Cuando Jordi Colomer se asomaba al balcón de su piso del Raval, se asomaba al Macba, situado junto a su antiguo piso en el corazón de Barcelona. Ahora, es el Macba el que se asoma sobre el universo del reputado artista, con la exposición más extensa sobre su obra hasta la fecha. La muestra, que puede visitarse hasta el 24 de septiembre, hace un recorrido sin orden ni dirección preestablecida por la sólida y reconocida trayectoria de Colomer, a través de más de una cincuentena de obras. En salas que se entrecruzan, el universo de Colomer emerge a través de formatos que van desde esculturas hasta collages, vídeos y un cartel luminoso desletrado que recibe o despide al visitante, según como se mire.
Las obras están dispuestas de forma premeditada para que el visitante se sienta como quien pasea sin rumbo fijo por una ciudad de callejones y plazas que no se sabe dónde empiezan ni dónde acaban. “Está organizada para perderse. Como en una pequeña ciudad, no hay un recorrido único”, según subrayó Colomer en la presentación de la muestra. Esta forma anárquica de recorrer su trayectoria facilita ver su obra desde ángulos distintos, incluso al propio artista: “Me ha sorprendido que multiplica los puntos de vista respecto a lo que yo mismo pensaba. Veo más cosas de las que había pensado que se podían ver”.
El paseo por su obra y trayectoria, repasada en muchos casos de forma audiovisual, tiene paradas obligatorias en proyectos como su Anarchitekton (2002-2004), de fotografías con dinámicas maquetas de edificios frente a sus originales, y su coche itinerante con el mensaje luminoso No? Future! (2006). También son protagonistas sus iniciativas colectivas, como Crier sur les toits (2011), con la libertad de gritar a los cuatro vientos, New Palermo Felicissima (2018), con una procesión de barcos en el mar, y Modena Parade (2022), con una representación multitudinaria de la muerte.
Un gigante sobre el balcón del museo y otro ubicado ante su fachada dialogarán en la performance El Balcó
Las obras que recoge la muestra, que parten de la década de 1980, se complementan con tres nuevas producciones: Spanish Coast (2017-2024), El Balcó (2024) y Abecedario argentino (2023-2024). A través de esta última, estudiantes de Buenos Aires de unos 10 años fueron invitados a construir su propio abecedario, utilizando una misma letra como inicial para construir listas de palabras. Parece un juego que el artista ha replicado precisamente para dar nombre a la exposición, titulada Façana, Foto, Festa, Futur, Fideus. Cinco palabras tan conexas o inconexas como uno se proponga.
La presentación de las obras, que tiene la condición escénica como hilo conductor, juega también con múltiples narrativas y con las geografías diversas por las que el artista ha transitado, como Bucarest, Ciudad de México, Estambul, Tetuán, Módena, Palermo y Buenos Aires. A través de la muestra, los trabajos de Colomer aspiran a activar la potencia de la imaginación y a jugar con distintos elementos y tiempos verbales. Todo ello en una exposición que Colomer ha concebido en un proceso vivo y cambiante durante el que el museo se ha ido adaptando al contorno de las ideas del artista.
Fuera de los muros del Macba
La exposición y la obra de Colomer no se quedará dentro de las blancas paredes del Macba. Además de tener a La Infinita de L’Hospitalet de Llobregat como sala, aspira a generar un debate entre el museo y su entorno, de una forma poco común. Un gigante de un solo ojo sobre el balcón del museo y otro ubicado ante su fachada dialogarán en la performance El Balcó. El objetivo es comprobar cómo se relacionan el Macba y el Raval, en una propuesta que se ha testado en dos ocasiones en mayo, y que se repetirá el 24 de septiembre para cerrar la exposición. Los dos protagonistas de la performance tomaron forma de la mano del titiritero y constructor Eudald Ferré, a partir de dibujos que chicos y chicas del Casal dels Infants del Raval crearon durante un taller dirigido por Colomer.
El balcón protagonista de la performance, ubicado sobre la puerta principal del Macba, es uno de los elementos del museo que más llamaba la atención a Colomer cuando residía en el Raval, y es que está dispuesto de tal manera que parece estar esperando a que un orador proclame un discurso memorable sobre una plaza habitualmente repleta de skaters. Colomer ha ideado la performance para que los gegants pongan fin a esta espera, y generen un discurso y relato de interrelación entre el equipamiento y el barrio, en la línea de las reflexiones que el artista suscita a través de unos trabajos que bucean sobre la confluencia entre lo que es ilusorio y lo que es real.