El mar representa una fuente de recursos conectada con centenares de actividades que van desde el comercio hasta la obtención de energía y alimento. A causa de las características no siempre previsibles del mar, cualquiera de estas actividades gana seguridad y eficacia si dispone de un elemento que se erige como crucial: los datos. Ante esta realidad y ante la carencia de soluciones asequibles y seguras, en 2019 se impulsó la compañía catalana Seabots, que desarrolla robots y herramientas digitales para analizar y preservar el medio marino.
Después de vender una cuarentena de robots acuáticos autónomos y sensorizados, la empresa prevé facturar este año 650.000 euros, un 20% más que el anterior, que se complementarán con 500.000 euros de fondos públicos. Ahora, Seabots se marca como objetivo desplegar una constelación de sus robots a lo largo del litoral catalán, para que pueda ofrecer datos y análisis de forma continua a múltiples clientes.
“Cualquier actividad que se realiza en el mar necesita estar muy bien documentada antes de llevarse a cabo”, remarca el ceo de Seabots, Pau Guasch. En este contexto, Seabots se lanzó en 2019 partiendo del grupo GPA Innova, creado en 2013 por Guasch y tres socios para ejercer de plataforma tecnológica para impulsar proyectos innovadores del ámbito industrial. Los buenos resultados del grupo “ayudaron a generar músculo suficiente para poder sacar adelante otros proyectos”, como fue el de Seabots. “Los medios que existían en 2019 para obtener datos del mar eran muy rudimentarios y no cumplían las expectativas y necesidades de eficacia y seguridad que requiere un entorno tan complicado como el marítimo”, según Guasch, que provenía del sector marítimo.
Pese a que otras zonas del mundo han mostrado interés en disponer de una constelación similar en su litoral, Seabots considera que el lugar idóneo para instalar la primera es la costa catalana
“Recoger datos representa una tarea repetitiva y lo óptimo es que no haya nadie en el mar para hacerlo, ya que es peligroso. Los robots encajaban a la perfección”, narra Guasch. De esta forma, se decidieron por poner en marcha Seabots, con otro objetivo en mente: desarrollar robots asequibles y no a precios desorbitados.
Para materializarlo, apostaron por basarse en una tecnología que ya estaba consolidada y aplicarla al mar: los drones aéreos. Así, implementaron su tecnología al sector marítimo, y obtuvieron un producto “enormemente versátil y con un precio prácticamente irrisorio para tratarse de un robot”, de unos 40.000 euros por un modelo estándar. Todos ellos están caracterizados por la versatilidad, y es que admiten la instalación de todo tipo de sensores, en función de las necesidades del cliente: “No se trata de una plataforma cerrada, sino de una abierta altamente customizable”.
Seabots, que cuenta con una plantilla de diez personas centradas en I+D, ha producido hasta ahora 40 de sus robots, que se han vendido en 20 países a nivel mundial, con el primero de ellos exportado a China en 2020. “Nuestro modelo de negocio inicial fue vender los robots; ahora mantenemos la línea de negocio, pero hemos pivotado a empresa de servicios”, operando por misiones concretas por encargo mediante una flota de ocho robots. Así, se encargan de recoger los datos que requieren los clientes, adaptando los robots y operándolos en el mar, y después entregan la información. Para ello, Seabots incorporó a operadores de robots especializados: “El mejor talento en este ámbito está precisamente en Barcelona, y contamos con dos operadores de talla mundial, que incluso han ayudado a encontrar tesoros hundidos”.
En este modelo de negocio de misiones como servicio, los principales clientes de Seabots pertenecen al ámbito científico: “Universidades, centros tecnológicos y de investigación son nuestros principales clientes, aunque también contamos con empresas del sector privado vinculadas a diversos ámbitos de la economía azul”. Ejemplo de estas misiones como servicio es el que ha prestado la empresa recientemente por encargo de la Generalitat en el pantano de Sau para estudiar el estado de sus aguas por la sequía.
Ahora, Seabots tiene como plan para los próximos cinco años ampliar de nuevo su modelo de negocio, y pasar de desplegar robots de forma puntual para misiones concretas, a crear esta constelación permanente de robots en la costa que pueda estar operando en continuo para ofrecer datos que recoja de forma personalizada para diferentes clientes. La intención de Seabots es ubicar robots en las dos primeras millas de costa, “donde se da prácticamente toda la actividad”.
“Acabaremos pasando de un modelo de mission as a service a uno de data as a service: una plataforma de datos a las que los clientes se podrán acoplar y descargar la información que necesiten”, explica Guasch. Este modelo multicliente, único a nivel internacional, empezará a materializarse durante los próximos años. “La intención es muscularnos a nivel tecnológico y comercial durante los dos próximos años, y destinar los tres siguientes a desplegar a nivel operativo esta primera constelación mundial de robots en la costa”, a través de una flota que incluirá también sus nuevos robots Oasis, el robot híbrido más pequeño del mundo. “Cabe en el maletero del coche y se puede operar entre dos personas, algo que es único en el mundo en un robot híbrido” y que facilita tareas como labores de inspección, de rescate y de investigación científica. La cartera de productos de Seabots incluye robots autónomos para la limpieza de microplásticos y vertidos y boyas de filtración, además de los vehículos autónomos dotados de sensores, capaces de llegar a espacios inaccesibles para las personas.
Pese a que otras zonas del mundo han mostrado interés en disponer de una constelación similar en su litoral, como Mónaco y Costa Rica, Seabots considera que el lugar idóneo para instalar la primera es precisamente la costa catalana: “El momento es aquí y ahora”. Y es que “el mercado potencial y el ecosistema vinculado a la economía azul que opera desde Barcelona y el resto de Catalunya y del mediterráneo español es espectacular”.
La apuesta de Seabots se produce además en un momento en el que la economía azul está recibiendo un empujón en Barcelona y su entorno, en parte dinamizado por la Copa del América, y con proyectos como el nuevo SSShub de startupsSSS de los tinglados del muelle de Sant Bertran en el Port de Barcelona, y los espacios para estas empresas emergentes vinculadas en el mar al renovado Port Olímpic.
“La variedad es impresionante: todas las actividades de la economía azul las tenemos representadas”, desde la acuicultura a los puertos y otras infraestructuras, instalaciones energéticas, industria de todo tipo, transporte de mercancías e investigación, según Guasch: “Tenemos muchos que hacer aquí”.