Llega en el momento que media entre los últimos coletazos de la mañana y la que, oficialmente, es ya hora del vermú, por lo que duda si pedir un cortado o una cerveza. Finalmente, Ferran Aisa se decanta por el café y pide que, en todo caso, si la radio debe seguir sonando, que lo haga con alguna canción de los Beatles o de Bob Dylan.
Escritor, periodista, historiador y poeta, tras pedir su consumición, Ferran Aisa se acoda a la barra. Investigador de hondo calado y nombre ineludible en la bibliografía dedicada a los movimientos libertarios, tanto en Catalunya como en España, el autor de títulos como Dinamita Cerebral. Cultura, literatura, arte y poesía anarquista; Viaje por la España franquista, 1969-1970; ECN 1 Radio CNT-FAI Barcelona, la voz de la Revolución o El laberint roig: Víctor Colomer i Joaquim Maurín, mestres i revolucionaris, es asimismo experto de referencia sobre Joan Salvat-Papasseit, del que ha publicado tres libros, y un poeta fértil, como demuestra la gran cantidad de poemarios en su haber.
“He escrito diversos libros de historia contemporánea sobre el movimiento obrero, sobre todo de tendencia libertaria, y también biografías como la de Joan Salvat-Papasseit y ensayos como Utopía. He publicado artículos culturales en periódicos como Diario de Barcelona, Avui, El Punt Avui, La Vanguardia, 20 Minutos, Diari Més o Solidaridad Obrera. He trabajado de documentalista y comisario para exposiciones institucionales. También he publicado diversos libros de poemas y he participado en festivales poéticos como el de Voces del Extremo en Moguer, Bilbao y Barcelona”, explica Ferran, quien puntualiza que algunos libros los ha escrito con su compañera, Mei Vidal.
La llamada de la escritura
Hubo un tiempo en que Ferran Aisa era un trabajador, un asalariado, con un sueño: el de dedicar su vida y tiempo a investigar y a juntar letras. “La principal decisión que tomé en mi vida fue dejar una empresa en la que trabajaba para dedicarme exclusiva y profesionalmente a escribir. Para poder sobrevivir tuve que tocar muchas teclas… reseñas de libros, clases de historia, guiones, exposiciones y, naturalmente, redactados de libros. En resumen, fue una aventura que valió la pena”, explica antes de insistir en que también contó, y mucho, con la ayuda de Mei.
El resultado es que, desde 1987, Ferran Aisa lleva atesorado más de medio centenar de títulos. Y la cosa va a más. “Después de la publicación de La huelga de la Canadiense, en 2019, que me permitió recorrer Catalunya y gran parte de España, llegó 2020 marcado por las restricciones de la covid-19 y de una intervención quirúrgica a la que fui sometido. Ahora he vuelto a la investigación y a la preparación de nuevos libros. Para lo que queda de este año y del próximo, si todo va bien, publicaré dos títulos: Cultura y anarquismo y El anarquismo contra la dictadura franquista, 1939-1975. El primero es una recopilación de artículos de prensa y conferencias, y el otro, un estudio sobre el anarquismo y la CNT bajo el franquismo”. Y sonríe, feliz “de la gente que he conocido de toda la península ibérica a través de mi participación en actos culturales”.
— ¿Y hay algo de lo que te sientas particularmente orgulloso?
— Quizás de haber conseguido el Premio Ciudad de Barcelona de Historia, en el año 2000.
Raval, memoria sentimental
“Soy hijo de Barcelona, mis padres también nacieron aquí. Mis abuelos llegaron a la ciudad de jóvenes. Los paternos desde Aragón y Valencia y los maternos desde Lleida. Por tanto, soy un genuino hijo de la Corona de Aragón”, explica con expresión divertida. “Nací en el barrio Chino, en la calle de la Cadena donde mataron al Noi del Sucre, mi casa ahora no existe, la derribaron para construir la Rambla del Raval”, explica Ferran, quien asegura que no hay nada que le repugne de esta Barcelona que ama, más allá de las conductas incívicas “de algunas personas que olvidan que la calle y la ciudad son patrimonio de todos”.
Y, terminado su café, ya en plena hora del vermú, se anima a pedir una cerveza para sumergirse en la memoria sentimental del barrio Chino de los años 60 del siglo pasado. “Cuando era pequeño me gustaba subir a jugar al terrado, allí pasábamos muy buenos momentos los chicos de la escalera o de la calle, explicándonos aventis, así como lo dice Marsé, jugando a vaqueros, a futbol o a cualquier otra cosa. En aquellos años hacíamos hogueras por San Juan en las estrechas calles del barrio. Más adelante, cuando éramos jovencitos, hacíamos guateques con la música yeyé del momento”. Mucho del espíritu y las vivencias de aquel Raval lo ha capturado, el escritor, a través de una conspicua producción poética que se puede paladear en libros como Balada dels Ravals, El Raval de Barcelona o Calidoscopi.
Con semblante ausente, Ferran Aisa cierra ahora los ojos para repasar mentalmente aquellas sensaciones pretéritas y eternas, las que cimentaron su educación emocional y apuntalaron el mundo sobre el que ha seguido habitando, pensando, observando y escribiendo.
— Perdona que te saque de tus cavilaciones, pero la hora de comer se acerca y te tengo que preguntar si querrás picar algo o hacer un menú.
— Si fuera de noche pediría alguna ración, pero siendo mediodía te pido menú, —replica con una sonrisa afable y la mediana a medio beber.