Los Sírex
El Museu del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú dedica una exposición a Los Sírex. ©X. Casinos
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Los Sírex siguen a todo tren

La histórica banda barcelonesa continúa dándole al rock and roll mientras estrena exposición y triunfa en el festival internacional Rockin’Race Jamboree

Llevan más de 60 años tocando y los Sírex siguen dándole al rock and roll en sus 80 años como lo hacían a los 20. Hace solo dos meses, hicieron bailar hasta a las escobas —nunca mejor dicho— en el festival internacional Rockin’Race Jamboree, que desde hace tres décadas se celebra en Torremolinos reuniendo a miles de incondicionales del género de todo el mundo. Triunfaron con sus viejos éxitos y el rock de siempre, y se les han vuelto a disparar las actuaciones. Son tan incombustibles como los Rolling Stones. Y, además, hace unas semanas se inauguró en el Museu del Ferrocarril de Vilanova i la Geltrú una exposición titulada El tren de la costa, que toma el nombre de uno de sus grandes temas roqueros históricos.

Así, El tren de la costa ocupa una de las salas del museo, muy cerca de otros ferrocarriles históricos, como la réplica del primero que hizo el trayecto Barcelona-Mataró en 1848, locomotoras de vapor y hasta uno de los primeros Talgos. La muestra reúne memorabilia de la banda barcelonesa, como portadas de discos, fotografías y otros objetos que rememoran su carrera, incluido un escenario con fotos silueteadas a tamaño real de los tres componentes más veteranos del conjunto.

De los cinco miembros de la banda estable de los 60, solo quedan el cantante, Leslie, el Anxoveta de la Barceloneta, y Pepe Fontseré, el guitarrista rítmico. El guitarra solista Manolo Madruga y el batería Lluís Gomis fallecieron hace unos años, y Guillermo Rodríguez decidió no hace mucho que ya era hora de colgar el bajo. Junto a Leslie y Pepe, sigue también Juanjo Calvo, que se incorporó a finales de los 70, cuando el grupo volvió a los escenarios, y ya lleva más de 40 años a cargo de los solos de guitarra. Los tres, junto con otros tres músicos de apoyo, siguen en la brecha.

La canción El tren de la costa es uno de losgrandes temas roqueros históricos de los Sírex.

La canción que da nombre a la exposición es uno de los grandes clásicos de los Sírex. Fue Leslie —Antoni Miquel de nombre real— quien escuchó la versión original a principios de los 60 cuando un marinero de la Sexta Flota norteamericana la pinchó en el restaurante Hawai de la Barceloneta. Su título original en inglés es Train kept a rollin (algo así como El tren siguió rodando), y le impactó tanto que se la intentó comprar al marinero, que se negó de una forma tan mal educada que el de la Barceloneta, el orgulloso hijo del pescador Anxova, se la birló en un descuido y escribió una letra en castellano, aquella con el estribillo “corre niña ves al tren o marchará”.

El Train kept a rollin que Leslie le mangó al militar yanqui era una exitosa versión de Johnny Burnette, un pionero norteamericano del rock and roll, de 1956, pero originalmente fue compuesta cinco años antes por Tiny Bradshaw, un músico de jazz que le dio un toque jump blues, que es un subgénero del blues con ritmo de boogie woogie.

Portadas de discos de Los Sírex expuestas en la muestra.

Esta pieza, en la versión de Burnette, es aún un imprescindible en los repertorios de las bandas de rockabilly, aunque también la han interpretado legendarios grupos como los Yardbirds, Led Zeppelin, Aerosmith, Gun N’ Roses, Motorhead y Metallica. Y, por supuesto, a este club también pertenecen los Sírex.

El incombustible grupo barcelonés sigue a todo tren de la costa con el alma de rock and roll intacta, como en sus inicios en El Pinar del Poble-sec y el San Carlos Club de Gràcia. Siempre fueron más de los Stones que de los Beatles, aunque uno de sus hitos fue ser teloneros de los de Liverpool en su concierto de 1965 en la Monumental. Pero las discográficas les forzaron a seguir con la estrategia de grabar versiones de temas comerciales de su fondo de armario. A pesar suyo, de allí surgieron grandes éxitos como La escoba, Que se mueran los feos y Qué bueno, qué bueno, con el que Conchita Bautista fracasó en Eurovisión. De todos modos, se esforzaron por introducir su sello con las guitarras y sus movimientos acompasados sobre el escenario al estilo de los Shadows, aunque con más descaro roquero.

Objetos históricos de la banda, a la que se le han vuelto a disparar las actuaciones.

Pese a que les fueron metidos con calzador, los Sírex no reniegan ni de La escoba ni de sus otros éxitos que se salían de su genuina alma roquera. Forman parte de su vida y, como quien dice, ni siquiera les pertenecen ya, sino que son patrimonio colectivo de varias generaciones de este país. El mismo Leslie entiende que el público quiera escuchar La escoba en sus actuaciones. “Es como si voy a un concierto de los Rolling y no tocan el Satisfaction. Me levanto y me voy”, bromea.

Han pasado casi 70 años desde que empezaron a tocar. Están en el umbral del octogenarismo y siguen tan activos como sus ídolos Mike Jagger y Keith Richards, y compaginan La escoba con el más puro rock and roll que llevan incrustado en su ADN, como demostraron en el Rockin’Race. Como me gustaría verlos de teloneros de los Stones. Voy a recoger firmas. ¿Quién se anima?