáticas de Cataluña y del Instituto de Ciencias Fotónicas. Una muestra atrevida e innovadora con puntos de conexión con las matemáticas o la astronomía, pero que también nos brinda toda una reflexión sobre nuestra identidad y el mundo que nos rodea. Para Elisa Durán, directora general adjunta de la Obra Social ”la Caixa”, se trata de “una exposición imaginativa y llena de sorpresas que utiliza el potencial y las aplicaciones de estos objetos fascinantes y de la reflexión de la luz.” A través de actividades lúdicas y experimentos asequibles a todos, la exposición nos invita a pasar al otro lado del espejo y volver a nuestra realidad para cuestionarnos sus límites.

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os antecedentes más lejanos del espejo se remontan a nada menos que al año 6.000 a. C. en Anatolia; es decir, que los espejos nos han acompañado prácticamente desde el inicio de nuestra civilización. Sus usos y su composición han ido variando según la época y el lugar, pero muy pronto quedó patente que los espejos no solamente reflejan lo que tienen delante, sino que además permiten ver mucho más allá de lo que nuestra limitada visión permite.

La ciencia y los militares supieron sacarle rápidamente partido a esta capacidad de dirigir la luz, y por lo tanto, la energía. De hecho, la leyenda cuenta que ya Arquímedes utilizó espejos cóncavos para reflejar los rayos solares y quemar, así, las velas de los barcos romanos que pretendían invadir Siracusa… Tampoco hubiesen sido posibles los viajes a través de los océanos sin los espejos de los sextantes que permitían determinar nuestra latitud en el mar (¡e incluso más tarde en el espacio!) ni llevar a cabo la mayor parte de los descubrimientos astronómicos.

Tendemos a pensar que los espejos son un fiel reflejo de la realidad, pero, pese a utilizarlos de forma prácticamente continua a lo largo del día, olvidamos que están sujetos a condiciones técnicas que van a determinar la imagen reflejada. La realidad varía según desde donde se mire, ya sabes.Esto es lo que nos recuerda la primera parte de la exposición en la que, jugando con nuestros sentidos y despertando nuestra curiosidad con combinaciones de espejos, a más de uno le dará la impresión de estar en un mundo deformante y psicodélico. Además de ser divertidas, todas estas experiencias despiertan también en el visitante una reflexión más profunda sobre nuestra importancia como observadores y sobre las infinitas posibilidades que abre el espejo en el ámbito científico.

Pero es al pasar al otro lado del espejo, en la segunda parte de la exposición, cuando podemos comprobar las fantásticas posibilidades que ofrecen los espejos para la investigación, tanto en astronomía como en otros campos de la física. Porque reflexionar sobre los espejos es ante todo reflexionar sobre la luz y sus propiedades: cómo se produce, cómo se transmite y cómo podemos aprovechar esta fuente de conocimiento y energía ilimitada. Los espejos nos permiten ni más ni menos que domar la luz, y uno de los grandes aciertos de “Espejos” es presentar casos prácticos fácilmente comprensibles para el visitante.

La muestra presenta también una pieza extraordinaria: un espejo del interferómetro del proyecto europeo Virgo, originalmente situado en Pisa, un aparato de una precisión tal que es capaz de detectar la más mínima interferencia y que permitió, en el 2015, observar por primera vez las ondas gravitacionales descritas por Albert Einstein (esas famosas arrugas en el espacio-tiempo). Según palabras de Elisa Durán, se trata de “un descubrimiento que abrió una nueva vía de investigación en la exploración del cosmos.”

Finalmente, en estos tiempos de prevalencia de las redes sociales, la exposición tiene el acierto de acabar con un guiño en torno a la imagen que reflejamos a través de un divertido juego de espejos, que nos devuelve, así, a nuestro entorno más inmediato.

 

Texto: Raúl M. Torres
Fotografía: Laia Sabaté

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