El presidente de honor de Borges, Antoni Pont, sigue con solo 88 años al pie del cañón. “Soy uno más de la familia y el más viejo del lugar”, empieza bromeando durante la primera sesión del nuevo ciclo True Leaders organizado por The New Barcelona Post en colaboración con EY para conocer de primera mano los diferentes líderes empresariales y sus casos de éxito en un entorno exclusivo con presidentes, CEOs y directores financieros.
“¿Cómo lo hace para mantenerse tan joven?” Le pregunta Joan Tubau, socio responsable de auditoría en EY Barcelona. A pesar de haber sufrido un ataque cardíaco y una fibrilación arterial con cardiomiopatía, Pont se sabe prácticamente de memoria la receta del mente sana in corpore sano: “El secreto es intentar disfrutar de lo que haces. Cada día desayuno frutos secos, de diez tipos diferentes, y un buen aceite de oliva”.
Durante el prefacio del reciente libro que el presidente de honor de Borges ha publicado en conversación con el periodista Joan Antoni Domènech hay toda una declaración de intenciones que hace referencia a Camilo José Cela y al ocaso de la vida, donde dice que “ya puede decir libremente aquello que piensa y hacer aquello que quiere”. Se lo ha ganado con el paso del tiempo y así es precisamente Antoni Pont: más de acción que de análisis y más de hacer que de decir.
Hace apenas unos días se celebraron los 125 años de Borges en el Mas de Colom de Tàrrega que es la nueva sede institucional y espacio divulgativo de la empresa. “Ha sido un milagro todo lo que nos ha pasado”, comentaba Antoni Pont junto con sus hermanos. Un milagro que no tiene edad. La suya es una saga de campesinos con espíritu empresarial austero procedente de una tierra de secano entre Tàrrega y Reus. “Nos ha marcado el espíritu familiar: la ilusión de hacer casa. Es un sentimiento, una vinculación, una forma de ser, el hecho de hacer el bien para casa. Ir en línea recta. Ser honrado incluso por egoísmo, que decía mi padre”, recuerda. Antoni Pont forma parte de la tercera generación que copilotó la empresa durante 50 años, impulsando la internacionalización, la diversificación y la verticalización del negocio, así como el lanzamiento de la marca Borges siempre fiel a la dieta mediterránea. “Tienes que hacer, enseñar a hacer, hacer hacer y dejar hacer”, destaca, una frase aprendida de otra gran saga familiar catalana, los Puig.
La verdad de la familia
El empresario que tiene 5 hijos y 16 nietos tiene muy claro que “la familia es una de las pocas verdades de este mundo”. Ahora bien, la verdad supera a menudo la ficción y a veces no cumple del todo las expectativas. A la tercera generación de la familia Pont le hacía ilusión que sus 14 hijos continuaran haciendo casa en la empresa, pero no fue posible a pesar de que ocho hijos sí que lo aceptaron. ¿Qué pasó entonces? El testigo en primera línea de Antoni Pont es muy claro: “No había un líder claro de consenso entre ellos —a diferencia de otras empresas familiares catalanas como Puig—. No hay una fórmula única, te tienes que adaptar a cada circunstancia. Tomamos una decisión heroica y drástica: despedimos a los 8 hijos y decidimos que la familia solo estaría en el gobierno de la empresa y no en la gestión. Apostamos por una gestión 100% profesionalizada, con David Prats, que hoy es el CEO y el presidente. Un representante de cada una de las cuatro ramas de la cuarta generación integra hoy el consejo de administración”. Dicho y hecho, y es que tal como dice Ortega y Gasset, “eres fruto de ti mismo y de tus circunstancias”.
“La familia es una de las pocas verdades de este mundo y la cuarta generación es un buen contrapeso al equipo directivo liderado por David Prats”
La cohesión es clave dentro de las empresas familiares, pero también lo es respetar el carácter de cada generación y, por lo tanto, de cada hijo. Su ilusión era repetir con la cuarta generación lo mismo que había pasado con la tercera generación, pero se intuyeron problemas de futuro y se optó por la profesionalización de la gestión. En todas las famílias cuecen h
Para entendernos, vale también la pena ir más allá de los errores porque “aprender de las dificultades es un arte”. Esta frase que podría ser también obra del gran filósofo Arthur Schopenhauer que tanto gusta a su amigo y directivo Salvador Alemany es toda una filosofía de vida para Antoni Pont. “Siempre hay defectos y virtudes, pero nadie acierta siempre y hay cosas que se pueden arreglar y otras que no. Lo importante es la felicidad”, reivindica, aunque la felicidad no sea nunca un camino de rosas para Sant Jordi.
El arte de los tres errores
En su caso, el presidente de honor de Borges recuerda tres grandes errores que han ayudado a avanzar la empresa: los problemas ya mencionados en la cuarta generación de la familia Pont, pero también no haber tenido más paciencia a la hora de proseguir con la producción local de frutos secos o haber llegado tarde al gran mercado de China —“hemos intentado que no nos pase lo mismo en India y tenemos el sueño de desarrollar nuestro negocio en África”—.
Tres errores: el relevo generacional, tener paciencia con la producción local de frutos secos o haber llegado tarde a China
La clave de Borges fue y es la diversificación, la estrategia multiproducto y multiembalaje, el espíritu marquista y no solo exportar, sino implantarse en cada país. De aquellos polvos de granel, estos lodos… Star en Estados Unidos, Tramier en Francia, ITLV en Rusia o Ortalli en Italia, entre otras marcas. Todo ello ha convertido Borges en líder mundial del aceite de oliva envasado en marca y en uno de los grandes líderes en frutos secos y olivas con presencia en más de 100 países y una facturación total superior a los 700 millones de euros, de los que alrededor de un 70% proviene del mercado internacional. “Hemos intentado tener un socio local en cada país, pero siempre teniendo la mayoría. El mundo es muy grande. Hay muchas oportunidades de crecimiento a pesar de las crisis y las guerras. Podemos crecer geográficamente con productos o innovación. El cielo es el límite”, argumenta. The sky is the
El fruto del éxito de Borges…
Así pues, ¿cuál es el fruto del éxito de Borges? Seguramente hay muchos: hacer casa, Talento y Trabajo (2Ts), riesgo ponderado (“no hacer nada es equivocarse y quien no se arriesga, no cruza el mar”), la acción vs. la parálisis del análisis (“¡nos va la marcha!), laissez faire, medir y evaluar (“lo que no está escrito no existe”), anticiparse a las jugadas, convertir los problemas en oportunidades, buscar la suerte, la empatía, el humanismo al estilo Pere Duran Farell, la gestión del tiempo al estilo Isidre Fainé o el alma de la empresa al estilo Borges… “Ser empresario es una vocación. Tienes que ser fiel a lo que piensas y disfrutar de lo que haces. Encontrarte a gusto y tener ganas de crecer así como tener inquietudes para aprender”, defiende Antoni Pont.
Todavía podríamos añadir muchas más recetas de éxito que también podéis encontrar en su libro: hábitos, voluntad, valor de la actitud y la aptitud, organización, ambición sana, diplomacia, entusiasmo, optimismo, creatividad, planificación a corto y largo plazo, seriedad y responsabilidad, ser honesto y honrado, ser consciente de las propias limitaciones, mentalidad abierta o el trípode de la felicidad: ejercicio, control del estrés y alimentación saludable.
Y un incendio convertido en oportunidad
El incendio en la planta de Borges en Reus aquel lejano 28 de marzo de 1996 merece un capítulo aparte y es que aquella tragedia significó una lección magistral de cómo convertir una crisis en una oportunidad sin precedentes. Al menos así es como se ve con el reloj y el retrovisor puesto. Antoni Pont dice que también heredó de su padre que “los seguros son una inversión y no un mal necesario”.
Borges recibió entonces diferentes ofertas por parte de distintas administraciones para trasladar su sede, pero su gabinete de crisis optó por hacer una rueda de prensa familiar inédita, retirar los materiales calcinados, establecer alianzas, mantener la producción, negociar con el Ayuntamiento de Reus, o hacer un benchmarking de las mejores fábricas de frutos secos del mundo. De allí salió una marca popular y reconocida, la nueva fábrica de Borges que ha sido el espejo de media Europa o el nombramiento de un consejero delegado del grupo para profesionalizar la gestión y empezar a hacer la transición hacia la siguiente generación.
“El cambio climático global es una realidad dramática y decir lo contrario es demagógico”
Una vez hecho el coloquio público entre Antoni Pont y un servidor llega la hora del turno de preguntas y algunos empresarios le piden su opinión sobre la sequía. El empresario responde que “tenemos que intentar adaptarnos a las circunstancias porque el cambio climático global es una realidad dramática y decir lo contrario es demagógico”. El chispazo está servido y alerta también que el caso del Canal Segarra Garrigues es “una vergüenza tremenda” teniendo en cuenta que “la infraestructura que más dinero ha costado en Catalunya riega 70.000 hectáreas”. “Se ha hecho una inversión muy copiosa y desaprovechada. No se ha gestionado bien”, espeta.
La última pregunta
La última pregunta de Sergi Saborit, director del The New Barcelona Post, tiene un especial interés periodístico: la cotización en Bolsa y la opción de vender la empresa. La respuesta del presidente de honor lo dice casi todo: “Siempre existe la opción de vender. Hemos hecho pinitos en bolsa a través de la filial Bain, pero la Bolsa no es la panacea. No es una solución porque estás sujeto a la rumorología y las circunstancias del mercado y de la economía mundial que afectan la cotización. La salida a Bolsa puede ser una posibilidad. La vocación es claramente de continuidad y nos hace ilusión seguir siendo una empresa familiar”.
“Siempre existe la opción de vender. Hemos hecho pinitos en Bolsa a través de la filial Bain, pero la Bolsa no es la panacea. La vocación es claramente de continuidad y nos hace ilusión seguir siendo una empresa familiar”
Durante el acto de los 125 años de Borges, su hija Ana Pont ponía de manifiesto el equilibrio entre medio ambiente, bienestar social y crecimiento económico como punta de lanza de Borges a la vez que el chef José Andrés reivindicaba que “la alimentación lo es todo: salud, vida, cambio climático, pobreza… Tenemos que convertir los problemas actuales en oportunidades de riqueza. Todos forman parte de la solución”.
Una anécdota personal en Madrid
Dejadme acabar este artículo a título personal recordando una pequeña pero simbólica anécdota que viví hace poco más de un año con Antoni Pont en un viaje que hicimos juntos a Madrid debido a los Premios Aster de Esic donde compartimos jurado.
Estábamos esperando el AVE de vuelta a Barcelona cuando Antoni decidió entrar en una tienda de la estación de Atocha para ver donde estaban colocados los productos de Borges. Incluso, le hizo diferentes preguntas al vendedor sobre la distribución y el consumo de sus productos. Al no saber en ningún momento quien era su interlocutor, creo que el vendedor en cuestión todavía no ha entendido muy bien a qué se debían tantas preguntas… Un gesto que refleja hasta qué punto Antoni es un empresario emprendedor y un True Leader que a lo largo de toda su trayectoria vital ha cuidado siempre hasta el último detalle.
“Los únicos que no fracasan son los que no hacen nada. Lo importante es la acción. No siempre aciertas, claro, pero en el fracaso aprendes a mejorar y aprendes la lección… Te tienes que atrever”, asegura. Dicho esto y tal como le gusta recordar mirando el reloj, “la puntualidad es la elegancia del inteligente”.
“Los únicos que no fracasan son los que no hacen nada. Lo importante es la acción. No siempre aciertas, claro, pero en el fracaso aprendes a mejorar y aprendes la lección… Te tienes que atrever”
Así pues, damos por acabada la primera sesión del ciclo True Leaders, de forma puntual y lo más elegante posible, que contó con la asistencia de Jaume Alsina Calvet (Bon Àrea), Joaquim y Felip Boixareu (Irestal), Jaume Alsina Casalduero (Encofrats Alsina), Pere Cisteré (H10), Imma Amat (Amat Immobiliaris), Albert Campabadal (Grupo Sifu)
Pronto más y mejores True Leaders.
Persona a persona y caso a caso.
“¡Amunt y crits!”, que dice Antoni Pont.