La sostenibilidad se ha convertido en un reto transversal para todos los sectores. No obstante, en el caso del turismo, cobra especial relevancia por su gran impacto a distintos niveles: medioambiental, social —tanto por ser una actividad intensiva en mano de obra como por los efectos en la población local—, urbanístico, etcétera. La sostenibilidad, en el caso del turismo, por tanto, depende del equilibrio de múltiples factores.
Bajo esta premisa, la cadena hotelera Ohtels ha trazado un plan de sostenibilidad que recientemente ha contado con el apoyo del Institut Català de Finances (ICF), que tiene como prioridad financiar este tipo de inversiones verdes. Concretamente, el organismo público ha ayudado a financiar a unas condiciones más favorables de las que ofrecía el mercado la instalación de 200 placas fotovoltaicas (100KWp) en el hotel La Hacienda de La Pineda (Vila-Seca), repartidas entre la cubierta del edificio, las pérgolas de estacionamiento exteriores y el tejado.
Apuesta por las renovables
Además, también se han instalado cargadores para vehículos eléctricos y, en 2022, se sustituyó la máquina de climatización central del hotel, que es la fuente más importante de consumo eléctrico, por sistemas de alta eficiencia. La apuesta por la sostenibilidad y las energías renovables de la cadena ya tiene cierta trayectoria y, en total, cuenta con 2.680 placas fotovoltaicas —nueve de sus 13 hoteles disponen de ellas—, que equivalen a 220 kW de potencia y generan anualmente 1,5GWh, lo que supone un ahorro de 1.500 toneladas de CO2 al año.
“En un solo día de temporada alta tenemos alrededor de 3.500 familias alojadas en nuestros establecimientos. Esto significa que cada jornada de máxima ocupación generamos un impacto equivalente al de una familia durante casi 10 años. Utilizamos este dato como referencia para ser conscientes de hasta qué punto nuestra huella medioambiental es relevante”, explica Quim Oliva, director de proyectos de Ohtels.
Horizonte 2032
Ohtels lanzó su plan de sostenibilidad en 2022 con el objetivo de culminarlo en una década. El grupo se ha marcado como meta no generar ningún residuo en su actividad en 2032 y, para ello, está reduciendo los envases y embalajes en sus hoteles y oficinas. En el plano del desperdicio alimentario, Ohtels colabora en todos sus establecimientos con la app Too Good To Go para dar salida a los excedentes de sus restaurantes.
Otro de los compromisos de Ohtels es “reducir la dependencia energética en hasta un 50%” en 2032 a través de la optimización del uso de las instalaciones, la inversión en tecnologías más eficientes y la producción de energía renovable. “Intentamos trasladar e involucrar a los clientes en todo este proceso a través de la comunicación y las actividades de animación, en las que les damos consejos sobre cómo reducir el desperdicio de alimentos y ser más eficientes en su uso de la electricidad, y tratamos de que sean conscientes del perjuicio que supone la contaminación por plásticos en el Mediterráneo”.
La compañía factura actualmente 65 millones de euros anuales y emplea a 1.500 personas
Ohtels nació en 1986 con la construcción del hotel Belvedere, en Salou. En 2002 construyó su segundo establecimiento, el Vil·la Romana, también en el municipio y, a partir de ese momento, empezó a especializarse en la administración de hoteles de terceros y a expandirse por la Costa Daurada. En 2014 se hizo con la gestión de un hotel en Andalucía y, desde entonces, el grupo se ha expandido geográficamente por esa región hasta llegar a un total de 13 hoteles bajo la marca Ohtels.
Actualmente, la compañía factura 65 millones de euros anuales y emplea a 1.500 personas. “Hemos vuelto a los niveles de ocupación prepandemia, pero con un incremento muy grande de los costes”, afirma el director de proyectos de Ohtels. De cara al futuro, el grupo se marca como objetivo seguir invirtiendo en los establecimientos para mantenerlos actualizados y mejorar su sostenibilidad.
Crece la inversión crediticia destinada a proyectos de eficiencia y sostenibilidad
En 2022 el Institut Català de Finances (ICF) aprobó un plan estratégico para el período 2022-2025 que sitúa en el centro de su actuación los objetivos medioambientales, así como los sociales y de gobernanza. En este sentido, la hoja de ruta de la entidad catalana de banca pública tiene como prioridad promover la financiación de proyectos cuya finalidad es la mitigación o adaptación a los efectosdel cambio climático. El objetivo del plan estratégico es que, al menos, el 35% de la nueva actividad sea considerada sostenible.
“Ahora más que nunca, la transición hacia un modelo económico más respetuoso con el medio ambiente y la sociedad es una necesidad urgente y real. El Grupo ICF no es ajeno a estas cuestiones. El sector financiero tiene un papel clave en este proceso y nosotros formamos parte de la solución. Porque, como entidad financiera pública, la gestión ética y responsable forma parte de nuestra razón de ser. En este sentido, tenemos dos grandes retos sostenibles de cara a los próximos años: acompañar al tejido empresarial en la transición hacia un modelo de negocio sostenible e integrar de forma transversal criterios de sostenibilidad en el modelo de gestión del Grupo ICF”, explica la consejera delegada de la entidad, Vanessa Servera.
En 2022, el ICF financió más de 470 empresas, por un importe global de 479 millones de euros. De ese volumen, 159 millones de euros se destinaron a financiar proyectos que impulsan la eficiencia energética, la economía verde y la sostenibilidad; 38 millones de euros de financiación para proyectos de vivienda de alquiler social y 2 millones de euros a proyectos relacionados con la cultura, la salud, el cuidado de las personas y las ciencias de la vida. En total se han formalizado 145 operaciones relacionadas con el medio ambiente y 105 con el ámbito social.
