La popularidad que las cámaras instantáneas han cosechado en los últimos años ha abierto camino para que las cámaras analógicas vuelvan a ser demandadas. Ahora, en tiendas como la Wonder Photo Shop que Fujifilm tiene en Gran de Gràcia, los carretes vuelan y se hacen 20 revelados cada día. Un sector que entró en una crisis profunda con la irrupción de los móviles y la posibilidad de hacer fotografías infinitas está detectando cómo se está volviendo a lo de antes, a poder hacer pocas tomas y no saber cómo quedan hasta que se revelan. Como pasó con el retorno a los vinilos, los usuarios han empezado a comprar cámaras desechables, luego se han animado con las instantáneas y se están preparando para las analógicas.
La recuperación que están viviendo las tiendas de fotografía la constata la Wonder Photo Shop que la multinacional nipona abrió en el barrio de Gràcia en 2015. Era la primera que Fujifilm inauguró fuera de Japón a nivel mundial y escogió la ciudad donde tiene ubicada la sede central para España, en la calle Aragó. Empezó ofreciendo la posibilidad de imprimir y personalizar las fotos que se hacían con el móvil. Según explica Eduardo López, responsable de Fotografía en Fujifilm España, se quería animar al sector, proponiendo nuevas vías de negocio, después de que se hubieran dejado de utilizar los carretes y las cámaras digitales hubieran quedado guardadas en el fondo de algún cajón.
A partir de 2017, otras marcas como Fotoprix y El Corte Inglés se acercaron a Fujifilm para abrir sus propias Wonder Photo Shop. Actualmente, hay un total de 107 establecimientos de este tipo repartidos en una veintena de países europeos, con 28 tiendas ubicadas en España. En Barcelona y su área metropolitana, hay cinco.
El filón que supusieron las cámaras instantáneas Instax, que habían estado a punto de desaparecer en 2010, hizo que fueran ganando espacio en el establecimiento de Gran de Gràcia, que ahora se ha reformado, aprovechando también el auge que está experimentando la fotografía analógica, doblando el espacio que se le destina. La multinacional ha invertido medio millón de euros en reformar la tienda, la única que tiene en propiedad del centenar de Wonder Photo Shop que existen. El foco ya no está en decorar las fotos y hasta se ha incluido una tendencia que Fujifilm espera que sea la siguiente, el retorno de las cámaras digitales: “Los que usan carretes, pueden dar el salto”, expone López.
La segunda vida que está teniendo la fotografía tradicional también se ve reflejada en las cifras de facturación de la primera Wonder Photo Shop, con una plantilla de 15 trabajadores. En 2020, en plena pandemia, ingresó 350.000 euros. Este año, se prevé que la cifra suba hasta los 800.000 euros. Para 2025, se espera que se llegue a un millón y medio de euros. La impresión de fotografías se lleva el 41% de las ventas, mientras que las cámaras Instax se quedan el 25%. Las cámaras digitales, de momento, concentran el 12%. A nivel europeo, la facturación de la división de Fotografía de Fujifilm representa el 39% del total, cifra que crece en el caso de España hasta el 45%.
La reforma que se ha acometido en la tienda también ha supuesto incorporar en la planta baja una zona expositiva de 250 metros cuadrados. De acceso gratuito, se quiere seguir fomentando la cultura fotográfica que ha permitido recuperar viejas glorias. Fujifilm prevé organizar seis muestras bimensuales por año y ha empezado con una del fotógrafo Melitó Casals, conocido como Meli, con 85 imágenes de Cadaqués y uno de sus grandes amigos, Salvador Dalí, hechas entre los años 50 y 90. La exposición Melí, Cadaqués, Dalí se podrá ver hasta el 15 de abril.
De cara a las próximas muestras, Fujifilm ha cerrado acuerdos de colaboración con el festival de fotografía analógica contemporánea Revela’t, la fundación Foto Colectania y el centro de fotografía KBr. También se quieren acoger presentaciones, conciertos y otras actividades culturales. Con la apertura del nuevo espacio, la compañía espera que los visitantes anuales pasen de los 50.000 a los 80.000.