Leneim
Diseños originales de la marca LENEIM.

Leneim, la marca de moda sostenible que no entiende de géneros

La empresa es el proyecto personal de una joven emprendedora tarraconense que quiere contribuir a la preservación del medio ambiente usando tejidos no contaminantes, fomentando la economía local y sumándose a la filosofía genderless

La emprendedora Xènia Banús es una apasionada del mundo de la moda, pero después de conocer que el sector textil es la segunda industria más contaminante del mundo, decidió que no podía quedarse de brazos cruzados. La joven tarraconense ha lanzado recientemente la marca Leneim, un sello propio que apuesta por la ropa sostenible, de ámbito local —produce en un taller próximo a Barcelona— y para todos los géneros.

Banús ha sacado al mercado siete modelos diferentes de prendas de vestir, los cuales están confeccionados a partir de tejidos de algodón reciclado y etiquetados con poliéster de materiales reutilizados, que permiten el ahorro de hasta un 90% de agua en el proceso de producción.

Las prendas de Leneim se distinguen por el concepto genderless, es decir, su uso no está determinado por el género por el que se identifica a una persona. Esta decisión, ligada también al marco de la sostenibilidad, reduce a la mitad los recursos que son necesarios para producir dos líneas de ropa de una misma colección, pero diferenciadas para los dos sexos establecidos. Asimismo, fomenta que los consumidores puedan compartir las piezas con cualquier conocido.

Los artículos se encuentran disponibles sólo en la web oficial de la marca. El catálogo está formado por piezas oversize, atemporales y de un estilo minimalista, que incluye un blazer por 215€, pantalón de 180€, un corset belt con un precio de 95€ o una bolsa tote bag con el logotipo de la empresa por 25€, entre otros productos.

Leneim parte del deseo de su fundadora de poder contribuir en un mundo más comprometido con el medio ambiente, al igual que pretende colaborar con el conjunto de la sociedad. “Comprar una pieza de la marca, no es comprar sólo un pantalón o una camisa, sino que es apoyar, por ejemplo, a los negocios locales, porque trabajamos con empresas de aquí, pequeñas firmas que nos ayudan a sacar adelante el proyecto” , añade Banús.

La producción de los modelos está externalizada a un modesto taller que se encuentra a menos de una hora de Barcelona, ​​y que dispone de una plantilla de cinco costureras. El resto de responsabilidades empresariales las ejerce la propia emprendedora en Tarragona: desde la estrategia de mercado, la gestión de la web y las redes sociales, hasta el concepto de las colecciones y su diseño.

Leneim
Dos de los sietes modelos de ropa disponibles en la web de Leneim.

Leneim nació como un hobby de su fundadora, que no pretende “seguir un modelo empresarial estricto, propio de la vieja escuela”. Xènia Banús ha sacado adelante el proyecto con sus ahorros de años de trabajo, no cuenta con ningún inversor privado detrás, pero no descarta solicitar alguna ayuda económica pública para emprendedores menores de treinta años.

El modelo de negocio de Leneim se basa en la producción controlada y casi podríamos decir que bajo demanda. “Cuando contacté con las empresas para confeccionar las prendas, hablaban de producir 60 unidades por modelo. Y, justo ahora que estoy empezando, era una decisión demasiado arriesgada”, comenta Banús. Asimismo, tener la producción limitada a un número concreto de unidades por prenda, evita congregar una cantidad abismal de piezas en stock, que después serán, inevitablemente, destruidas por el fabricante.

Esta joven emprendedora se puso manos a la obra cuando tomó conciencia, asegura, de que las grandes empresas de la industria textil, a través de los tintes y productos de acabado, son responsables del 20% de la contaminación mundial del agua potable. La limpieza de materiales sintéticos comporta que medio millón de toneladas de microfibras acaben en el fondo de los océanos cada año. Por no hablar de los gases de CO₂ que desprenden los transportes de mercancías del mayor proveedor textil del mundo, China, que suponen un 10% de las emisiones globales.