Sonia Caballero Torras
La consejera delegada de Torras, Sonia Caballero.

Las chaquetas de Torras mudan la piel

La histórica marca prevé facturar 4 millones de euros este 2024 en una nueva etapa liderada por Sonia Caballero

Habrá quien recuerde la chaqueta de piel que se compró hace muchos años de Torras. La marca firmó el estilo de muchos desde la década de los 50, fundada en plena posguerra por Josefa Torras y su hijo, Joan Serra, en Caldes de Montbui. Primero vinó el punto y luego la piel; primero los pedidos se preparaban en la cocina y se repartían en bicicleta, y luego llegaron a todo el mundo, con presencia en Estados Unidos, Japón, China o Rusia. Pero el sector textil no se ha mantenido ajeno a las crisis, acompañadas por nuevas tendencias que se han acelerado, un contexto que llevó a la empresa catalana a presentar concurso de acreedores en 2020.

Sonia Caballero conocía bien los problemas por los que pasaba Torras. Trabajaba para una marca que había conocido por primera vez hacía 20 años, cuando le pidieron que diseñara uno de los muchos showrooms que tenían por todo el mundo para enseñar sus productos a los fabricantes. Especializada en el mundo del diseño industrial, nunca había hecho nada de moda, pero le tocó estrenarse con la compañía catalana en Shanghai. Era joven y aún no se podía permitir sus chaquetas de piel, pero, cuando pudo, las incorporó a su armario. Más adelante, aquella primera colaboración en la ciudad china se acompañó por asesorar empresarialmente a Torras, viendo cuál era su modelo de negocio y cómo funcionaban, así como ser muy consciente de sus pros y contras.

El golpe definitivo a Torras se lo dio la pandemia, que abocó a la empresa a la insolvencia. “Me animé a comprar la marca, pero quería cambiar el modelo”, explica Sonia Caballero, su nueva consejera delegada. La directiva quería seguir encargándose del diseño de los productos, pero decidió subcontratar la producción y otorgar licencias para la comercialización en otros países. Las oficinas centrales de la compañía están en Terrassa y disponen de un almacén en su Caldes de Montbui natal. Santa Coloma de Gramenet, Banyoles y Zaragoza son algunas de las localidades en las que han contratado talleres, pero también tienen proveedores en Portugal, Italia, Rumanía, Turquía e India. Desde el año pasado la acompaña como socio el nieto de la fundadora, Josep Maria Serra, centrándose en la producción y la internacionalización de la marca.

Las chaquetas y abrigos de piel de Torras se pueden encontrar ahora en tiendas multimarca como Felgar y Llenas, en Paseo de Gràcia, y Mar Fran, en Platja d’Aro, así como en su propia tienda online. También están disponibles en otros establecimientos de capitales de provincia. La empresa descarta volver a contar con locales propios. Los había llegado a tener repartidos por toda España y en Milán. El principal objetivo a corto plazo pasa por volver a estar en El Corte Inglés.

En esta nueva etapa, la facturación de la marca se situó en los 3,2 millones de euros en 2023. Con una plantilla de seis trabajadores, la previsión es llegar a los cuatro millones de euros este 2024. Las ventas en España y el canal online representan el 25% y el 10% de los ingresos, respectivamente. La exportación se lleva el 65%, realizada a través de un licenciatario que está en México y otro en Italia. De momento, han dejado congelados otros mercados en los que estaban presentes como Estados Unidos, Oriente Medio, África y Rusia.

A la búsqueda de la piel hecha de residuos agrícolas

Con dos temporadas, la de invierno y la de primavera, Torras se ha centrado en los últimos años en las prendas de piel, así como en las que mezclan piel y punto, una de sus señas de identidad, dejando atrás el total look que llegó a ofrecer. Con más oferta para ellos que para ellas, abundan las chaquetas, pero también hay abrigos y pantalones, con unos precios que van desde los 350 euros hasta los 1.200 euros. Sabiendo que uno de sus clásicos era la típica biker negra, han querido abrirse a nuevos públicos haciéndola de más colores —12—, primero para mujeres, con tallas que van de la 34 a la 54, y con la previsión de lanzarla también para hombres.

Una de las preocupaciones de Caballero para la nueva etapa ha sido defender la piel ante las críticas que recibe. Primero, porque la que utilizan es de origen animal, pero proviene de residuos de la cadena alimentaria. Luego, porque defiende que la suya sirve para toda la vida y es ahí cuando señala a la piel sintética, hecha con petróleo, más contaminante, y que, además, “dura dos telediarios”. En el caso de Torras, la piel la tratan con un proceso de curtición vegetal, a base de cortezas de árboles, rechazando hacerlo con cromo, el método tradicional y peor para el medio ambiente.

Showroom Torras
El showroom de Torras en Terrassa.

La directiva no se olvida añadir que los accesorios de sus prendas, ya sean cremalleras, forros o etiquetas, también son reciclados. “Son chaquetas 100% biodegradables”, remarca. Desde hace años, Torras trabaja con centros tecnológicos y universidades para desarrollar piel a partir residuos agrícolas, no solo para hacer chaquetas, sino también para forrar sofás o utilizarla en el sector de la automoción.

De cara al año que viene, la empresa contempla recuperar el punto, el origen de la marca. Siempre con algún detalle en piel, prevé diseñar todo tipo de prendas, tanto para hombres como para mujeres. Hasta ahora solo habían hecho pequeñas producciones de jerséis básicos de punto para hombres.