El comercio del centro de Barcelona “se mantiene vivo, es resiliente y sabe reaccionar”. Éste es el análisis de Teresa Llordés, presidenta de la asociación de comerciantes Barna Centre, sobre la situación en la que se encuentran las tiendas del barrio Gòtic, unos establecimientos que “son necesarios para mantener viva la singularidad de Barcelona como ciudad”.
La asociación Barna Centre, consciente de que la recuperación de la actividad a niveles prepandemia “tardará en llegar”, es una de las partes instigadoras de la iniciativa Aparadors Artístics, una innovadora acción llevada a cabo por la publicación cultural Hänsel i Gretel, que pone en valor la relación histórica entre el comercio y la cultura, y entre éstos y la ciudadanía.
Hasta el 31 de marzo, trece artistas nacionales e internacionales de reconocido prestigio provenientes de las artes visuales, artes escénicas, del cine y de la literatura utilizan los escaparates de comercios de las calles del Pi, Petritxol, Banys Nous y Palla para acercar sus creaciones al público.
“Se ha generado una reacción de asombro y una alegría compartida muy positiva. Desde una persona que se dedica a la docencia, que nos comentaba que era una oportunidad excelente para llevar a sus alumnos a hacer la ruta y hablar de los artistas que han colaborado, hasta personas que tienen interés por la expresión artística y que están entusiasmadas con que estas obras salgan puntualmente de las galerías, al tiempo que ayudan a dar valor a un modelo de comercio que se siente cercano”, explica Teresa Llordés.
Éste es parte del resultado de la conjugación de los comercios Sant Joieria, Marcs Petritxol, Sala Parés, Yellowkorner, Conesa Papereria, Joieria Petritxol, Accent Created Diamonds, Fargas Xocolateria, Antiguitats Olga de Sandoval y Villa del Arte, con los artistas Joan Fontcuberta, Albert Serra, Lara Fluxà, Sok Kan Lai, Dominika Berger, Marcos Palazzi, Ari Gardiazabal, Alicia Kopf, Jaime Serra, Gino Rubert, Miquel Aparici, Montse Valdés y Albert Espona.
“Tengo que poner de manifiesto la generosidad de los artistas participantes, todos muy reconocidos, y que enseguida dijeron sí y nuestro agradecimiento a Hänsel i Gretel, y sus responsables Fèlix Riera y Llucià Homs, que han sido la pieza clave de la acción”, explica Llordés. La presidenta de los comerciantes del centro de la ciudad considera que tanto los artistas como los tenderos ponen de manifiesto la posibilidad de acercarse de una manera diferente a las personas que pasean por el centro de Barcelona y que, mediante la cooperación, “todo el mundo gana y que la complicidad de los diversos agentes que conforman la realidad urbana, es imprescindible para recuperar anímica y económicamente, un centro de ciudad que afronta grandes retos”.
En este sentido, Barna Centre pone de manifiesto que, si bien el turismo ha representado durante mucho tiempo una aportación importante para la dinamización de la ciudad, ahora las expectativas de futuro pasan por opciones muy diferentes. “A corto y medio plazo, el turismo tendrá otro peso, más específico”, remacha Llordés. “La recuperación tardará en llegar, la inercia de los efectos pandémicos y el agravamiento de la coyuntura internacional nos sitúan ante un horizonte de incertidumbre, pero existe una ventana de oportunidad para que, entre todos, podamos planificar una salida de la situación, con fuerza y con las herramientas adecuadas”, añade.
Teresa Llordés: “Hay un compromiso necesario: mantener vivo y singular el pequeño comercio del centro de la ciudad, porque es también mantener viva la singularidad de Barcelona como ciudad”
Entienden los comerciantes que la base fundamental del comercio del centro son los propios ciudadanos de Barcelona y es por este motivo que han arrancado Aparadors Artístics. Una iniciativa que seguro se replicará próximamente para insistir en que los escaparates de las tiendas del barrio son espacios de conexión y de diálogo con la ciudadanía y también para contar la historia de comercios muy arraigados y singulares del centro de la ciudad.
La presidenta de Barna Centre defiende que el comercio se caracteriza por su adaptación constante: a la oferta y la demanda, a los nuevos hábitos de consumo, etc. y que “el centro de la ciudad es resiliente por naturaleza, ¡sabe reaccionar! Hace años que lo hace porque éste es el camino que se le dejó con la proliferación de los centros comerciales urbanos y periféricos, la transformación digital, el autoabastecimiento de los ciudadanos…”. A su entender, “hay un compromiso necesario: mantener vivo y singular el pequeño comercio del centro de la ciudad, porque es también mantener viva la singularidad de Barcelona como ciudad”.