Terminan las fiestas, empiezan las obras. La Plaza Espanya cambia las carrozas y el séquito de los Reyes Magos que hace escasos días pisaban su asfalto por operarios y maquinaria. Con un encargo: impulsar una de las grandes infraestructuras de futuro para Barcelona, su entorno y más allá. Las obras permitirán conectar las líneas del Llobregat-Anoia con las del Vallès de Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), pasando por la capital catalana y en una conexión que se realizará en un trayecto de menos de diez minutos.
El inicio de las obras para prolongar la L8 de FGC llega después de unos trabajos previos que han incluido el desvío de servicios de agua, luz, gas y saneamiento, y que han tenido un coste de unos 6,5 millones. Ahora dará comienzo la obra ferroviaria, que incluye un túnel de cuatro kilómetros, tres nuevas estaciones y la reforma de dos ya existentes. Próxima parada: 2029, si se cumple la previsión de la Conselleria de Territori de que las obras se alarguen 58 meses. Después de estos casi cinco años de obra civil, quedará aún instalar elementos indispensables como las vías y las catenarias.
La excavación del túnel y los trabajos ferroviarios cuentan con un presupuesto de 300 millones de euros. A esta cifra se suma la inversión de las tareas de desvío de servicios y otros proyectos vinculados a la obra, que comportará una inversión global de unos 412 millones de euros. La obra acercará municipios del Baix Llobregat, Anoia y Bages a ciudades del Vallès y viceversa: hasta que se ejecute esta nueva conexión, quien se traslada de una zona a la otra debe realizar intercambios de transporte público, que ahora se evitarán con la prolongación de la L8.
La unió beneficiará al año a 19,5 millones de usuarios, que podrán ahorrar una media de 4,5 minutos en sus recorridos
La conexión de las líneas del Llobregat-Anoia con las del Vallès se materializará en la capital catalana, engarzando las estaciones de la Plaza Espanya con la de Gràcia. El túnel que unirá las dos estaciones creará dos nuevas a su paso: la de Hospital Clínic y la de Francesc Macià, además de una nueva en Gràcia, donde ya existe una de FGC. Los trabajos incluirán también la remodelación de las actuales estaciones de Plaza Espanya y de Gràcia. De la primera parte ahora la línea de Llobregat-Anoia, mientras que la segunda es el punto de partida de la línea del Vallès de FGC.
Las obras cambiarán esta distribución. La estación de Espanya se convertirá en un intercambiador del sistema de transporte público. Y es que bajo la monumental fuente de la plaza confluyen y se entrelazan ya las líneas FGC y la L1 y L3 del Metro. Las obras implicarán reconfigurar los accesos y las conexiones, así como remodelar el vestíbulo y alargar dos de las cuatro vías de la actual estación de Ferrocarrils.
El túnel avanzará hasta la nueva estación de FGC de Hospital Clínic, donde conectará con la ya existente de la L5 del Metro, ampliando la red y sinergias entre ambos sistemas de transporte público. La estación se ubicará en Urgell, la misma calle en la que se abrirá la estación de Francesc Macià, unas cuatro manzanas del Eixample más allá. La de Francesc Macià será una estación de nueva construcción, ideada para facilitar el intercambio con el tranvía y diversas líneas de autobús, tanto urbanas como interurbanas, en una zona que hasta ahora no dispone de transporte subterráneo.
A su vez, Gràcia verá modificado su subsuelo con una nueva estación bajo la Travessera de Gràcia y la Plaza Gal·la Placídia. Su vestíbulo dará acceso tanto a la L8 como a la actual línea del Vallès d’FGC, en una conexión que se realizará mediante ascensores de gran capacidad. ¿Y cómo bajará la tuneladora al subsuelo? Desde el pozo que se construirá en la Gran Via entre las calles Llançà y Vilamarí, a una manzana de la Plaza Espanya.
La magnitud de las obras irá acompañada de otros trabajos, como los proyectos arquitectónicos de las estaciones y, no menos importante, una ardua tarea de inspección. Antes de que empiecen los trabajos de perforación del túnel, se llevará a cabo una campaña de inspecciones de más de 13.500 viviendas, locales y garajes. La campaña se impulsará con el objetivo de documentar fielmente su estado antes de los trabajos de excavación y de los eventuales temblores que puedan ocasionar.
Afectaciones en calles y parques
El subsuelo no será el único afectado por estos complejos y prolongados trabajos. Las obras conllevarán la ocupación parcial de zonas en superficie, de forma progresiva y durante los próximos meses. Las plazas de Espanya, Francesc Macià y Gal·la Placídia, y la calle Urgell con Consell de Cent, Rosselló y Buenos Aires son los primeros puntos en los que operarios y maquinaria se dejarán ver, aunque lo harán tímidamente. Y es que en esta primera fase las principales tareas consistirán en trabajos como implantaciones de obra y calas de terreno, que tendrán poca incidencia en la movilidad.
La intensidad de los trabajos subirá de nivel en verano, con un claro epicentro: el Parc Joan Miró. Cercano a la Plaza Espanya, ha sido el punto escogido para retirar la tierra que expulse la tuneladora al abrirse paso bajo la ciudad. La zona logística de la tuneladora ocupará finalmente un 12% de la superficie del parque durante cerca de tres años. Así, las obras inhabilitarán 5.300 metros cuadrados de los 45.000 de este pulmón verde del Eixample. La previsión inicial era ocupar un tercio del parque, algo que motivó quejas vecinales y una negociación que ha desembocado en esta modificación, después de estudiar otras posibles ubicaciones que se han descartado por parte de Territori.
El Parc de de Joan Miró ha sido el punto escogido para retirar la tierra que expulse la tuneladora, en una zona logística con menos superficie que la inicialmente prevista
Las obras, que arrancan después de que se licitaran en noviembre de 2022, darán lugar a una significativa conexión tanto para la capital catalana como para su entorno. Y no será crucial sólo de forma aislada, sino especialmente por su conjunto y por la red de conexiones y intercambios que permite. Unas conexiones que se verán amplificadas con las futuras estaciones de la L9 de Metro. La tuneladora que las hará realidad volvió a perforar después de estar parada 11 años en verano de 2022, y un año después llegaba a las puertas de Sarrià, desde donde prosigue con su marcha. Y lo hace con la previsión de que las nuevas estaciones del tramo central de la L9 entren en funcionamiento de forma progresiva a partir de 2027.
Así, transcurrirán en paralelo las obras de dos grandes infraestructuras que serán clave para Barcelona, su metrópolis y su interconexión. En particular, la prolongación de la L8 de FGC desempeñará un papel vital, al abrir nuevas posibilidades de intermodalidad del sistema, ya que las nuevas estaciones facilitarán intercambios con la L5, el tranvía y otras líneas de FGC y autobuses.
La ampliación e interconexión de las líneas de Llobregat-Anoia y Vallès permitirá ahorrar anualmente cerca de 2.700 toneladas de CO2. A la vez, beneficiará al año a 19,5 millones de usuarios, que podrán ahorrar una media de 4,5 minutos en sus recorridos. Todos a bordo de distintos medios de transporte, con un mismo destino: una Barcelona metropolitana más conectada con una extensa red de transporte público que la conduzca hacia una movilidad más sostenible.