Instalaciones del área de impresión 3D de HP en Sant Cugat del Vallès. ©TheNBP

HP ha desarrollado en Sant Cugat más de 2.000 patentes para la industria de la impresión 3D

Didier Deltort, presidente mundial de la división, asegura que la fabricación aditiva "va a reinventar toda la industria" y que ya se ha convertido en una de las áreas de mayor crecimiento dentro de la multinacional. Destaca que Barcelona "es la Silicon Valley del Sur de Europa" por su gran capacidad de atracción de talento.

HP se ha propuesto revolucionar el sector de la industria a nivel global desde su campus de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), donde se encuentra la sede mundial de su división de impresión 3D o de fabricación aditiva. Según avanza a The New Barcelona Post la compañía, los ingenieros que trabajan en estas instalaciones “han desarrollado entre 2011 y 2022 más de 600 invenciones en el campo de la impresión 3D, lo que se ha traducido en un resultado de más de 2.000 patentes de aplicaciones registradas que han contribuido de manera decisiva a la evolución y aceleración de este negocio a nivel mundial”.

HP Sant Cugat
El campus de HP en Sant Cugat del Vallès. ©TheNBP

“La impresión en 3D va a reinventar toda la industria”. Así de contundente se expresa Didier Deltort, presidente de la división de Personalización e Impresión 3D de HP, que nos recibe en una sala llena de piezas de todo tipo que han sido fabricadas con esta innovadora tecnología, que la multinacional estadounidense decidió abrazar hace menos de una década y que ya se ha convertido en una de las áreas de negocio de mayor crecimiento dentro del grupo.

“Esta unidad nació hace solo siete años, y, desde entonces, HP ha destinado una inversión muy importante para convertirla en una de sus áreas de más rápido crecimiento. Confío en que, en el futuro, se convertirá en una de las mayores divisiones del grupo; el potencial de la fabricación aditiva, que ahora ya mueve 15.000 millones de dólares en todo el mundo, es enorme. Estamos delante de una industria que crece globalmente impulsada por HP y por los desarrollos que realizan los ingenieros del campus de Sant Cugat, donde hemos concentrado el I+D global del área de 3D”, explica Deltort, que este mes cumple dos años al frente del cargo.

Según el ejecutivo, “la personalización es el futuro” y, gracias a la tecnología de impresión 3D, que llegará a todos los sectores, “todo podrá ser personalizable” y emergerán multitud de nuevos modelos de negocio. “Ya no compraremos más un par de zapatos, compraremos un servicio de calzado e iremos recibiendo en casa nuevos modelos de zapatos personalizados en función de nuestra pisada o de los datos captados con los sensores que habrá dentro de las suelas”, ejemplifica.

En una de sus primeras entrevistas desde su llegada a Catalunya, Deltort nos muestra todo tipo de artículos impresos con las máquinas que HP ha desarrollado en Sant Cugat gracias a las más de 600 invenciones y 2.000 patentes desarrolladas por los ingenieros del centro. Calzado deportivo, plantillas, alineadores dentales, gafas de esquí, putters de palos de golf, anillos, pendientes, filtros de aire, válvulas, equipamiento médico, prótesis ortopédicas o moldes de precisión para fabricar sofisticados envases de pulpa de papel, son solo algunas de las piezas fabricadas con las impresoras del grupo.

Hace un año, HP únicamente comercializaba impresoras para la producción de piezas de plástico, pero en septiembre de 2022 lanzó al mercado la HP Metal Jet, una impresora que fabrica piezas de acero inoxidable, lo que multiplica exponencialmente el alcance de la fabricación aditiva. Al frente de esta nueva área de impresión 3D en metal se encuentra el directivo catalán Ramon Pastor, quien también ejerce las funciones de director general de todo el campus de HP en Sant Cugat, donde trabajan más de 2.500 personas de hasta 65 nacionalidades.

Hay que tener en cuenta que, además de ser la sede global de la división de impresión 3D, Sant Cugat alberga también la sede mundial de impresión de gran formato de la multinacional con sede en Palo Alto (California). Es, precisamente, esa gran experiencia atesorada con las impresoras industriales destinadas al sector de las artes gráficas la que ha permitido desarrollar en el centro barcelonés las nuevas máquinas 3D, que se ensamblan en una fábrica situada en Singapur. En este traspaso de conocimientos del gran formato al 3D han sido claves ingenieros como David Claramunt, jefe de I+D del área 3D, que trabaja desde hace 30 años en HP Sant Cugat.

Didier Deltort, presidente de Personalización e Impresión 3D de HP.

Didier Deltort avanza que los ingenieros del grupo ya trabajan en la incorporación de nuevos metales para que sus impresoras puedan fabricar también piezas de cobre, aluminio o titanio. “La impresión 3D supone una disrupción industrial mayúscula. Además de la personalización masiva y de aflorar nuevos modelos de negocio, permite crear valor en múltiples sectores y obtener una cadena de suministro más eficiente y flexible”, destaca el ejecutivo francés, que ha desarrollado toda su carrera profesional en el ámbito de la tecnología médica. Antes de fichar por HP en 2021, había trabajado en múltiples países para compañías como Zimmer Biomet, Boston Scientific, GE Healthcare, Philips y Agilent, aunque sus inicios estuvieron vinculados a la antigua Hewlett-Packard.

“He vuelto a HP después de 25 años para ponerme al frente de una división que es superexcitante intelectualmente y que me permite aprender cosas nuevas todos los días”, explica, tras señalar que su larga etapa en el sector de la tecnología médica le ha permitido comprender “el poder” que tiene la fabricación aditiva aplicada a los múltiples sectores industriales.

Deltort detalla algunas de las grandes ventajas competitivas que ofrece la producción 3D y que resume en “mayor velocidad, reducción de costes, menos emisiones de CO₂ y mayor proximidad a los clientes”:

  1. Otorga rapidez, más agilidad en el desarrollo de productos. No hace falta utilizar moldes y matrices, que son muy costosos y requieren tiempo, ya que cada prototipo exige un molde distinto. Además de rapidez, la impresión 3D ofrece libertad para diseñar y personalizar cualquier cosa, no hay límites, como sí ocurre con técnicas tradicionales como la forja o la inyección de plástico.
  2. Aligera el peso de los materiales, lo que se traduce en un ahorro de energía y, en consecuencia, en una mayor sostenibilidad.
  3. Posibilita una cadena de suministro más flexible y eficiente, lo que permite acercar la producción al cliente final. En consecuencia, se reducen los costes de transporte y se emite menos CO₂.
  4. No hace falta fabricar recambios, ya que se pueden imprimir las piezas cuando se necesiten. Es decir, los recambios dejarán de ocupar almacenes y serán sustituidos por un catálogo digital de piezas.

El directivo expone dos grandes frenos para el avance de la fabricación aditiva. El principal es el factor coste, ya que esta tecnología no es competitiva para producciones masivas de piezas básicas, porque existen métodos tradicionales más baratos. “Claramente, para aquellos productos que no requieran de un gran volumen, pero sí de mucha personalización o alta complejidad, el 3D es la mejor solución”, afirma. En segundo lugar, expone un factor limitante vinculado a la educación, ya que todavía “hay pocos ingenieros que estén familiarizados con la adopción de esta tecnología”.

Las impresoras 3D fabricadas por la multinacional estadounidense. ©HP

Según el ejecutivo, el tamaño del negocio de la fabricación aditiva crecerá exponencialmente, pero no sustituirá a la industria tradicional, sino que habrá “una coexistencia”. “No creo que llegue el día en que todo se haga con 3D, no lo creo. Pero sí que las fábricas van a ser híbridas; convivirán las dos tecnologías durante mucho tiempo”, asegura.

Aunque no lleva ni un año en el mercado, destaca que grandes fabricantes como Volkswagen —para su modelo T-Roc— , John Deer o Scheider Electric ya han adoptado la tecnología de impresión 3D en metal, junto con varios fabricantes de electrónica de consumo o la marca de palos de golf Cobra. En algunos casos, han comprado máquinas para sus propias fábricas y, en otros, las impresoras 3D han sido adquiridas por empresas proveedoras o por compañías especializadas en contract manufacturing.

Producción para terceros en el DFactory

En este sentido, HP también ha optado por potenciar el uso de esta tecnología operando como un productor de piezas para terceros desde la fábrica que ha puesto en marcha en el DFactory, el complejo dedicado a la industria 4.0 impulsado por el Consorci de la Zona Franca (CZFB).  “Hemos seleccionado una serie de verticales de alto valor añadido en los que ejercemos también de fabricantes para sectores como el calzado deportivo, el packaging sostenible, los dispositivos médicos o las plantillas.   Esta actividad nos permite estar muy cerca de los clientes y aprender”, subraya Deltort.

La empresa de plantillas personalizadas Podoactiva, la compañía de ortopodología Edser, y la startup de diseño de zapatos de escalada (gatos) a medida Athos, son dos de los clientes de HP. También han apostado por las impresoras de la marca el fabricante de alineadores transparentes y tratamientos de ortodoncia Impress, que ha puesto en marcha una fábrica de la Zona Franca de Barcelona, o la empresa de soluciones de automatización para laboratorios de microbiología IUL.

Área de trabajo de la división de fabricación aditiva de HP en Sant Cugat. ©TheNBP

La división de impresión 3D depende, dentro de HP, de un área de negocio denominada New Business Strategy & Incubation, ya que su tamaño todavía es pequeño en relación a las divisiones de venta de PC, pantallas y otros accesorios (35.000 millones de dólares) e impresión tradicional (20.000 millones de dólares).

Sant Cugat, la mayor sede de HP fuera de EEUU

Didier Deltort augura un gran futuro al campus de Sant Cugat, que es el complejo más importante que HP tiene fuera de Estados Unidos. “Mantendremos el crecimiento de este centro, que es muy importante dentro del ámbito de innovación de HP; nuestro CEO  global, Enrique Lores, empezó aquí”, recuerda. “Barcelona, Catalunya, se ha convertido en un polo muy importante de atracción de talento, es la Silicon Valley del Sur de Europa. Es más fácil atraer talento aquí que en otras ubicaciones”, constata.

Fundado en 1985, el campus barcelonés empezó con 15 personas y hoy supera las 2.500, con 700 ingenieros de alto nivel que integran el mayor centro de I+D del grupo fuera de EEUU. Trabajan en estrecha coordinación con el laboratorio que la multinacional tiene en Corvallis (Oregón), donde se inventó la impresora de inyección de tinta, cuyos cabezales son los mismos que se utilizan para la fabricación aditiva. La división de impresión 3D ocupa el edificio más nuevo de los seis que hay en el campus de Sant Cugat, ya que se estrenó en 2019. En total, el complejo, que recibe más de siete mil visitantes al año, dispone de una superficie construida de 68.407 metros cuadrados en un terreno de 282 hectáreas.