Tres Xemeneies
Fotografía de la central térmica de Mata con las Tres Xemeneies en 1913.

La chispa de luz que transformó Barcelona cumple 140 años

La ciudad vio nacer a la primera compañía eléctrica de toda España, la Sociedad Española de Electricidad, pero la implantación de esta nueva tecnología encontró reticencias y tardó en hacerse masiva. Endesa es la heredera de este pasado industrial, que guarda en una nave de la Zona Franca.

La historia de Endesa se remonta hasta el año 1881, cuando en Barcelona se constituyó la primera empresa eléctrica de toda España. La Sociedad Española de Electricidad fue pionera al plantear la producción de energía para su venta y no para el autoconsumo. Nacida hace 140 años, esta compañía fue el embrión de la actual Endesa, con un camino para llegar al presente marcado por múltiples causalidades y anécdotas.

A pesar de ser precursora, la capital catalana tardó un poco en ver cómo el uso de la electricidad se generalizaba, mientras que en otras ciudades donde la propia Sociedad Española de Electricidad había creado filiales, como Madrid y Valencia, el proceso fue más rápido y fácil. Para entender el porqué de la lentitud barcelonesa, el responsable del Fondo Histórico de la Fundación Endesa, Toni Mera, señala que siempre que se quiere popularizar una nueva tecnología, en este caso la electricidad, la que predomina en aquel momento en el mercado siempre hace todo lo posible por no extinguirse.

El enemigo de la electricidad fue el gas, considerablemente más barato, a pesar de que utilizarlo en exceso podía ser nocivo para la salud. De hecho, en aquella época, Barcelona era la ciudad española con el gas más económico, según añade el autor de estudios y publicaciones sobre la electrificación en Catalunya, Joan Carles Alayó. Asimismo, la electricidad no encontró ni el apoyo institucional necesario para desarrollarse ni la demanda suficiente, teniendo en cuenta que las industrias disponían sus propias máquinas para funcionar.

Las dificultades que afrontó la Sociedad Española de Electricidad para introducir este nuevo modelo hicieron que la empresa acabara siendo traspasada. Pese a ello, Mera remarca que tuvo el acierto de abrir la puerta para facilitar esta transición. Tanta fue su contribución que una de las imágenes icónicas de la producción de esta energía en la ciudad, las Tres Xemeneies, nació con esta desafortunada compañía. La Sociedad Española de Electricidad construyó una pequeña central en la actual zona del Paralelo, conocida como Les Hortes de Sant Bertran. Inaugurada en 1882, acabaría expandiéndose con los años, convirtiéndose en la central térmica de Mata y añadiendo, una por una, las chimeneas que le dan nombre.

Central tèrmica de Mata
La central térmica de Mata en 1905, con solo una chimenea, que se hizo más alta cuando se añadieron las otras.

La Compañía Barcelonesa de Electricidad fue quien cogió el relevo de la Sociedad Española de Electricidad e hizo crecer la central que acabaría erigiendo a las famosas Tres Xemeneies. Con la Compañía Barcelonesa de Electricidad, que contaba con el apoyo de una empresa alemana y una tecnología más puntera, el proceso de electrificación en la capital catalana se aceleró, llegando a los tranvías y la industria, e iluminando las casas y los comercios. Después de la Companía Barcelonesa de Electricidad vino La Canadenca en 1912, que fue adquirida por Fecsa en 1952. A su vez, Fecsa se acabó integrando en el actual grupo Endesa durante la década de los 90.

La influencia de las Exposiciones Internacionales

Como tantos otros elementos de la ciudad, la Sociedad Española de Electricidad no se entiende sin la influencia de las Exposiciones Internacionales. Antes de la de Barcelona de 1888, hubo otra que determinó la llegada de la electricidad a la capital catalana, expone Alayó. En la Exposición Universal de Viena de 1873, el ingeniero barcelonés Ramon de Manjarrés descubrió el potencial de las máquinas que generaban electricidad para uso industrial o iluminar la ciudad. La Escuela Industrial decidió importar uno de estos aparatos a propuesta suya, de la mano del empresario Tomàs Josep Dalmau. Las pruebas que se hicieron en la Escuela Industrial acabaron animando a Dalmau para crear la Sociedad Española de Electricidad en 1881, con la voluntad de explotarlo comercialmente.

En la Escuela Industrial se probaron las primeras máquinas para generar electricidad gracias al ingeniero Ramon de Manjarrés

Si la Exposición Universal de 1873 puso la semilla de la primera empresa eléctrica de España, la de 1888 supuso su fin. La Sociedad Española de Electricidad mostró las virtudes de la electricidad en este encuentro internacional, iluminando los pabellones y plaza Sant Jaume. Estas inversiones para popularizar su producto acabaron haciendo insostenible la compañía, que buscó un comprador cuando acabó la Exposición Universal. Y, si en la de 1888 la demanda de electricidad no era demasiada, cuando la Exposición Universal volvió a Barcelona, en 1929, el proceso de electrificación ya se había completado en la ciudad.

Central térmica Mata
Vista del interior de la sala de máquinas de la central de Mata.

Un pequeño tesoro en la Zona Franca

Buena parte del legado de estos 140 años de historia se encuentra en una nave en la Zona Franca, donde Endesa tiene su Fondo Histórico. Se puede decir que hay de todo. Documentos, libros, fotografías, cables, contadores, turbinas, teléfonos, furgonetas, maquetas, máquinas de escribir… Incluso, está la antorcha que llevó la llama de los Juegos Olímpicos de 1992. El responsable del Fondo Histórico, Toni Mera, se encarga de poner un poco de orden y preparar los materiales cuando se envían a museos de ciudades y pueblos para explicar su pasado industrial. La semilla de este archivo la puso el extrabajador Joan Tatjer, que dirigió el Museo Fecsa y se encargó de ir recopilando todos los materiales.

Una nave de la Zona Franca guarda buena parte del pasado industrial de Endesa. © theNBP

Revisando todos estos objetos, Tatjer hace memoria y llega hasta los años 60, cuando empezó a trabajar para Fecsa. Uno de los primeros episodios que vivió fueron unas trombas de agua que bloquearon toda la ciudad. Él, que todavía “estaba de prácticas”, vio como todo el mundo hacía lo que podía para salvar una situación que les había superado y recuerda cómo le llamó un médico que había empezado a operar a una mujer para pedir que le devolvieran la luz urgentemente. Todo lo que hay en la Zona Franca le muestra cómo la tecnología ha ido avanzando desde que él empezó a trabajar y ha permitido evitar que se repitan situaciones como la que vivió aquel médico. Pero, sobre todo, todo aquello que ve en la nave le recuerda las personas que lo hicieron posible y, con el tiempo, ha llegado a la conclusión que el verdadero patrimonio industrial fueron ellas.

Fons Històric Endesa
Interior del Fondo Histórico de Endesa. © theNBP