El joven arquitecto barcelonés Yassir Raïs decidió, a finales de 2015, abrir una pequeña tienda de 30 metros cuadrados en el barrio de Gràcia para vender café de especialidad, pero no como una cafetería al uso, sino únicamente para llevar. Raïs replicó en Barcelona los establecimientos de café y micro tostadores que frecuentaba en París cuando cursaba un master en arquitectura, y de ese local en la calle Siracusa surgió el nombre, Syra Coffee.
Ahora gestiona una cadena con 15 establecimientos en Barcelona y 5 en Madrid, capital en la que irrumpió en enero pasado, con un café que siempre es fresco de temporada, tostado semanalmente y 100% arábica de origen único, es decir que es de una misma finca.
El propósito es llegar a 20 tiendas en Barcelona y 15 en Madrid a finales de este año. Su facturación a finales de 2021 superó el millón de euros, con una plantilla de 60 personas que “incrementaremos hasta el centenar” este mismo año.
La expansión en puntos de venta ha ido aparejada a la recién apertura de una nave industrial de 1.000 metros cuadrados en L’Hospitalet de Llobregat para almacenar el producto y proceder a su tueste y envasado, antes de distribuirlo en las tiendas.
“Se trata de un crecimiento orgánico que autofinanciamos o vamos al mercado financiero”, explica este emprendedor “poco amante de las rondas de financiación”, aunque las hizo con anterioridad y captó unos 700.000 euros. Una de ellas facilitó la entrada con una pequeña participación en el capital de Syra Coffee de la aceleradora Itnig —liderada por Bernat Farrero, cofundador de Factorial RH— y que se tradujo en la puesta en marcha de la tercera tienda en Barcelona —en el coworking de Itnig en el Poble Nou— y en el punto de partida de la expansión de las cafeterías.
En todos los locales, siempre en alquiler —no tiene franquicias “ni se las espera”, dice Raïs—, se ofrece el café para llevar o paquetes de 250 gramos de café molido o en grano, para filtro o para expresso que, a su vez, pueden comprarse en la plataforma online de la empresa. El e-commerce supone el 25% del negocio. Lo que no descarta en un futuro es “tener locales para poder tomar el café en una mesa”, porque una vez que el consumidor amante del café “supera nuestra primera barrera de entrada, que es el precio, se transforma en nuestro cliente asiduo”, manifiesta y recalca que “lo que buscamos es hacer llegar el café de calidad a pie de calle”.
Para abastecerse del café de especialidad 100% arábica y single origin, la empresa selecciona el producto dependiendo de la temporada, lo importa y lo tuesta para comercializarlo, lo que les permite tener una trazabilidad completa del producto. “Las plantaciones de café de especialidad se reducen a un 2% de toda la producción porque son variedades que se cultivan a una altitud de entre 1.000 y 1.200 metros y que no se mezclan”, expone Raïs. “Colaboramos de manera directa con fincas tan pequeñas como de una hectárea, propiedad de individuos, familias y cooperativas, personas a las que podemos referirnos directamente por sus nombres”, añade.