El Palau de la Música Catalana quiere consolidarse com “un centro cultural y musical imprescindible de Barcelona”. Con ese objetivo, la nueva junta directiva, escogida hace poco más de un año, ha elaborado un plan estratégico “aspiracional y con mucha ambición”. Apoyándose en términos empresariales, como benchmarking y análisis DAFO, su presidente, Joaquim Uriach, desgrana unos ejes de acción que coinciden con los activos de la institución, desde el canto coral y la programación musical hasta el patrimonio arquitectónico.
El plan estratégico 2023-2026 tiene que servir para “dar un salto adelante” de una institución cultural que se ha visto salpicada por la corrupción y, como el resto, se ha visto afectada por el impacto de la pandemia. A pesar de ello, Uriach remarca que se han encontrado con “una situación saneada y con grandes activos” gracias a los dos planes estratégicos previos que sirvieron para cambiar el rumbo. Sobre el caso Palau, el director general del Palau de la Música, Joan Oller, señala que la entidad ya han recuperado 13 millones de euros de los 23,7 millones de euros que la justicia reconoció que había desviado la presidencia de Fèlix Millet.
El camino para hacer avanzar el Palau de la Música pasa por ganar más público y conseguir nuevas fuentes de financiación, siempre sin perder sus señas de identidad. Entre ellas, el canto coral, con planes para promoverlo más en las escuelas y armonizar el trabajo de los diferentes coros, y una programación musical variada, reforzando la propia e intentando que no desentone con la organizada por terceros.
En un primer lugar, se quiere pasar de los 400.000 asistentes actuales a los conciertos por año a los 600.000 de cara a 2026, lo que supondría un alza del 50%. Para ello, están sobre la mesa diferentes iniciativas para atraer a nuevos perfiles, con el foco siempre puesto en el público joven. Por ejemplo, se está estudiando un espectáculo permanente, muy pensado para captar más turistas, o un espectáculo nocturno inmersivo, orientado a seducir a aquellos espectadores que de buenas a primeras no sientan interés por los conciertos programados.
Asimismo, se quiere reforzar las visitas culturales, con las que se quiere llegar a los 400.000 usuarios de aquí a tres años, el doble de lo que se registró en 2019, antes de la covid. Ahí también se quieren aplicar experiencias inmersivas para complementar el contenido y adaptarse a los nuevos tiempos en los que abunda esta tecnología en la esfera cultural. Además, una de las asignaturas pendientes que la nueva junta del Palau de la Música quiere resolver es tener acceso a la Via Laietana, en plena reforma para ser más caminable, como ya se puede comprobar en la calle de Jonqueres. Se ha alquilado un local que dará a la arteria, donde se ubicarán las taquillas y la tienda, haciendo que sea más fácil encontrar la joya arquitectónica, por la que muchos turistas siempre van preguntando.
Tanto crear nuevas actividades como reforzar las visitas tienen que servir para ganar más público e ingresar más, pero la junta directiva quiere ir más allá. En ese sentido, está estudiando la posibilidad de organizar un concierto anual que sirva para aumentar la notoriedad de la institución cultural y recaudar fondos. También se desarrollará una nueva área dentro del organigrama para desarrollar un programa específico de mecenazgo individual para buscar nuevos benefactores.