El pasado mes de marzo, en esta misma columna, publiqué el artículo Regreso a la Boqueria, en el que expresaba mi alegría porque el icónico mercado había sido recuperado por los barceloneses. Eran momentos de severas restricciones por la pandemia y la Boqueria había dejado de ser un parque temático de zumos y frituras porque los turistas habían desaparecido. Y uno experimentaba la sensación perdida de poder comprar con los pasillos libres por los que poder circular tranquilamente con el carrito sin los obstáculos de los continuos selfies al cansino paso de turista.
Hoy vuelvo a expresar mi alegría por todo lo contrario, porque han vuelto los turistas a la Boqueria, y eso es un muy buen indicador de que la economía se está recuperando. Aunque la densidad de visitantes no es aún tan elevada como en el periodo pre-covid, sí es cierto que la circulación para los compradores locales se ha vuelto a complicar. Los selfies están de nuevo al orden del día.
Sin embargo, he observado que el regreso a los zumos, especialmente, no está siendo tan entusiástico, quizá porque los comerciantes son conscientes ahora de que no pueden apostarlo todo al turista, tras haber experimentado los pies de barro de este fenómeno en ciertas circunstancias como las de la pandemia. Parecen haber dado un paso atrás en este sentido.
He observado que el regreso a los zumos, especialmente, no está siendo tan entusiástico, quizá porque los comerciantes son conscientes ahora de que no pueden apostarlo todo al turista
Óscar Ubide, gerente de la Boqueria, confirma que la percepción de que el turismo ha regresado es palpable, y estima que entre septiembre y octubre la presencia de visitantes representa alrededor del 70% del nivel prepandemia. Hay que tener en cuenta que los japoneses, que son una parte muy importante del mercado turístico barcelonés, todavía no han llegado a causa de las restricciones en las fronteras del archipiélago.
“Los turistas han traído alegría y ventas”, señala Ubide, quien añade que, durante el confinamiento, la Boqueria había quedado huérfana de clientes. Y es que en los últimos años ha dejado de ser un mercado de proximidad. Sus clientes ya no son del barrio, sino turistas y vecinos de otros barrios de Barcelona en busca de la calidad de algunos de sus productos. Estos últimos, durante el confinamiento, cambiaron la Boqueria por sus mercados de proximidad.
El regreso de los turistas a la Boqueria es, por supuesto, consecuencia de la reactivación del sector en el conjunto de Barcelona experimentado en los últimos meses. Según datos del Observatori del Turisme a Barcelona, hasta el mes de octubre han llegado el 2021 a la ciudad 2,4 millones de visitantes. La mayor parte son turistas del resto de España (800.000), seguidos de los franceses (360.000). En tercer lugar, pero a considerable distancia, están los procedentes de Estados Unidos (135.000), Alemania (122.000), Italia (120.000), Gran Bretaña (85.000) y Holanda (82.000).
Ahora queda por ver el impacto que va a tener la aparición del ómicron, la variante surafricana del virus, del que aún se sabe poco. De momento, los hoteles ya han empezado a experimentar importantes anulaciones de reservas motivadas por el temor a lo que pueda venir y al cierre de algunas fronteras.
El regreso de los turistas a la Boqueria es, por supuesto, consecuencia de la reactivación del sector en el conjunto de Barcelona experimentado en los últimos meses
Pero ómicron aparte, lo que es una evidencia es que Barcelona no ha dejado de generar el interés turístico, lo que consolida el sector como uno de los pilares de la recuperación económica. Según el citado observatorio, el perfil del turista tipo en estos momentos en la capital catalana es el de una persona de 34,8 años, residente en el resto de Europa que ha viajado en pareja y que ha visitado la ciudad una media de 4,8 veces.
Ahora veremos cómo se comporta el termómetro turístico de la Boqueria de cara a la campaña de Navidad, muy pendiente de las próximas noticias sobre el impacto sanitario del ómicron. El nivel de selfies por metro cuadrado en el mercado va a ser un buen indicador. Solo nos queda cruzar los dedos.