Koko-Jean David
La artista Koko-Jean Davis. © Mario Olmos
EL BAR DEL POST

Koko-Jean Davis: La valentía de mudar de piel

“Aquel día yo estaba castigada, cosa habitual porque era una niña muy traviesa. En un momento dado, el director del colegio pasó por delante de clase de música y me oyó cantar el Can’t live without you, de Mariah Carey. Entonces me llevó a su despacho y me propuso un trato: si yo cantaba en la fiesta de final de curso, me levantaba el castigo. Así es cómo actué por primera vez delante de un público amplio, vestida de Drácula e interpretando el I’m losing you de Aretha Franklin”. Acodada a la barra, con un gintónic de Seagrams recién servido tras un frugal tapeo, la cantante y compositora Koko-Jean Davis rememora aquel bautismo de fuego sobre las tablas.

“¡Fue la primera vez que mi madre me oyó cantar!”, exclama con indisimulado cariño hacia aquella mujer “que con 40 años dejó su vida acomodada en Barcelona y se trasladó a Centroamérica para estudiar medicina desde donde, posteriormente, recaló en Mozambique, donde siguió curando a gente y me adoptó. Ella es mi gran inspiración”.

Voz y rostro de The Excitemements durante su primera década de singladura y, hoy por hoy, al frente de Koko-Jean and the Tonics, la artista hizo sus pinitos desde muy joven en lo de la música. “A los 16 grabé un tema con unos DJs que tuvo un cierto éxito en la escena mozambiqueña de clubes, ¡imagínate el subidón a esa edad de ir a una discoteca y ver la pista llena de gente bailando tu canción!”. Pero Koko no se planteaba vivir de ello.

“Estudié en la Maharishi International University de Fairfield, Iowa, con la idea de dedicarme a la comunicación o la enseñanza”. Pero la música la perseguía. “Acabé siendo la encargada de poner voz al himno estadounidense en la fiesta de graduación de mi promoción. Un honor, pero también una gran responsabilidad”.

— ¿Y lo de dedicarte a la música profesionalmente cuándo llegó?

La cantante sorbe un trago corto de su bebida. “Eso fue bastante después, cuando ya estaba establecida aquí, en Barcelona”, replica.

Cerrar círculos para abrir otros

“Tras la universidad residí una temporada en Río de Janeiro hasta que recalé en Barcelona para una breve estancia, que al final acabó siendo definitiva, porque aquí estoy muy bien”. Para Koko, aquella llegada a la ciudad fue como cerrar un círculo abierto muchos años antes por su madre, que había dejado su casa para acabar viviendo en Mozambique. “Y ahora ahí estaba yo, su hija mozambiqueña estableciéndome en Barcelona”.

La artista Koko-Jean Davis.
La artista participaba en jam sessions y se ofreció como cantante de soul y R&B. © Mario Olmos

Pese a las seguridades y rutinas que le daban un trabajo de despacho, o tal vez precisamente por este motivo, la parroquiana quiso conocer a fondo la escena musical urbana. “Iba a conciertos, participaba en jam sessions como las WTF del Jamboree y al final puse un anuncio ofreciéndome como cantante de soul y R&B”. Fue entonces cuando Adrià Gual y Daniel Segura la contactaron para la banda que estaban formando, The Excitements, y enseguida se vio que la cosa funcionaba. “Me pusieron un vídeo de Sharon Jones y me preguntaron si era capaz de hacer aquello. ¡Claro que era capaz, pero a mi manera, siendo yo misma y no una simple imitadora!”.

Llegó el momento de abrir un nuevo círculo vital: soltar sus asideros para plantearse vivir de la música. Y al final decidió que sí, “porque la respuesta a nuestras grandes preguntas ya la llevamos dentro”, y se metió de lleno con The Excitements. Empezó así lo que ella misma define como “una larga gira de más de diez años, donde aprendí un montón de cosas, donde me curtí, y que acabé viviendo como un matrimonio sustentado más por sus inercias que por la pasión”. Ésta la trasladó a su banda paralela, The Tonics.

“Cuando dejé The Excitements y me centré en mi banda fue como un divorcio. Como dejar al marido por el amante”. Koko volvía a mudar de piel. Este fuego desbordante fructifica ahora en la salida del segundo álbum de la formación, Love child. “El título no tiene nada que ver con la canción de las Supremes, sino con el hecho de dar a luz música, canciones que me costó trabajo escribir. Es un disco muy profundo”.

La cantante Koko-Jean Davis
Koko-Jean Davis descibe Love child como “un disco muy profundo”. © Mario Olmos

Recuperar el orgullo

La artista defiende con uñas y dientes una Barcelona que es su casa, su hogar, “el sitio donde quiero estar, aunque confieso que tengo mis flirteos con Madrid”, ríe.

Enamorada de su historia y del carácter luchador y pertinaz de la urbe, se siente atraída por todo aquello que está bajo la superficie, entre paredes, “las capas de su historia que no vemos, pero que están ahí, en la memoria de sus calles y de su gente”. Puede que por eso constata con algo de tristeza “que los barceloneses se están rindiendo. Ya no están orgullosos de su ciudad, están dejando que la vendan, y me sabe mal porque este es el lugar que me ha dado todo lo que he necesitado para dar lo mejor de mí”.

“Los barceloneses se están rindiendo. Ya no están orgullosos de su ciudad”

— Esta conversación también está dando lo mejor de sí. ¡Te invito al siguiente gintónic!

Koko-Jean Davis exulta, mientras sigue el compás del Tears dry on their own de Amy Winehouse, que llena la atmósfera nocturna del Bar. “¡Yeah! —exclama—Salgo a fumar y vuelvo a por ese gintónic”.

— Oye, ¿y lo de fumar no te perjudica a la voz?

— Todas las grandes cantantes de la historia han fumado… pero, igualmente, estoy intentando dejarlo de una vez. A ver si un día de éstos… — ríe.