Julià Guillamon ha publicado "Les Cuques".

Los tiempos de la naturaleza

Julià Guillamon, escritor y crítico, crea un nuevo artefacto literario a partir de vivencias personales. “Les cuques” (Anagrama), en catalán, y “Mariposas de invierno y otras historias de la naturaleza” (Círculo de tiza), en castellano, nos habla de los veranos y sus paisajes, del paso del tiempo y de los seres (humanos o no) con los que nos cruzamos constantemente.

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ra sé que tota aquesta ànsia de cuidar roures i boixos, jonquilles i atzavares, ens ha fet servei quan hem hagut de cuidar-nos nosaltres mateixos”. También de esto habla el libro, de la importancia de cuidarnos.

Pero, ¿cuál es el argumento de “Les cuques”?

“Les cuques” es la historia de una familia que no puede ir al bosque. Estaban acostumbrados a ir habitualmente y, de repente, tienen que dejar de ir porque la mujer sufre un derrame cerebral. Y de ahí salen una serie de relatos en los que hay toda una reflexión sobre el tiempo de las personas y el tiempo de la naturaleza.

¿La naturaleza tiene una función terapéutica?

Esta gente se pasa el día vigilando que los coches no chafen a los bichos. Y cuando les entran insectos en casa, también, les abren la ventana y los sacan. Tienen una relación de convivencia con la naturaleza. Les gusta convivir y sentirse parte de este mundo natural. Y todo esto que han aprendido a hacer en la naturaleza les sirve para su situación de precariedad de salud y emocional que atraviesan durante tres años, que es el periodo que abarca la novela.

El origen del relato es una vivencia personal reciente…

El libro está basado en un hecho real. Mi mujer tuvo un derrame cerebral y cuando estuvo en coma, que estaba muy grave y no sabíamos si saldría, yo tenía que escribir un artículo para La Vanguardia. No sabía si hacerlo o no y, finalmente, decidí que sí y escribí sobre lo que nos estaba pasando. A mi me fue bien pero creo que lo más interesante fue comprobar que aquello que explicaba le interesaba a la gente. Mucha gente me llamó, lo comentó y todavía ahora hay gente que se acuerda. Te das cuenta que algunas cosas, que te parecen muy privadas y que te las has de guardar para ti, si las sabes explicar y hacer literatura con ellas, pueden ser útiles para otras personas.

Tu infancia transcurrió entre Poble Nou y Arbúcies.

Yo vivía dos vidas. Vivía en Poble Nou, en Barcelona, que era lo menos cercano a un mundo de insectos, ya que estaba lleno de humo y fábricas. Y luego, como mi familia tenía una fonda en Arbúcies, pasábamos aquí desde el mes de junio hasta el Pilar. Eran dos mundos muy diferentes y cuando llegaba aquí me fijaba mucho en las cosas. Me impresionaba mucho, por ejemplo, las mariposas de noche, que estaban por todo el pueblo.

Poco a poco decidiste ir pasando temporadas cada vez más largas aquí…

Sí, nos lo fuimos haciendo nuestro. Y cuando podía venía aquí a escribir. Además, hice una cosa que recomiendo a todos los padres. A veces nos cuesta comunicarnos con nuestros hijos. Yo decidí introducirlo en el mundo de los insectos. Como vivíamos al lado del bosque al salir de casa veíamos muchos y, después, al volver, mirábamos libros y manuales para identificarlos y conocer la historia. Y fue un vínculo muy fuerte con mi mujer y mi hijo, sobretodo con mi hijo, porque aprendimos muchas cosas juntos. Y después está la vivencia del escritor que va solo por el bosque. A mi me gusta mucho ir solo por el bosque.