Lluís Seguí (Barcelona, 1972) tuvo “inquietud por la empresa y el emprendimiento” desde muy pronto. Le venía de familia. En los años 50 del siglo pasado su familia, junto con las familias Bonet y Sunyol, habían fundado la empresa Bosuga, especializada en la fabricación de chasis para el sector del automóvil y que acabó siendo adquirida décadas más tarde por la Ford Motor Ibérica de Juan Echevarría. Adicionalmente, ya en los años 80, su padre se convirtió en el máximo accionista de Paniker, compañía química con sede en Sant Boi de Llobregat especializada en adhesivos industriales, la cual presidió durante más de 25 años. “Me gustaba mucho el mundo de los negocios y entender cómo funcionaban las empresas por dentro. Desde jovencito iba a trabajar a Paniker todos los veranos. Recuerdo aprender a analizar las cuentas de resultados y balances de la empresa desde los 12 años”, ha explicado Seguí en una nueva sesión del ciclo True Leaders, organizado por The New Barcelona Post y EY para conocer éxitos empresariales de la mano de sus impulsores. “La empresa familiar fue una gran escuela: desde revisar inventarios en el almacén hasta recobrar impagados en Finanzas. ¡Quería entender cómo se hacían las cosas y cómo se podían hacer mejor, y más rápido!”, añade, “y también aprendí el valor de la consistencia y la paciencia a largo plazo, viendo cómo evolucionaban las cosas de un verano a otro”.
Esa fue la “semilla empresarial y emprendedora” que le llevó con poco más de 30 años a poner en marcha la gestora de capital privado Miura Partners, de las pocas con sede en Barcelona y actualmente una de las principales firmas de inversión en el sur de Europa. Licenciado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por IQS (Universitat Ramon Llull) y con un posgrado en el IESE, se formó en Arthur Andersen, hoy integrada en Deloitte, y en el grupo hotelero Intercontinental, formando parte del equipo de inversiones y adquisiciones en Bruselas y Londres. Fue en la capital británica donde empezó su historia emprendedora. Primero siendo parte del equipo fundador de IP Powerhouse, proyecto de venture capital con el objetivo de crear una red paneuropea de centros de datos y en el que consiguieron levantar más de 130 millones de euros de CapVest, J.P. Morgan y Deutsche Bank. “En mitad del proyecto explotó la burbuja tecnológica del 2000. Nos habíamos anticipado a la demanda de un servicio que hoy en día está en pleno auge, pero en aquella época todavía no estaba suficientemente maduro. Fue un gran aprendizaje, fundamental para después construir Miura. Con el paso del tiempo uno aprende que no se tiene que levantar ni mucho dinero ni demasiado rápido, se tienen que conseguir los recursos adecuados en el tiempo adecuado”, ha recordado Seguí en una sesión moderada por la jefa de redacción de The New Barcelona Post, Cristina Martín.
Seguí se trasladó de Londres a Madrid para continuar con su carrera en el mundo de las inversiones en Nazca Capital, que justo estaba naciendo en 2001. Allí pasó siete años hasta que decidió regresar a Barcelona. “Aprendí el oficio y, tras esa magnífica experiencia, el impulso emprendedor salió de una manera definitiva”, señala Seguí, quien, acompañado de Juan Leach, fundó Miura Partners. Corría el año 2008. “Era una época complicada por la crisis financiera global. Pero los momentos complicados pueden ser a veces los momentos adecuados para emprender, sobre todo en el mundo de la inversión donde a veces toca ser contrarian. Cuando tienes el viento en contra es cuando se nota la diferencia y se pone en valor la visión, la oportunidad y la capacidad de aportar soluciones. En nuestro caso, la de invertir en compañías líderes en sectores estratégicos como la alimentación, los servicios y las industrias de nicho, con un plan claro de internacionalizarse y consolidar sus sectores de actividad, aportar talento, capacidad transformadora y músculo financiero al tejido productivo y empresarial. Si no lo hubiésemos hecho en 2008 y hubiéramos esperado un poco más, probablemente hoy no existiríamos”, defiende.
Con el foco puesto en las pymes y las empresas familiares, Miura levantó su primer fondo de 100 millones de euros en junio de 2008, pocos meses antes de la quiebra de Lehman Brothers. Con los recursos bajo el brazo, aprovecharon para construir su primera cartera de compañías en España. “El mercado se recuperó en 2013 y ahí llegaron los años en el que el private equity creció ininterrumpidamente, gracias a condiciones macroeconómicas favorables con tipos de interés bajos y una inflación muy controlada”. Miura consiguió crecer de aquellos 100 millones de euros iniciales hasta los más de 1.500 millones de euros de activos bajo gestión actuales, con más de 80 inversiones acumuladas y tres estrategias de inversión diferenciadas: buy-outs para compañías medianas; impacto enfocado en pequeñas compañías; y capital a largo plazo para aquellos proyectos que requieren un horizonte temporal más largo. En la actualidad cuentan con un portfolio de cerca de 20 compañías con una facturación de agregada de más de 2.500 millones de euros en sectores tan variados como la salud, la educación, la alimentación, los servicios o sectores industriales de nicho.
Con la llegada de la pandemia y una creciente inestabilidad geopolítica se puso fin a la curva de crecimiento del capital riesgo. “En un contexto de incertidumbre, el mundo económico no vive cómodo, prefiere la estabilidad”, señala Seguí. A pesar de ello, Miura ha conseguido en este 2024 el hito de levantar más de 800 millones de euros para sus tres estrategias de inversión. “Ahora el mercado es más selectivo y hay más limitación de capital. Los períodos de fundraising se han alargado. En nuestro caso, en vez de hacerlo en ocho o nueve meses, que habría sido lo habitual en otro contexto, hemos tardado más de dos años”, valora. “Pero a pesar de todo, hemos logrado renovar la confianza de nuestros inversores e incorporar a nuevos, gracias a un proyecto con propósito, con capacidad de generar valor en las empresas y con retornos superiores, tanto financieros como de impacto”, concluye.
Y es que Miura Partners tiene muy claro por qué hace lo que hace. La firma ha definido su nueva hoja de ruta recientemente. “La época que estamos viviendo y el actual modelo económico plantea retos para el individuo, la sociedad y el planeta. Todos tenemos deberes que hacer y somos responsables de la huella que dejamos. En Miura hemos adaptado nuestras estrategias de inversión a este nuevo contexto”, cuenta. Ante la situación de incertidumbre, la firma apuesta por “un capital sostenible, paciente y a largo plazo”. Para ello, se han marcado como valores clave el legado, el propósito y el impacto tanto en Miura como en las empresas en las que invierte, “con el objetivo de generar un nuevo círculo virtuoso entre personas, sociedad y clima, sabiendo que es un tema lento, que nadie tiene una varita mágica y que hay que ir paso a paso”.
Lecciones para los que quieren emprender
“Emprender no es para todo el mundo y no pasa nada”, comenta Seguí, y pone mucho énfasis en que “una cosa es ser emprendedor y la otra es ser empresario”. Las dos opciones son igual de válidas, aunque muchas veces, al buen emprendedor le hace falta un buen empresario al lado. “Cada uno debe conocer lo que mejor sabe hacer y mejor le encaje”, subraya.
No se olvida de la variable tiempo. “Esto va mucho del timing, tanto del mercado como de uno mismo. Emprender implica gestionar muchas variables con mucho riesgo y donde lo más relevante es hacerlo en el momento adecuado”, sostiene. Lo aprendió con IP Powerhouse: “Si lo hubiésemos hecho hace cinco o diez años, habría sido posiblemente un proyecto de éxito. Pero el mercado no era el mismo hace 20 años y la demanda excesivamente incipiente jugó en nuestra contra”. A lo que añade: “Se explican los casos de éxito, pero no los casos de fracaso, cuando por naturaleza hay más emprendedores que han fracaso que los que han triunfado y muchos de ellos son grandes ejemplos también”.
El consejo que todo el mundo quiere escuchar es cómo encontrar a buenos socios: “Si quieres ir rápido, ve solo, si quieres ir lejos, ve acompañado”. “En mi caso, siempre he intentado rodearme de gente buena, pero sobre todo de buena gente. Primero se trata de tener un entorno de confianza y entendimiento, y después ya miraremos el currículum. En los proyectos empresariales a largo plazo —en el caso de Miura ya llevamos casi 17 años—, es clave el factor humano del equipo, más allá de las capacidades técnicas”, apunta un emprendedor que empezó mano a mano con un antiguo amigo y compañero de piso, “personalmente iba a salir bien seguro, profesionalmente estaba por ver”. Hoy podemos afirmar que la apuesta salió bien y ya están acompañados por siete socios más.