Família Torres
La Finca Mas La Plana, en Pacs del Penedès, adoptará la agricultura regenerativa. ©Jordi Elias

Giro de 180 grados en los viñedos del grupo vinícola Familia Torres

La empresa adoptará las técnicas de la agricultura regenerativa en 500 hectáreas en propiedad que tiene en Catalunya con el objetivo de incrementar la fijación de CO₂ y luchar contra el calentamiento global. La bodega quiere tener un impacto positivo en el clima a partir de 2050.

El grupo vinícola Miguel Torres, denominado ahora Familia Torres, es una de las empresas más concienciadas en la lucha contra el cambio climático y se ha propuesto que en 2050 tendrá un impacto no sólo neutro sino positivo en el clima, es decir, habrá reducido y compensado el 100% de su huella de carbono. El calentamiento global constituye una grave amenaza para la viña mediterránea y, esta empresa familiar, ya hace muchos años que trabaja en buscar soluciones, como la plantación de viñedos en zonas más altas y la adopción de la agricultura ecológica. Así, entre 2008 y 2019,  Torres ha logrado reducir en un 30% sus emisiones de CO₂ (directas e indirectas) por cada botella de vino coloca en el mercado. El reto es reducir la huella de carbono en un 55% adicional en 2030.

 

Para conseguirlo, la quinta generación de la familia, encabezada por Miquel y Mireia Torres Maczassek, ha decidido dar un paso más y transformar el modelo de gestión de sus viñas ecológicas, que adoptarán las técnicas de la agricultura regenerativa. El objetivo es transformar en cinco años más de 500 hectáreas ecológicas que tienen en propiedad en Catalunya aplicando un modelo que supone una vuelta al pasado y que se basa en una regeneración natural del suelo utilizando abonos orgánicos de animales como las ovejas.

“Las técnicas regenerativas suponen un cambio de paradigma en la gestión de la viña, pero creemos que es necesario, ya que es la única solución que permite almacenar el carbono atmosférico en el suelo y luchar contra el cambio climático”, explica Miquel Torres. Y es que la captación y fijación del CO₂ se ha convertido en la gran prioridad de la bodega, que quiere convertir sus viñedos “en grandes sumideros de carbono”. En paralelo, la familia también ha invertido en la compra de grandes extensiones de terreno en la Patagonia chilena, donde lleva a cabo proyectos de reforestación.

Según Torres, la incorporación de prácticas regenerativas suponen “un giro de 180 grados” con relación a la agricultura convencional, pero se muestran convencidos de que no sólo será positivo para el clima, sino también para conseguir “hacer mejores vinos”. Y es que este tipo de técnicas, por ejemplo, favorecen una disminución de la producción de los viñedos y permiten que el suelo retenga mejor el agua de la lluvia. También se espera que a largo plazo se obtenga un retraso en la maduración de la uva y mitigar así en parte las vendimias prematuras causadas por el calentamiento global.

ovelles Mas La Plana Família Torres
Un rebaño de ovejas en un viñedo de Familia Torres en el Penedès. ©Jordi Elias

La idea de la agricultura regenerativa es llenar de biodiversidad y materia orgánica natural los viñedos, todo lo contrario de lo que se buscaba años atrás. Torres opina que con las técnicas ecológicas no es suficiente para hacer frente a la emergencia climática y se debe avanzar hacia un modelo que priorice la fijación del CO₂. Se trata de recuperar la vida de los suelos, lo que incrementa la capacidad de capturar y retener el carbono atmosférico causante del calentamiento global. Por ejemplo, la agricultura regenerativa evita arar volteando la tierra para evitar que se libere el carbono retenido en el suelo. En consecuencia, por la superficie de los viñedos se extiende una cubierta vegetal que maximiza esta captura de CO₂. Se nutre también la tierra con el compuesto orgánico que dejan los rebaños de ovejas. Según la bodega, se estima que con el conjunto de estas acciones el suelo podría fijar alrededor de tres toneladas de CO₂ por hectárea y año.

Familia Torres prevé introducir la agricultura regenerativa en algunas de sus fincas más emblemáticas, como Mas La Plana (DO Penedès), Mas de la Rosa (DOQ Priorat) y Milmanda (DO Conca de Barberà), así como en los viñedos de la bodega Jean Leon. La empresa catalana, que acaba de celebrar el 150 aniversario, tiene también viñedos y bodegas fuera de Catalunya, ubicados en las zonas de producción de vinos de Rioja, Ribera del Duero, Rueda y Rías Baixas. En el ámbito internacional, la empresa está presente en California y en Chile.

Mas La Plana Família Torres
Una cepa de la finca Mas La Plana, con cubierta vegetal. ©Jordi Elias

La marca Torres es una de las más reconocidas internacionalmente en el mundo del vino. Recientemente ha muerto uno de los tres hermanos de la cuarta generación que se repartían la propiedad de la empresa, Juan María Torres. El principal accionista es Miguel A. Torres Riera, presidente del grupo, aunque el día a día de la empresa ya está en manos de sus dos hijos, Miquel y Mireia. La bodega de California está dirigida por su hermana, Marimar Torres, y por su sobrina y también miembro de la quinta generación, Cristina Torres.