World Trade Center de Barcelona
Vista aérea del World Trade Center de Barcelona.

El World Trade Center derribará muros para mirar al mar

El enclave abre una nueva etapa en la que pasará a hacerse cargo de espacios más allá de su centro de negocios, para convertirse en un instrumento del puerto para la gestión de activos inmobiliarios

El complejo del World Trade Center (WTC) se erige en un extremo del Port Vell como una mole de hormigón que recuerda a un gran barco atracado. Desde fuera, su estructura puede generar al transeúnte la sensación de encontrarse ante una fortaleza inaccesible sobre el mar; desde dentro, resulta fácil olvidar que está junto al agua, ya que la ocultan los propios edificios del complejo. Y es que la propia estructura del WTC, levantado hace 25 años, esconde el muelle que la alberga y los barcos que la rodean, algo que ahora se quiere remediar.

Diseñado por Pei Cobb Freed, el complejo está formado por cuatro edificios de diez pisos distribuidos de tal manera que generan una gran plaza central que acaba de ser reformada, dentro de un proyecto de diez millones de euros que ha incluido también mejoras en las terrazas y los vestíbulos de los edificios, entre otros espacios. La reforma ha coincidido con la conmemoración del cuarto de siglo del WTC, que ahora quiere estrenar una nueva etapa en la que quiere abrir rendijas para dejar que el mar entre en el complejo. Pese a que el proyecto no está definido, lo hará previsiblemente ensanchando los seis pasillos que ahora desembocan al mar y que están cerrados, y replanteando los accesos a los edificios, como ha detallado el director general del WTC, Carles Anglada, que ha planteado la posibilidad de eliminar estructuras, sobre todo de cristal, que obstruyen la visión del mar desde la plaza central.

La reconexión del WTC al mar que lo rodea formará parte de una transformación de futuro del complejo, que empezará a vislumbrarse con la apertura de los muelles que lo circunvalan como zona de paseo, con la voluntad de transformar el Muelle de Barcelona en un espacio ciudadano. “Así, este complejo empezará a mirar hacia el mar, cuando ahora está diseñado para mirar hacia el interior”, ha destacado el presidente del Puerto de Barcelona, Lluís Salvadó. Los muelles, ahora ocupados en parte por el equipo neozelandés de la Copa del América, son actualmente inaccesibles para la ciudadanía, lo que contribuyen a proyectar un carácter algo hermético del WTC y del Muelle de Barcelona.

Las actuaciones para abrir los muelles que rodean el WTC a la ciudadanía tomarán forma una vez termine la Copa del América y cuando se cierre en 2026 la terminal de cruceros Barcelona Sud del Moll de Barcelona, la última pieza para culminar el traslado de cruceros a muelles alejados de la ciudad, que supondrá una inversión total de más de 270 millones de euros. Con los 14.000 metros cuadrados de los muelles que se abrirán a los ciudadanos, “Barcelona se hace un poco más grande”, ha proclamado Anglada.

Esta apertura a la ciudad y al mar se enmarca en el plan estratégico tanto del Port Vell como del propio World Trade Center. Participado en un 76% por el Puerto de Barcelona y en un 24% de la empresa FCC, el WTC se ha marcado estos objetivos coincidiendo con sus 25 años de actividad como centro de negocios, en el que trabajan 3.500 personas en sus 130.000 metros cuadrados, que cuentan con una ocupación del 93% de sus oficinas.

Un “verdadero” hub empresarial

Además de este objetivo de abrirse al mar y a la ciudadanía, el plan estratégico a cinco años del WTC fija dos objetivos principales para la empresa a cinco años: convertirlo en un “verdadero hub empresarial” de referencia especialmente en economía azul, en el que las empresas establezcan sinergias y contactos entre ellas, y darle más peso dentro del puerto, “trascendiendo el propio complejo”, según el director general del WTC.

El primer paso en esta dirección se dará en los tinglados de Sant Bertran, y es que el WTC será quien gestionará el futuro hub de economía azul que acogerá el espacio, en el que se invertirán 50 millones de euros con la previsión de que esté en pleno funcionamiento en 2028.

Blue Tech Port
Los antiguos tinglados se transformarán en un centro de innovación, el Blue Tech Port.

Asumir la gestión del Blue Tech Port será la primera pieza de la nueva fase del WTC, que se convertirá en un instrumento del Port para la gestión de activos inmobiliarios, incluidas oficinas pero también espacios como aparcamientos. “Tenemos identificado un conjunto amplio de proyectos que podrían ser de su gestión”, ha destacado Salvadó, que ha detallado que se analizará caso por caso para determinar si pasan a depender del WTC. Así, se transformará en un “prestador de servicios de la autoridad portuaria”, una nueva fase que abre el WTC, con el acuerdo del puerto y de FCC, que aprobaron por unanimidad el nuevo plan estratégico que fija el horizonte y rumbo de la empresa, que por ahora no especifica inversión ni presupuesto.

La hoja de ruta del Port Vell y la del WTC confluirán en un futuro en el que el complejo aspira a convertirse en un lugar que atraiga no sólo a empresas y a sus trabajadores, sino también a ciudadanos. Y aspira a hacerlo con el mar como escenario, y no como algo oculto entre bastidores, como ha ocurrido estos 25 años. Ahora, como ha proclamado Salvadó, “durante los próximos 25 convertiremos el WTC en un proyecto mucho más potente y relevante para Barcelona”.

Celebración de los 25 años del WTC, con la directora de comunicación del Puerto de Barcelona, Núria Burguera; el representante de FCC David Figueras; la directora de Innovación del puerto, Emma Cobos; el presidente, Lluís Salvadó; la directora de Personal, Ana Bernabéu; el director general de WTC, Carles Anglada, y el del Port Vell, David Pino.
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