Aunque en el ADN de la moda esté el cambio constante, no siempre podemos hablar de movimientos profundos que se replanteen desde la producción hasta la forma de consumo. Cuando la industria pasó de la alta costura al prêt-à-porter se produjo una auténtica revolución en todos los ámbitos, y lo mismo ocurrió cuando surgieron las primeras cadenas de moda, que consiguieron democratizar el diseño al tiempo que abrían la puerta a los problemas de sostenibilidad de la moda rápida.
En los últimos años hemos visto como el vintage ha pasado de ser un experimento a una manera más de comprar ropa, las tiendas digitales se han abierto paso, Greta Thunberg ha agitado conciencias y una pandemia global nos ha hecho revisar con ojo crítico qué tenemos en los armarios. En este contexto, han aparecido nuevas firmas de moda que se cuestionan los criterios que siguen los grandes de la moda. Quieren estar en paz con el Planeta, huyen de generar stocks produciendo desorbitadamente, se comunican con sus seguidores a través de redes porque son nativos digitales, diseñan piezas que les apasionan, a veces atemporales, y buscan materiales sostenibles. Algunas ni siquiera hacen ropa diferenciada por género.
¿Estamos ante un cambio de paradigma con futuro? Esta semana en que la 080 Barcelona Fashion ha emitido los fashion show films de las 22 marcas con base en la ciudad que participan en su 28ª edición —fueron filmados en la preciosa casa-escultura de Xavier Corberó, en Esplugues de Llobregat—, elegimos tres de estas firmas que se mueven bajo estos criterios —con sus variaciones y particularidades— para entender las claves de esta nueva mirada ante el hecho de vestirse: LR3, Paloma Wool y Eñaut.
LR3 , LA PROPUESTA DE ROPA SLOW FASHION SIN GÉNERO
El diseñador Louis Rubí, nacido en Extremadura y residente en Barcelona desde hace 15 años, trabajó durante años en el mundo corporativo de las grandes cadenas de moda hasta que se decidió a cambiar de vida creando su propia marca. Lo hizo a finales de 2019, justo antes de empezar la pandemia, junto a su pareja sentimental Daniel Corrales, que se ocupa de la gestión.
Su propuesta es totalmente slow fashion, con tejidos de calidad, prendas atemporales y totalmente genderless. “Al inicio nos planteamos cuáles eran los básicos de fondo de armario —camisa, pantalón, abrigo…— y eso hicimos. Con el tiempo los confeccionamos con nuevos tejidos y colores, también vamos añadiendo otras piezas, pero las que tenemos no desaparecen”, explica Rubí, que este año ha incorporado a la colección faldas plisadas.
Llama la atención que en LR3 realicen sus prendas en una sola talla y sin género, pero aseguran que eso no supone ningún problema para el cliente. “Son patrones muy estudiados, antes de hacerlos los hemos probado a mucha gente con proporciones distintas”, explica el diseñador y añade que hay casos especiales en que confeccionan piezas a medida. Por ejemplo, a un cliente de dos metros de alto y 130 kilos de peso fue necesario hacerle un abrigo mucho más largo de lo habitual para que tuviera la caída que precisaba la pieza.
La ropa de esta marca, que se realiza en un taller en L’Hospitalet de Llobregat donde trabajan ocho personas, no es convencional y gusta especialmente en mercados desarrollados, con conocimiento de moda, como Japón y Estados Unidos. Cuando hablamos con Louis acaba de vender a una clienta, una física nuclear de Los Angeles, un traje de tres piezas con chaqueta, chaleco y pantalón hakama (el que usaban los samuráis).
LR3 cuida los tejidos y la calidad de su producto, que se identifica con una línea naranja en la parte posterior
Confeccionan bajo demanda, por lo que no tienen stocks ni mermas. “Pese a haber nacido casi cuando empezaba la pandemia, no nos va mal. Preferimos ir poco a poco con paso firme”. Cuidan los tejidos y la calidad de su producto, que se identifica con una línea naranja en la parte posterior. Venden en línea aunque están pensando en abrir tiendas efímeras en las ciudades donde más los compran para que sus seguidores puedan tocar su ropa y probársela, “queremos que sientan como se mueve, como gira contigo cuando te la pones”.
Louis constata que su ropa sin género llega sin ningún problema a la gente más joven, “que no ha sido educada en el azul para niños y el rosa para niñas”. Una generación que está comprobado que se mueve en las tiendas vintage con la misma naturalidad como si estuvieran en un Zara.
PALOMA WOOL: LA FIRMA DE LAS CELEBRITIES CON CONCIENCIA
Paloma Wool ha conseguido en tan solo siete años convertirse en una de las firmas que enamoran a celebrities con criterio, como Kendall Jenner, Bella Hadid, Sophia Turner o la hija de Cindy Crawford, Kaia Gerber, una auténtica referencia para la Generación Zeta. Su fundadora, Paloma Lanna, vivió desde pequeña inmersa en el mundo textil por ser hija de los creadores de la empresa de moda Nice Things, Miquel Lanna y Paloma Santaolalla. Estudió dirección empresarial en Esade por consejo de sus padres —“ellos eran autodidactas y sufrieron mucho con la gestión financiera”, explica— y empezó a trabajar en 2012 en la compañía familiar cuando su padre falleció.
Aprendió el funcionamiento interno, se sumergió en el diseño y en el área de márketing, y solo dos años después, ya había dado vida a su propio proyecto. Lo hizo junto a su colaboradora en la empresa Carlota Guerrero y la artista gráfica Tana Latorre. Desde el primer momento tuvo claro que su firma —a la que llamó Paloma Wool jugando con su apellido Lanna— plasmaría su mundo, donde tienen cabida la moda, la sostenibilidad, el arte y también las nuevas tecnologías. Todos en su equipo son nativos digitales, aunque también les gusta acercarse a sus clientes montando pop ups en tiendas seleccionadas.
Para Lanna, su proyecto no es tanto una marca como “una plataforma creativa en línea donde la gente se reúne en torno al acto de vestirse”. Instagram es un hábitat natural —“Tik Tok nos ha pillado demasiado mayores”, dice—, así como también les resulta imprescindible colaborar con artistas y crear una comunidad que hable su mismo lenguaje.
Paloma Wool ha conseguido en tan solo siete años convertirse en una de las firmas que enamoran a celebrities con criterio
En el Fashion show film que acaban de presentar en 080, inaugurando el certamen, muestran piezas de su colección Eternal Loop, con estampados fractales y el tricot como protagonista, bajo el mantra: “Todo está conectado, la cadena nunca se ha roto”. Las siluetas se inspiran en los volúmenes del cuerpo femenino y la paleta cromática “recuerda los colores de la tierra y el espacio”, dicen desde la marca, que apoya la producción local y sostenible. En esta edición Paloma Wool ha colaborado con la artista holandesa Fenna Schilling, experta en la técnica del collage, que ha estampado algunas de las piezas.
En Paloma Wool entienden la producción como un goteo de prendas, sin demasiado stock. Prefieren ajustar bien la producción y eliminar las rebajas o los descuentos. No se plantean fabricar en países orientales ni hacer dos grandes colecciones al año como las marcas convencionales.
Tienen más repercusión en Nueva York que en Barcelona, aunque las famosas que han vestido sus diseños —de hombre, mujer y también unisex— nunca lo han hecho por compromiso. Rosalía, por ejemplo, eligió en 2019 unas mallas de ciclista jaspeadas con un top, y en marzo de este año, un amoroso jersey en crudo con un rostro inspirado en los de Matisse para una foto sentada en su estudio, que colgó en Instagram. Y Kendall Jenner se retrató con un top estampado anaranjado, y disparó sus ventas.
EÑAUT, MODA URBANA SOSTENIBLE MASCULINA, Y AHORA TAMBIÉN PARA MUJER
El guipuzcoano Eñaut Barruetabeña estudió arquitectura —igual que otros diseñadores ilustres como Jesús del Pozo (arquitectura de interiores) y Josep Font— y eso se plasma en los volúmenes de su ropa minimalista y urbana, con filosofía ética y sostenible. Graduado en 2017 en diseño de moda en el IED, en 2018 ganó el concurso REC.0/080 a la mejor colección y un año después el de diseño emergente en la pasarela barcelonesa.
Su ropa está pensada para el hombre actual, aunque en la última colección —la quinta, la que se ha filmado en la casa de Xavier Corberó— aparecen también piezas para mujer. “He empezado a hacer mujer, son solo cuatro looks”, nos explica el creador que se decantó por la moda masculina porque le gustaba probarse todo lo que hacía y encajaba mejor en la ropa de hombre que en la femenina.
Los diseños de Eñaut —que le dio a la marca su propio nombre—son muy cuidados. Mima el patronaje, el detalle y también los tejidos, que son siempre orgánicos. Al diseñador, nacido en Mutriku en 1993, le interesa conectarse con la naturaleza y denunciar la explotación que el ser humano hace “de un lugar tan bello como la Tierra”. Si en su penúltimo fashion film se centró en la deforestación, ahora lo hace en la impresionante belleza de los flysch, esas formaciones rocosas de sedimento duro y blando que recorren la costa del País Vasco donde vivió su infancia. Un paisaje promocionado en el mundo por Juego de Tronos y declarado Geoparque mundial por la Unesco, “donde se han encontrado fósiles e información sobre la extinción de los dinosaurios”, explica. “Quiero reivindicar la belleza de la naturaleza, lo que es capaz de crear”, dice, y traduce ese interés en piezas para el verano que viene realizadas con tejidos naturales, orgánicos reciclados, tricots, piel vegana, tejido proveniente del cultivo de la piña…
Eñaut mima el patronaje, el detalle y también los tejidos, que son siempre orgánicos
El creador está encantado de mostrarlo en un lugar como el Espai XC, de arquitectura muy próxima a sus gustos, en un fashion show film que en esta ocasión da un poco más de protagonismo al desfile, “para que se vean bien los detalles de la ropa”.
Eñaut, que asegura que durante el confinamiento vendió bastante, ofrece su producción en línea y en dos puntos de venta en Barcelona y en el País Vasco, aunque últimamente constata que le compran más desde Alemania, Francia e Italia. Realiza sus prendas más codiciadas bajo demanda, aunque tiene un pequeño stock de piezas básicas y accesibles sin género (camisetas, sudaderas…). El principal problema que encuentra trabajando con un sistema slow food es la prisa de la gente joven por tener sus encargos al momento. “Si he de hacerlas puedo tardar dos semanas en tener un pantalón, o tres días para un abrigo”.
El diseñador, que trabajó en Inditex antes de emprender su propio proyecto, ve complicado competir contra la rapidez y el precio de las cadenas, aunque su apuesta será siempre sostenible. “Sé que trabajo en una de las industrias más contaminadoras del Planeta así que intento que todo lo que hago tenga el menor impacto posible”.