Palau Güell
La terraza del Palau Güell, en la que Gaudí ya manifestó su particular imaginación. © Ginger StudioBcn - Diputación de Barcelona

El Palau Güell se amplía para mostrar la obra de Gaudí en su totalidad

El primer encargo que el arquitecto modernista realizó para el mecenas Eusebio Güell incorporará dos edificios que le permitirán ampliar su recorrido expositivo

En el Raval, Antoni Gaudí alzó el Palau Güell, la obra que daría origen a su fructífera relación con el industrial y político Eusebio Güell. Acabada en 1888, coincidiendo con la Exposición Universal, se convirtió en la nueva residencia del mecenas durante casi veinte años, antes de que se mudara a la casa del Parque Güell. Los años también han hecho mella en este edificio, viendo como la Guerra Civil lo convertía en una comisaría o un multimillonario estadounidense lo quería desmontar para llevárselo a su país de origen. Fue en 1945 cuando la Diputación de Barcelona lo adquirió para garantizar su preservación y difusión cultural, convirtiéndose así en la única obra del arquitecto barcelonés de titularidad pública. Pensado como una vivienda y no como un museo, ha sido objeto de diversas reformas, que ahora se complementarán con una ampliación de las instalaciones emprendida por la institución supramunicipal.

La Diputación de Barcelona tiene en mente este proyecto desde principios de los 2000, pero no ha sido hasta este mandato cuando ha decidido darle un impulso definitivo. El plan de ampliación se traduce en la incorporación de los dos edificios colindantes al Palau Güell, con el objetivo de sumar 1.500 metros cuadrados de superficie, de los cuales 500 metros cuadrados serán de uso expositivo. De esta manera, se podrá mostrar al público la totalidad del monumento, el único que Gaudí pudo ver en vida y donde utilizó por primera vez su famoso arco parabólico y el trencadís, que invade la terraza, dejando ya intuir la imaginación del arquitecto barcelonés.

La ampliación del recorrido expositivo se traducirá en reubicar en los dos bloques anexos servicios que hoy por hoy se realizan en el interior del edificio de Gaudí. Asimismo, se liberarán espacios para su visita como las dependencias que Güell utilizó para comandar sus negocios. Actualmente, lo que fue su despacho, unas oficinas y una antigua biblioteca están cerradas al público y se destinan a cuestiones como la atención al público. También se trasladarán instalaciones que hoy conviven con dificultad con la arquitectura de un edificio de estas características, como la electricidad, la climatización o la seguridad.

Ampliación Palau Güell
El Palau Güell sumará dos edificios anexos para reubicar servicios que ahora se hacen en su interior y poder abrirlos al público.

Asimismo, la actuación respetará la historia detrás de los dos edificios, remarca el responsable de Patrimonio Cultural de la Diputación de Barcelona, Joan Closa. La Casa Jordà, la más alejada a la Rambla y con cinco plantas, ya hacía muchos años que estaba construida cuando Gaudí proyectó el Palau Güell. El terreno había sido ocupado unos cuantos siglos antes por un antiguo colegio de Sant Àngel Màrtir dels Carmelites Calçats, ubicación que mantuvieron hasta que la zona se urbanizó y se construyó la casa, a finales del siglo XVIII. Más tarde, fue bombardeada en 1842 desde Montjuïc por Espartero y el indiano Joan Jordà la reconstruyó dos años más tarde con su aspecto actual.

A nivel técnico, la prexistencia de la Casa Jordà implica que Gaudí concibió el Palau Güell en sintonía, por lo que ambos edificios tienen sus diferentes plantas a la misma altura. Esto facilitará ubicar en este anexo servicios o escaleras y ascensores, mejorando la accesibilidad del museo. Así, las personas con movilidad reducida podrán acceder hasta la terraza, un espacio al que ahora no pueden ir, aunque solo podrán visitar una parte, teniendo en cuenta que la orografía gaudiniana tiene unas subidas y bajadas que complican el paso. La conexión entre la Casa Jordà y el Palau Güell se hará a través de un patio de luces que hay entre ambos edificios, sin tener que malmeter ningún elemento de la obra de Gaudí. Esta conexión también permitirá ampliar el número de salidas de emergencia.

Por otro lado, la Casa Fradera, más bajita que la Casa Jordà, se edificó en 1850, haciendo esquina con La Rambla. Güell acordó con su propietario, Llorenç Fradera, que no podría levantar ninguna planta más. Por encima de esta finca, el Palau Güell conectaba con la casa que tenía el padre de Güell en la Rambla. Este inmueble servirá para resolver una carencia del monumento de Gaudí, disponer de un salón de actos y una sala para exposiciones temporales, así como se habilitará un espacio para recibir con más comodidad a los visitantes. También se ubicarán un almacén y oficinas de gestión, más funcionales que las actuales.

La presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín, ha detallado que el presupuesto de la actuación será de cinco millones de euros. A esta cifra habrá que sumar unos seis millones más para la adquisición de los inmuebles, la Casa Fradera y la Casa Jordà. La primera aún está pendiente de cerrar los últimos flecos de la compra, mientras que la segunda fue adquirida en 2014. Según Marín, el calendario con el que trabajan sitúa el fin de las obras para 2026. Mientras duren los trabajos, el Palau Güell permanecerá abierto.

Salón central Palau Güell
La ampliación del Palau Güell supondrá una inversión de cinco millones de euros, a la que habrá que añadir seis millones más por la adquisición de los dos inmuebles. © Montserrat Baldomà Soto – Diputación de Barcelona

Más allá de abrir nuevos espacios a los visitantes y ampliar la protección del espacio museístico, el plan de la Diputación también enlaza con un objetivo perseguido por el Ayuntamiento de Barcelona en esta zona de ciudad, señala el primer teniente de alcaldía, Jaume Collboni. El consistorio está trabajando en reforzar su eje cultural, con ejemplos como el nuevo Principal en la Rambla. Precisamente, el teatro se encuentra detrás del Palau Güell y se contempla enlazar ambos espacios con un corredor.

Siendo poco conocida entre los mismos barceloneses, esta joya arquitectónica en plena ciudad atrae mayoritariamente a visitantes de fuera del país. Antes de la pandemia, en 2019, recibió a más de 200.000 visitantes, con el 92% proviniendo del resto de Europa, América o Asia. El verano pasado, con el turismo aún a medio gas, registró una afluencia de 83.800 visitantes. Como curiosidad para los que se animen a visitarla, en la terraza, una de las chimeneas con trencadís luce a Cobi y el símbolo de los Juegos Olímpicos. Fue una pequeña licencia en una de las reformas que se han acometido.

Fachada Palau Güell
El Ayuntamiento quiere reforzar la Rambla como eje cultural, a lo que contribuye la potenciación del Palau Güell. © Montserrat Baldomà Soto – Diputación de Barcelona