Diez momentos sublimes de la pintura de todos los tiempos

Más allá del invierno de la cultura, del icono al ’collage’, el arte de pintar da nuevos trayectos a la mirada, en el museo imaginario que aúna conciencia, sensualidad y vida simbólica. Diez cuadros realzan la continuidad de la pintura en una culminación del misterio, la sabiduría del color y la dialéctica entre clásicos y modernos

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Las Meninas

DIEGO DE VELÁZQUEZ: 1656

Museo del Prado, Madrid

En la culminación de su talento Velázquez realiza con Las Meninas una verdadera radiografía del acto de pintar. El cuadro es, simultáneamente, un desarrollo del motivo barroco que evoca el artista en su taller, un retrato de grupo y un autorretrato del propio pintor. Por encima de todo, esta obra es una suerte de autorretrato de la pintura misma, un análisis de su esencia y un magnético juego de espejos en el que el espectador se siente inevitablemente atrapado.