A favor de Gastrocat Online

Leemos en el The New Barcelona Post que “la Acadèmia Catalana de Gastronomia i Nutrició pone en marcha una reparadora iniciativa, el portal Gastrocat Online” para ayudar a los cocineros catalanes, que, ya que tienen que cerrar estos quince días, ofrecerán “servicios de comida para llevar o a domicilio”. Me encanta, porqué ayuda. Se ve que, en la ciudad que nos ocupa, se han dado de alta en el portal restaurantes tan diversos como Via Veneto, A Pluma, Silvestre, el Gaig, M2 Gluten Free o Merquen.

Durante el aislamiento por confinamiento (perdonen la rima; se debe a la fatiga pandémica) los del Disfrutar ya preparaban para llevar las bandejas de los increíbles aperitivos que sirven —que servían— en la sala. El dueño de un pequeño local, Vinus & Brindis, que tiene una barra de vinos muy interesante, pero también tienda (está en la calle Calaf, muy cerca del mercado de Galvany) me ha contado que durante el confinamiento se produjo el siguiente incremento (perdonen la rima, de nuevo es fatiga pandémica): los clientes pedían al repartidor a domicilio que les fuese a buscar un vino a ellos para, a continuación, ir a buscar un pollo a uno de los restaurantes que citábamos más arriba, y que se encuentra en la calle Santaló, muy cerca: A Pluma.

Comprar según qué menú para llevar (perdonen de nuevo la rima. Ya saben la razón) significa que te lo entregan preparado para que lo “acabes” en casa. Envasado al vacío y a punto para meter en el horno o la olla. Es ideal para darle una sorpresa a nuestro grupo burbuja. Faltará la liturgia, claro. No habrá ese mantel (ya sea blanco, de papel con el “buen provecho” en cuatro idiomas, ya sea de cuadritos rojos y blancos). No veremos a los vecinos de mesa mal educados, que tratan a los que los sirven como si fuesen siervos. Ni esos andares, ligeros y diligentes, de los camareros arriba y abajo. O que te expliquen el plato. Que te pregunten “¿como ha ido?”, algo que solo te preguntan en un restaurante, en el quirófano y en la cama. Pero será divertido, y, sobre todo, ayudaremos. Del mismo modo que nos zampamos, en casa, una pizza, un sushi, unos tacos mexicanos, podemos también comer una coca de recapte, un lechazo o un menú degustación.

Del mismo modo que nos zampamos, en casa, una pizza, un sushi, unos tacos mexicanos, podemos también comer una coca de recapte, un lechazo o un menú degustación

Las cafeterías, claro está, pueden hacer lo mismo con el  café (ya lo hacían) pero lo tienen mucho más difícil las coctelerías y bares de copas, que no te pueden preparar un negroni para llevar, ni las cervecerías para guiris de la Rambla, que servían esas jarras de seis litros (imposible levantarlas si no te entrenó el campeón vienés de halterofilia, Wilhelm Türk). Esas jarras se pagaban, por cierto, a precio de secuestro. Yo había visto a turistas entregando maletines de manera discreta al ver la cuenta.

Si tuviese que hacer una lista de los hombres que más placer me han dado en la vida, en los lugares en el top habría camareros. Si tuviese que patentar un sistema para descubrir el valor y la inteligencia de un adulto, diría que hay que preguntarle en cuántos idiomas sabe decir: “Otra copa de vino”.