Las oficinas son una parte fundamental del tejido económico, social y cultural de Barcelona

En la era actual, donde las tecnologías digitales y la flexibilidad laboral parecen desafiar el concepto tradicional de la oficina, es imprescindible recordar y reafirmar el valor que tienen estos espacios para la ciudad de Barcelona. Las oficinas no son solo lugares donde se trabaja, sino que también ejercen un papel vital en la cohesión, la creatividad y la sostenibilidad de una ciudad.

El uso de la tecnología y aplicaciones como Teams o Zoom han revolucionado nuestra forma de trabajar y nos han hecho incorporar modelos híbridos y flexibles que nos facilitan el trabajo en remoto, la conciliación y la comodidad. ¿Han cambiado nuestra forma de trabajar los modelos híbridos? Sí. Pero hay algo que no podemos perder de vista, y es que la oficina sigue siendo el pilar fundamental para cualquier empresa que quiera prosperar en esta nueva era. Evidentemente, estamos hablando de un pilar que varía según geografías, edades, cargos, funciones y más, y que también se transforma, evoluciona, e incluso se rehabilita.

Además de cambiar las herramientas que utilizamos en nuestro día a día y que nos facilitan el trabajo, el modelo híbrido, esta nueva forma que tenemos de trabajar y de hacer las cosas, también ha llevado a los propietarios y ocupantes de oficinas a repensar los espacios donde se encuentran. Las empresas buscan, cada vez más, espacios de calidad que permitan no solo atraer, captar y  fidelitzar talento, sino también que cumplan con las últimas legislaciones y estándares medioambientales, así como también de bienestar y de conectividad digital.

En esta línea, las oficinas que se sitúen por debajo de cierto nivel de rendimiento energético, están ahora mismo bajo la amenaza de obsolescencia legal, razón por la cual se está instando a los propietarios a actuar ahora para mitigar el impacto en sus carteras. Según un estudio de Cushman & Wakefield, casi un 80% del stock de oficinas en Europa quedará obsoleto en 2030. Esto quiere decir que más de las tres cuartas partes de los edificios de oficinas de Europa corren el riesgo de quedarse obsoletos, a no ser que sus propietarios inviertan en mejoras o encuentren nuevos usos alternativos para ellos. Aplicando estos datos en nuestra ciudad, si en Barcelona tenemos seis millones de metros cuadrados de oficinas, cuatro millones de metros cuadrados quedarían obsoletos en 2030.

Del mismo modo, de este estudio podemos extraer fácilmente la conclusión de que la gran mayoría de las empresas están en oficinas con fecha de caducidad, en edificios que se han quedado obsoletos, ubicados en el centro de la ciudad, en Passeig de Gracia, Diagonal o Consell de Cent, que no están preparados para la evolución que está viviendo el sector y los retos que este tendrá que afrontar en los próximos años. Las empresas ubicadas en estos edificios se tendrán que trasladar, sí o sí, a edificios construidos o rehabilitados, siguiendo modelos que se adecuen a las necesidades que pide el mercado. Este contexto proporciona una presión por parte de los reguladores y de los stakeholders a los inquilinos y propietarios de oficinas, en un contexto donde el ESG, el wellbeing y  la motivación son ejes clave para atraer y retener el talento en las empresas.

En Barcelona tenemos edificios que, cuando se han rehabilitado, han conseguido atraer a grandes empresas y generar stock de calidad en la ciudad

De cara a los usuarios de estas oficinas, nos tendremos que plantear seriamente hacia dónde vamos. Y  deberemos tener cuidado, porque hay muchas opciones, pero hay muy pocos edificios que cumplan con los requisitos que serán imperativos en 2030. Así, parte del debate es: y entonces, ¿que pasará con aquellos edificios que no cumplan con estos requisitos? Pues bien, tendremos que trabajar para reposicionarlos y evitar su obsolescencia. En Barcelona tenemos edificios que, cuando se han rehabilitado, han conseguido atraer a grandes empresas y generar stock de calidad en la ciudad, como es la llegada de Porsche Digital al edificio de Wittiwood, el primer edificio totalmente construido con madera en España.

La demanda en Barcelona se comporta con este criterio selectivo, y hemos podido observar que cada vez hay más empresas que hacen esta reflexión y toman decisiones en esta línea. Tenemos una alta demanda de oficinas y, a pesar de que la tasa de disponibilidad parece que ha subido, tenemos poco producto de calidad para atender esta demanda que, poco a poco, va entendiendo que el edificio que ocupa no cumple con los requisitos necesarios.

Hay que encontrar formas para reposicionar aquellos edificios de oficinas que estén obsoletos y trabajar para seguir fomentando la sostenibilidad

Las oficinas son una parte fundamental del tejido económico, social y cultural de Barcelona; son centros de colaboración, creatividad y sostenibilidad que ejercen un  papel esencial a la hora de mantener una conexión tangible entre la ciudad, su gente y su compromiso con un futuro sostenible. Hoy en día la oficina sigue ofreciendo una serie de beneficios que el trabajo en remoto no proporciona; es un eje troncal en cualquier cultura empresarial: un espacio donde confluyen modelos de aprendizaje diferentes, donde se exalta el sentimiento de pertenencia a la empresa, donde surgen y se consolidan relaciones, donde se aprovecha el cross-selling entre áreas… la oficina es un eje que, por encima de todo, sigue siendo fundamental para Barcelona. Por eso, para poder habilitar y desarrollar el gran potencial que tiene nuestra ciudad, tenemos que encontrar formas para reposicionar aquellos edificios de oficinas que estén obsoletos y trabajar para seguir fomentando la sostenibilidad a la hora de proporcionar espacios de trabajo físicos que fomenten la interacción y la colaboración humana y el respeto por el planeta