“He conseguido un gran hito en mi vida, que es ser mi propio jefe. Sin un duro, sí, pero soy dueño de mi tiempo y eso es algo que creo que también se refleja en la música que hago, de calidad, según mi criterio y sin doblegarme a las exigencias del mercado. Me podré quejar de no tener pasta, pero nunca de haber hecho arte de mierda para conseguirla”. Tras haber cenado una tortilla de patatas —“con cebolla, obviamente”—, Pau Lobo se acoda a la barra y pide un ron Areucas con limón, para acompañar la conversación y las notas de Todos los años que me quedan, de Gloria Estefan, que acompasan la atmósfera del Bar. “Tengo total libertad de acción y creación”, remata.
Oriundo del barrio de Horta, familia de artistas y personas sensibles a la cultura, Pau Lobo siempre ha sentido una irrefrenable pulsión hacia todo lo artístico. “De chaval, mientras los demás jugaban a fútbol yo dibujaba”. La música es, así, desde su tierna infancia, algo más que algo que se escucha y disfruta. Es aire que respira, sangre que fluye, alma latente mediante la que canalizar las emociones. “A los 16 años me subí por primera vez a un escenario y enseguida me involucré en un sinfín de proyectos”. En 2013 dio un paso que, pese a su joven edad, se podría considerar como definitivo.
“Seis amigos fundamos La Sra. Tomasa, que va más de ser un grupo. Es nuestro proyecto vital, un regalo, con el que hemos girado por todo el mundo, hemos grabado discos y rodado varios cortos y hasta una película. Es lo que nos ha permitido conocer a un montón de gente y llegar con nuestra música a tanto público”. Tras algo más de una década, la banda vuelve ahora a salir a palestra con su quinto álbum, 1040 (Guspira), con el que vuelven a llenar las vidas de sus numerosos seguidores con el calor mestizo y urbano de su cancionero.
— ¿Y sabes qué es lo que más me gusta? — pregunta.
— No, dime.
— Que sigamos los mismos seis fundadores involucrados en el proyecto. La formación no ha cambiado. Estamos los que lo empezamos y lo vivimos con mucha sintonía. A estas alturas, somos mucho más que amigos. Somos hermanos — y, en decirlo, sonríe con toda al amplitud de su boca.
Hurgando debajo de la coraza
“Mi hermano mayor tenía una discapacidad que redundaba en episodios muy violentos. Crecer a su lado me ha dotado de mucha paciencia y mucha capacidad de gestión emocional”, explica el parroquiano, que vivió el que tal vez haya sido el momento más oscuro y amargo de su existencia en 2016, cuando su hermano falleció. “Sentí que había cosas que necesitaba expresar en solitario, obviamente sin desligarme del grupo, pero al margen de este”. Empezó a escribir canciones. “La primera, pocos días después de su muerte”, y dos años después escogió tres temas, “cada uno de un momento de mi fase de luto”, que constituyeron el EP Conmigo tranquilo.

“Este proyecto de música en solitario ha ido tirando adelante, con algún tema, algún concierto, con colaboraciones y demás, pero en este 2025 es cuando va a volver del todo con mi primer disco, Bajo la coraza, que seguirá explorando aspectos muy íntimos, muy míos, que siguen ligados a la memoria de mi hermano”, adelanta el artista, que antes saldrá de gira con la banda para presentar el nuevo álbum por Estados Unidos, Canadá “y probablemente Latinoamérica, ya se verá”.
“Barcelona es una ciudad increíble, que amo por toda su enorme oferta cultural, aunque las normativas represivas coartan esta actividad y pasan factura al mundo musical”
— ¿Y en este proyecto en solitario participa alguno de tus socios de La Sra. Tomasa?
Pau sonríe y niega con la cabeza.
— No, claro, en parte la gracia de hacer algo en solitario es poder trabajar con gente diferente.

Desconectar para echar la ciudad de menos
El músico es un enamorado de su barrio, Horta, y de los patios interiores del Eixample, vividos como expresiones de una intimidad urbana que sólo se puede ver y apreciar desde dentro de las casas y, por tanto, están a salvo de la mirada inmediata, impúdica, de las calles. Como si contemplarlos, fuera equivalente a surcar una desnudez bella y privada, que gana atractivo por su condición de secreta.
“Me gusta que sea una ciudad pequeña con un ritmo frenético y muchas tentaciones en las que caer”
“Esta es una ciudad increíble, que amo por toda su enorme oferta cultural, aunque las normativas represivas coartan esta actividad y pasan factura al mundo musical y artístico. En cualquier caso, me gustan su paisaje y su paisanaje. Me gusta que sea una ciudad pequeña con un ritmo frenético y muchas tentaciones en las que caer”, reflexiona mientras termina su ron y desenfunda su paquete de Camel para salir a fumar. “A veces, la verdad, siento la necesidad de desconectar un poco de todo este ritmo”, añade Pau Lobo.
— ¿Y cuando te vas y desconectas qué ocurre?
Pau Lobo vuelve a sonreír.
— Pues ocurre que siempre la acabo echando de menos, replica.
Y, al mismo tiempo, casualidad, Gloria Estefan arranca con Volverás, poniéndole a esta reflexión la banda sonora más exacta.