Alrededor del Sincrotrón Alba, una de las infraestructuras científicas más punteras de Catalunya, todavía hay solares vacíos. El entorno de parques de investigación como este se acostumbran a caracterizar por la presencia de otras instituciones, que complementan su investigación y generan sinergias entre sus integrantes. En el caso del de Cerdanyola del Vallès, los centros más próximos son los vinculados a la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), que están demasiado lejos para llegar a pie.
El sincrotrón quiere romper esta soledad y aislamiento, y fomentar la colaboración con otras instituciones científicas próximas a sus instalaciones a través del proyecto Astip, que aspira a captar 350 millones provenientes de los fondos Next Generation EU. El objetivo es impulsar un polo científico en Cerdanyola que reúna a unos 1.000 investigadores, repartidos entre el sincrotrón y tres nuevos centros ubicados en el Parque del Alba. Actualmente, trabajan más de 200 investigadores en el sincrotrón.
Para la directora del Sincrotrón Alba, Caterina Biscari, la concentración y la proximidad de talento permitirá dinamizar esta zona, además de fomentar la investigación y la creación de nuevos proyectos. También servirá para permitir el crecimiento natural del sincrotrón, generando el espacio necesario para aquellas líneas de investigación que desde hace tiempo se encuentran limitadas en su interior. “Es una inversión de futuro. La oportunidad para hacerla realidad es ahora porque hay los recursos para hacerlo. No se puede desaprovechar este momento”, defiende Biscari.
Este nuevo modelo que se quiere impulsar en el Alba surgió a raíz de la convocatoria que la Generalitat hizo a finales de 2020 para encontrar iniciativas que pudieran recibir los fondos europeos. El proyecto Astip fue uno de los seleccionados en febrero por la administración catalana como candidato a recibirlos. Se integra en un conjunto de medidas que el Govern quiere impulsar para modernizar las diferentes infraestructuras científicas que hay en Catalunya y tiene un presupuesto total de 2.811,1 millones de euros.
Tres nuevos centros de 10.000 metros cuadrados
Concretamente, el proyecto Astip contempla la construcción de dos centros de investigación, el Comtec y el Ambic, que permitirán profundizar la colaboración con otras instituciones, que hasta ahora podían alquilar las instalaciones para hacer investigación en el sincrotrón, pero no tenían un espacio propio. Cada uno tendrá una superficie de 10.000 metros cuadrados y estará conectado a la luz del sincrotrón.
El primer centro estará especializado en materiales y tecnologías que permitan la transición energética y la digitalización y estará impulsado con el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB), el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2) y el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE). Inicialmente, el Comtec contará con un equipo de entre 200 y 250 investigadores, detalla el director del ICMAB, Xavier Obradors. Por otro lado, el Ambic estudiará procesos moleculares que permitan entender mejor infecciones como la del coronavirus, explica la científica Nuria Verdaguer, aportando las herramientas necesarias para afrontar aquellas que están por venir. Con unos 150 investigadores, se desarrollará de la mano del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB).
Estos dos centros, claramente alineados con los objetivos perseguidos por los fondos europeos, se complementarán con un tercero, el Syndustry, que creará por primera vez un espacio dentro de las instalaciones del sincrotrón pensado para acoger empresas, en colaboración con Eurecat y la UAB. Startups y pymes se podrán beneficiar de la luz del sincrotrón para probar nuevos materiales y procesos que les permitan mejorar su operativa, acompañadas por los científicos del Alba en un edificio de 10.000 metros cuadrados.
Transformación en un sincrotrón de cuarta generación
Además de la construcción de tres nuevos centros, el proyecto Astip incluye la renovación del Sincrotrón Alba, que pasará de ser un sincrotrón tercera generación a ser uno de cuarta. Con un presupuesto de 120 millones de euros, esta mejora de las instalaciones le permitirá generar una luz más brillante y una investigación más avanzada. La construcción del nuevo sincrotrón, el Alba II, se prevé que empiece este año y acabe en 2028. En ese sentido, Biscari señala que la transformación del sincrotrón en el Alba II ya está en marcha. La infraestructura ha recibido los primeros 7,5 millones de euros para su reforma, provenientes de los fondos europeos, que le permitirán diseñar los prototipos del nuevo sincrotrón.