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uando Laura Fernández Giménez dirigía un espacio de co-working en la soleada Barcelona, se dio cuenta de dos cosas. En primer lugar, muchas empresas buscaban trabajadores tecnológicos como desarrolladores, pero les costaba encontrar los suficientes para ocupar los puestos. En segundo lugar, no solo faltaba personal de TI en Barcelona, sino que había menos mujeres que realizaban este tipo de trabajo.
Mientras que Fernández Giménez dejó su trabajo como empleada para iniciar un negocio, un informe de Startup Genome sugiere que es una de las pocas mujeres que crean su propia empresa tecnológica en Barcelona. Según el estudio, solo el 14 por ciento de los fundadores de nuevas empresas en la capital catalana son mujeres.
Por eso, en enero de 2018, Fernández Giménez comenzó su carrera como emprendedora, abandonó el espacio de co-working y creó la plataforma FutureFunded. Este proyecto de crowdfunding (financiación colectiva) recaudó dinero para apoyar la educación tecnológica de mujeres y desde entonces se ha convertido en AllWomen, una academia que tiene como objetivo formar a mujeres en tecnología. “Después de seis meses, nos dimos cuenta de que nuestro impacto debía aumentar, ya que no solo recaudaba fondos para las mujeres, sino que también creaba un entorno en el que se sentían bienvenidas, mayoritarias, seguras y que estaba diseñado para ellas”, recuerda la fundadora.
Mientras que Fernández Giménez dejó su trabajo como empleada para iniciar un negocio, un informe de Startup Genome sugiere que es una de las pocas mujeres que crean su propia empresa tecnológica en Barcelona. Según el estudio, solo el 14 por ciento de los fundadores de nuevas empresas en la capital catalana son mujeres. Aunque este número es muy bajo, coloca a la ciudad ligeramente por encima de la media europea, que es del 13 por ciento. En Londres, el 15 por ciento de los fundadores de nuevas empresas son mujeres, 19 en la ciudad de Nueva York. Los informes sobre el conjunto de España muestran una imagen similar pero algo mejor. Un estudio reciente realizado por South Summit, una plataforma tecnológica destinada a conectar el sur de Europa y América Latina, informa que el 22 por ciento de los fundadores de empresas emergentes en España son mujeres, en comparación con el 18 por ciento el año pasado.
“Realmente creo en la importancia y el poder del modelado de roles”, explica. “Ver a otras mujeres haciendo cosas que no se espera que hagamos te da fuerza para creer que también tú puedes hacerlo”.
MODELOS QUE SE ECHAN EN FALTA, FRENTE A LA “BRO CULTURE“
Las razones por las que hay pocas mujeres fundadoras son numerosas y complejas. La fundadora de AllWomen, Fernández Giménez, cree que los estereotipos y los prejuicios siguen siendo preeminentes, obligando a las mujeres a profesiones y estilos de vida típicos del género. “Realmente creo en la importancia y el poder del modelado de roles”, explica. “Ver a otras mujeres haciendo cosas que no se espera que hagamos te da fuerza para creer que también tú puedes hacerlo”.
No solo los modelos faltantes ayudan a sostener el techo de cristal. También una cultura de trabajo fuertemente misógina en el ámbito de la tecnología, que a menudo se describe como “bro culture” (una especie hermaneo, que se da exclusivamente entre varones), puede hacer más difícil para las mujeres encontrar el camino hacia el espíritu empresarial y la tecnología, como argumenta en un artículo del periódico inglés The Guardian la autora Emily Chang, quien escribió Brotopia, libro que se ha hecho famoso al exponer la cultura machista de Silicon Valley.
Este entorno de trabajo es algo que Katrina Walker, fundadora de Codely, conoció de primera mano. Walker decidió comenzar la academia de tecnología con sede en Barcelona que también enseña habilidades técnicas a mujeres, porque experimentó “todo, desde la condescendencia sutil hasta el sexismo descarado” cuando trabajaba en la escena tecnológica. “Quería crear un espacio que apoye a las mujeres que están interesadas en avanzar en su carrera en tecnología”, dice sobre la startup que inició el curso para el primer grupo de estudiantes en septiembre de este año.
Fernández Giménez y Walker no son las únicas empresarias que están trabajando para mejorar la tecnología y el entorno startup para mujeres. Además de AllWomen y Codely, otras empresas con sede en Barcelona también se centran en ayudar, motivar o educar a otras mujeres. Por ejemplo, Downtown Offices, fundada por la holandesa Astrid Aafjes, tiene como objetivo actuar como una red para la comunidad empresaria femenina. Y, aparte de estos modelos de negocios, también hay reuniones, grupos de Facebook y talleres como Shecommerce. Todos tienen una cosa en común: se proponen crear espacios seguros para las mujeres, y esperan motivarlas para que sigan carreras tecnológicas y/o emprendedoras.
Por supuesto, las empresarias en Barcelona no solo inician proyectos centrados en mujeres. Otras empresas con sede en la capital catalana y fundadas por al menos una mujer son la compañía eléctrica Holaluz por Carlota Pi Amoros, la agencia antipiratería Red Points dirigida por Laura Urquizu, y la compañía de biotecnología Husk Ventures fundada por Carol Rius y Heloise Buckland.
TIEMPO DE CAMBIOS
A pesar de que la tasa de emprendedoras femeninas es ligeramente superior al diez por ciento, Aafjes, fundadora de Downtown Offices, quien inició su red hace un año, cree que el entorno está mejorando. “Cada vez que voy a una reunión de startups, me encuentro con muchas jóvenes extranjeras que están buscando oportunidades”, explica. Si bien es probable que la mayoría de ellas no tengan la intención de crear una gran empresa, muchas de las mujeres con las que se reúne desean aumentar su pequeño negocio, señala. Al mismo tiempo, Aafjes se da cuenta de que muchas mujeres ingresan en la industria tecnológica.
“Siempre organizamos eventos con conferenciantes expertas en diversos campos tecnológicos, todos nuestros profesores de tecnología son mujeres. Así que ellas existen, están ahí, y solo hay que ir a buscarlas de forma activa”
Sin embargo, al mismo tiempo todavía faltan la representación y la visibilidad de las fundadoras. “Si te fijas en los conferenciantes, panelistas, etcétera, en congresos, en la radio y en las reuniones, la mayoría son hombres, a menos que sea una plataforma femenina como Shecommerce”, dice Aafjes, que llegó a Barcelona hace ocho años. Si bien hay un número cada vez mayor de empresarias, la mayoría, y por lo tanto la fachada general de la escena de startups, es masculina. La fundadora de la Academia, Fernández Giménez, está de acuerdo y comenta no tener paciencia para la objeción, demasiado común, según la cual no hay mujeres expertas en un campo específico. “Siempre organizamos eventos con conferenciantes expertas en diversos campos tecnológicos, todos nuestros profesores de tecnología son mujeres. Así que ellas existen, están ahí, y solo hay que ir a buscarlas de forma activa”, dice la fundadora. “Anímalas, en lugar de poner a tus amigos varones en escena solo porque los conoces y porque tu trabajo simplemente se vuelve más fácil de esa manera”.
Es innegable que las mujeres fundadoras de empresas en Barcelona se esfuerzan por tener visibilidad, y de hecho están trabajando activamente para mejorar las condiciones de la ciudad, tanto para ellas como para otras mujeres. Sin embargo, fuera del sistema de apoyo para empresarios y trabajadores de tecnología que están construyendo ellas mismas, el ecosistema de startups de la ciudad todavía tiene un largo camino por recorrer para alcanzar la igualdad, en lugar de desarrollarse solo por mujeres para mujeres.