Elena Massot Vertix
Elena Massot, consejera delegada de Vertix. ©Carolina Santos
LA ENTREVISTA

Elena Massot: “El dinero no cae del cielo”

La CEO de Vertix asegura que los empresarios no son “héroes pero tampoco especuladores” y alerta que “la administración es un freno absoluto para la actividad económica y hace enloquecer a los ciudadanos”

Elena Massot es la consejera delegada de Vertix. La empresa familiar dedicada al mundo inmobiliario que fundó su padre Felip Massot hace ya más de cincuenta años. De hecho, explica que su padre es su referente profesional y personal. De muy pequeña encontró la vocación por la gestión de la empresa en casa. Sin presión y con actitud positiva.

¿El problema de la vivienda? En tres puntos: voluntad política, gestión y recursos. ¿El problema de la administración? En tres verbos: servir, facilitar y ayudar.

Elena Massot también es vicepresidenta primera de la Asociación de Promotores de Catalunya (APCE), expresidenta de Femcat y forma parte de la Cambra, Òmnium o Grup Set. “La autoexigencia es muy femenina, pero tenemos que superar el miedo y dar un paso adelante en el mundo empresarial e institucional”, explica.

¿Un sueño? “Hacer una estancia en Italia estudiando Historia del arte”.

— ¿Por qué estudió ADE y Derecho?

— De pequeña no tenía ninguna vocación clara, pero había vivido la empresa familiar desde muy joven. Me gustaba la gestión y era mi camino natural. Empecé ADE en IQS a principios de los años 90 y mi padre me recomendó que trabajara mientras estudiaba. Estudié también Derecho en la UB y en la UOC. Estoy muy contenta de haber estudiado en las tres universidades: privada, pública y a distancia.

¿Qué recuerdos tiene de la empresa familiar?

— De pequeña venía a Vertix y me lo pasaba bomba. Mis padres estaban separados y los sábados también se trabajaba. Una vida de empresa muy humana de la que guardo muy buenos recuerdos. Recuerdo como si fuera ayer el primer verano que trabajé. Mi madre me dijo que hiciera mecanografía y ahora escribo a máquina a todo gas.

— “Unir los puntos”, que decía Steve Jobs.

— Durante el primer verano que trabajé, hacía los contratos privados de los clientes poniendo nombre, DNI, dirección, entidad o forma de pago con un papel de calco. También compraba el almuerzo para el departamento de administración.

— Una adolescencia también laboral.

— El rol de prácticas y emprender de forma tutelada dentro del mundo laboral tendría que estar permitido desde jóvenes. Si no se cae en el abuso o la explotación infantil, no entiendo qué problema puede tener un adolescente para trabajar si ya puede hacer muchas otras cosas. A mi edad ya se hacía y es una forma de entender las jerarquías o la manera de trabajar dentro del mundo de la empresa.

— ¿Vertix es empresa familiar o familia empresaria?

— Tiene un ADN muy familiar. Mi padre es el fundador y Vertix ha cumplido ya 53 años. La pandemia nos interrumpió la celebración de los 50. Mi padre dice que está jubilado, pero su figura pesa mucho y la mía también.

— ¿Y el resto de la familia?

— Somos cuatro hermanos, yo soy la segunda y la única que trabaja en la empresa. El resto de la estructura está muy profesionalizada. Tengo dos hijos y tres sobrinos y todos tenemos muy claro que esto tiene que llegar a la siguiente generación, preservando el valor para ser una empresa sólida y solvente. Es una mirada a largo plazo.

Elena Massot APCE VERTIX
Elena Massot lidera el grupo inmobiliario Vertix y es vicepresidenta primera de la Asociación de Promotores de Catalunya (APCE). ©Carolina Santos

— ¿Cómo es trabajar con su padre?

— Tenemos una muy buena relación y nos entendemos muy bien. Esto no pasa en todas las familias. Me gusta mucho el mundo de la gestión y tengo la cabeza muy estructurada para los recursos económicos, las personas y los materiales. Me gusta, tengo vocación por la empresa, pero la vocación por la vivienda viene de la empresa. Es lo que aprendido desde muy joven.

— ¿Alguna presión?

— No tenemos ningún tipo de presión para dar resultados porque la familia es el accionista. No tenemos una línea de producción estable donde garantizar unos resultados porque hay que pasar por autorizaciones de todo tipo con la administración. Entras en una especie de túnel del tiempo…

“Vertix tiene un ADN muy familiar y no tenemos ningún tipo de presión para dar resultados porque el accionista es la familia”

— ¿Túnel del tiempo?

— Quizás habías planeado entregar una obra en diciembre, pero esto quiere decir que necesitas una licencia 18 meses antes y quizás te acaba llegando 24 meses después. Es difícil gestionar así las entregas. Si tienes un compromiso de resultado en nuestro sector puedes tener grandes problemas. Nosotros no sufrimos la presión del tiempo.

— Hay un grave problema de acceso a la vivienda.

— Sí, no se ha hecho una política seria de vivienda en Barcelona, Catalunya o el Estado español durante los últimos 40 años. El resto de países europeos destinan una parte significativa del presupuesto a vivienda. Y ahora, lo queremos arreglar a golpe de ley y decreto.

— ¿Mejor tarde que nunca?

— Nuestros referentes son países europeos que quedaron destruidos después de la Segunda Guerra Mundial y que llevan haciendo vivienda social desde los años 50. Aquí, el escenario fue muy diferente. Si queremos llegar a sus estándares, tenemos que poner recursos, voluntad y gestión.

“No se ha hecho una política seria de vivienda en Barcelona, Catalunya o el Estado español durante los últimos 40 años. Faltan recursos, voluntad y gestión, pero ahora lo queremos arreglar a golpe de ley y decreto”

— Por palabras no será…

— Con las leyes que se están haciendo no vamos por el buen camino de arreglarlo. No se ha hecho política pública, ha habido un gran crecimiento de la población con la llegada de la inmigración, el sector inmobiliario sufrió mucho con la crisis económica y ahora, la gente que ha venido tiene más dificultades, menos formación, trabajos menos remunerados y unas necesidades sociales que el país no está en condiciones de dar. El acceso a la vivienda no se puede solucionar sin políticas públicas.

Massot reivindica la necesidad de incorporar más talento femenino en el mundo de la empresa y en los cargos institucionales. ©Carolina Santos

¿Qué tipo de políticas públicas?

— Decretos, leyes… Hace falta un Plan Nacional de Vivienda. Ahora bien, cualquier limitación de la oferta va en contra de solucionar el problema. Desde la Asociación de Promotores de Catalunya defendemos que hay que aumentar la oferta de vivienda porque los precios de venta y alquiler están tensionados. La oferta de obra nueva es ridícula.

— ¿Qué dicen los datos?

— En 2013 hubo el mínimo de producción histórica alrededor de las 3.000 unidades, mientras que la velocidad de crucero tendría que estar cerca de las 25.000 unidades por año. Hace demasiado tiempo que estamos demasiado lejos. El año pasado fueron entre 14.000 y 15.000 unidades. Estamos muy por debajo del 2007. No hay pisos para ofrecer y no se puede atender la demanda. De hecho, hay pisos que se alquilan en cuestión de minutos u horas.

— Vertix también ha entrado en el negocio de la gestión hotelera. ¿El turismo es una fuente de riqueza o un problema?

— Merece la pena cuidar las fuentes significativas de generación de PIB que tenemos. El modelo de turismo que queremos ya es otra cosa. Que el primer mérito de una alcaldesa sea cargarse el Four Seasons… Era una buena opción para generar sueldos más altos y dar servicios más altos. Ahora, tenemos un edificio de apartamentos de lujo, pero nos quejamos de que el turismo low cost no nos gusta. ¿Dónde estamos?

— ¿Dónde estamos?

— Tenemos que definir qué queremos, hacer una apuesta por un modelo de turismo y potenciar negocios, actividades, infraestructuras, servicios…

— ¿Cómo ve Barcelona?

— Barcelona tiene un potencial espectacular. Fui al concierto de Elton John y de Coldplay. Ver el Estadio Olímpico así es brutal. Sin embargo, Montjuic está destruido y hecho un desastre… Y todavía falta toda la gente del Barça. No cuidamos nuestra ciudad y hay que mostrar la Barcelona bonita. A pesar de la deriva de los últimos años, somos capaces de atraer acontecimientos, público extranjero e inversiones. Si fuéramos todos juntos, Barcelona sería imparable.

“A pesar de la deriva de los últimos años, Barcelona es capaz de atraer acontecimientos, público extranjero e inversiones. Si fuéramos todos juntos, Barcelona sería imparable”

— ¿Juntos?

— Colaboración publicoprivada para el crecimiento de la ciudad. No es especulación, sino crecer para generar puestos de trabajo. ¿Queremos políticas sociales? Generemos actividad para que se puedan pagar impuestos y hacer políticas sociales. Hacen falta, pero parece que si defiendes un discurso, te cargas el otro.

— Así pues, ¿por qué cuesta trabajar juntos?

— Parece imposible y mira que es la mejor fórmula. Hay anticuerpos desde la administración y desde algunos partidos políticos. Tienen que entender que la actividad económica es el motor generador de recursos para poder hacer políticas sociales. Las desigualdades han aumentado, se necesitan servicios, pero no se favorece la actividad para generar dinero y pagarlo. Son matemáticas básicas. El dinero no cae del cielo.

La empresaria se muestra muy crítica con la administración y la burocracia. ©Carolina Santos

¿Se frena la actividad empresarial?

— La administración es un freno absoluto y nos quedamos cortos denunciándolo. Parece un clamor empresarial, pero son los ciudadanos de pie quien más lo sufren a la hora de hacer cualquier trámite. He tardado un mes para pedir un certificado de empadronamiento. Suerte que no tenía prisa…

“La administración es un freno absoluto para la actividad empresarial y nos quedamos cortos denunciándolo”

Las cosas de Palacio van despacio, dice el refrán popular.

— En 2019 hicimos un viaje con FemCat a Estonia que es un referente de país digitalizado. Maravilloso. Recomiendo a cualquier responsable de la administración que viaje a Estonia y le expliquen cómo es el modelo XRoad. Exportan la tecnología y la red. La administración está al servicio del ciudadano que introduce solo una vez sus datos dentro del sistema.

— ¿Cómo es este sistema?

— El sistema tiene la información y está al alcance de cualquiera que la necesite. Ir al registro civil de aquí es como volver al siglo XVIII. A mano y a máquina. Surrealista. Si tienes un hijo en Estonia, el médico introduce toda la información y después te llegan todos los comunicados. El sistema te lo dice todo porque ya hay toda la información para hacerlo. Es voluntad política.

— ¿Falta voluntad política aquí?

— Aquí les da mucho miedo. Hacienda se ha puesto con el sistema digital porque alguien lo decidió. Recuerdo a Joan Iglesias que decía que el sistema informático de Hacienda es de los mejores de Europa y del mundo. Es posible y solo hace falta proponérselo. Estonia es el paradigma de la identidad digital. Aquí es un drama…

— La pandemia ha sido una crisis con oportunidades.

— Con los fondos europeos… No sé si en Madrid ya se están poniendo las pilas, pero aquí necesitamos digitalizarnos como el pan que comemos. Es una gran complicación de vida para los ciudadanos. La gente tiene que cogerse días de fiesta para hacer trámites sin sentido.

“La administración de Estonia está al servicio del ciudadano, pero aquí es un drama y da mucho miedo”

— ¿Días de fiesta por burocracia?

— La pandemia y el teletrabajo todavía lo han empeorado más. No vamos bien. Cualquier generación de actividad empresarial que necesite un permiso administrativo paraliza el crecimiento del país. Es un freno que no le aporta nada a nadie. Por ejemplo, un permiso de obra puede tardar entre 15 y 24 meses y esto quiere decir que se tarda más con los papeles de antes y de después que haciendo la obra y generando actividad y ocupación.

—¿Cómo son este tipo de trámites?

— Inspecciones, legalizaciones, permisos… En algunos municipios tardamos más de dos años para un permiso de obra que es un acto reglado. No estamos creando ni innovando en nada, solo se revisa que los parámetros sean los correctos. ¿No hace falta vivienda?

— Eso parece…

— Pues pongamos recursos. ¿No hace falta vivienda social? Pues pongamos más recursos y un fast-track. Soluciones en vez de trabas y problemas.

— ¿Qué papel tiene que jugar la sociedad civil?

— La sociedad civil tiene que reclamar, pero el entendimiento solo funciona cuando el otro lado también tiene ganas de escuchar. Desde FemCat y las patronales lo hemos denunciado por activa y por pasiva. Todos lo vemos igual. La administración dice que sí, pero no hace nada, así que lo denunciamos. Tenemos que entender donde están los problemas para avanzar todos juntos.

“La gente que pide ayudas se vuelve loca con la complejidad burocrática”

— ¿Por dónde empezamos?

— La presidenta del tercer sector, Francina Alsina, denuncia a menudo la complejidad de pedir ayudas. Este no es un problema empresarial, sino social. La gente que pide ayudas se vuelve loca con la complejidad burocrática. La digitalización es la solución, a pesar de que no hay que olvidar que hay gente que no tiene acceso al mundo digital, ya sea por las herramientas o los conocimientos. Las oficinas de la administración son un desastre y el ciudadano se merece una atención como dios manda. ¡Para eso pagamos impuestos! La administración al servicio del administrado.

Víctor Costa con Elena Massot, durante la entrevista en la sede de Vertix. ©Carolina Santos

— Servidores públicos vs. Funcionarios.

— Joan Iglesias explicaba que un inspector de Hacienda de Australia ayudaba al ciudadano con un tono amable a pagar sus impuestos y tenerlo todo en orden. Es el concepto de servidor público. Aquí tenemos más bien un funcionario amenazante y reivindicativo que si le pides ayuda parece que le molestes. Su retribución tendría que ir por objetivos, pero nadie se ha tomado la molestia de pensar en todo ello.

¿El empresario es el bueno o el malo de la película?

— Es muy fácil poner hashtags a los empresarios porque los hay de todo tipo, desde modélicos hasta fraudulentos. Esto pasa también entre los trabajadores y en cualquier colectivo. En la política también hay gente extraordinaria, jetas, corruptos y otros que meten mano a la caja.

En todas partes cuecen habas… 

— Es insultante decir que todos los empresarios somos unos especuladores. La prensa tiene una parte de responsabilidad cuando magnifican las malas praxis y si al final no son verdad lo acaban rectificando con un pequeño recuadro. Hay muchos casos así en mi sector. Si acusamos y nos equivocamos, también tenemos que saber rectificar.

“Los empresarios no somos héroes, pero hay que reconocer el trabajo que hacemos y es insultante decir que somos todos unos especuladores”

— Rectificar es de sabios…

— Los empresarios existimos para crear valor que es clave para el progreso social. No tiene sentido discutir si es o no en beneficio propio porque una empresa, por definición, tiene que ganar dinero. Si no se gana dinero, entonces estamos hablando de una ONG o del sector social.

Ser empresario también implica riesgos.

— Los empresarios no somos héroes, pero hay que reconocer el trabajo que hacemos. Nos gusta mucho criticar al Ibex-35 o a las grandes empresas, pero las pequeñas no existirían sin las grandes. Cada empresa aporta valor en su escala. Tenemos también un problema histórico de tamaño. Somos reticentes a las fusiones, pero la escala te da más posibilidades y ventajas competitivas. La empresa gana y pierde dinero y de esto no habla nadie. El riesgo es acertarla y equivocarse. A nadie le va bien siempre.

— Cada momento es un mundo.

— Una cuestión de ciclos. A veces hay una oportunidad de mercado, pero los riesgos son de competencia, geopolítica, macroeconomía… Tienes que ganar dinero ahora y hacer caja para cuando las cosas vayan mal.

¿Un mal momento?

— De 2007 hasta 2013 cuando vivimos una travesía por el desierto. Las inmobiliarias que sobrevivimos a la crisis fue porque teníamos recursos y caja. Ganamos mucho en su momento y gracias a ello pudimos tener la empresa viva, mantener a los trabajadores, generar actividad… Si no habríamos desaparecido. Esto también hay que explicarlo y hay que mirarlo todo en conjunto y con la perspectiva de los años.

“De 2007 hasta 2013 vivimos una travesía por el desierto. Tienes que ganar dinero ahora y hacer caja para cuando las cosas vayan mal”

¿Cara o cruz? ¿Éxito o fracaso?

— Desde los medios de comunicación solo llega un mensaje genérico y el panorama mediático no está demasiado compensado. Se necesitan diferentes mensajes y que cada uno se quede con el que más le guste.

Cada uno lee también lo que quiere leer.

— Es verdad. Sin embargo, busco el discurso a favor de la empresa en los medios y me cuesta mucho de encontrar… Leo lo que no me gusta porque desgraciadamente no encuentro nada que me guste. Me indigna.

— ¿Indignación empresarial?

— Ganar dinero tendría que ser aspiracional, pero aquí se ha instalado el discurso cultural de igualar por debajo. El ascensor social tiene que funcionar y se tienen que poner los recursos para que la gente que tenga menos pueda llegar hasta donde quiera. Esto no pasará nunca limitando la gente de arriba.

¿Dónde está el límite?

— Como mejor le vaya al empresario, mejor le irá a todo el mundo. ¿Qué problema tenemos con esto? Así de fácil: que gane mucho dinero, que pague muchos impuestos y que con estos impuestos se consiga que los de abajo estén también arriba. Motivamos la cultura del esfuerzo y la meritocracia. No vamos bien si fomentamos la subvención regalada in eternum porque no hay dinero y todavía necesitamos más ricos para poderlo pagar. Es un poco absurdo.

— ¿Las empresas son un buen reflejo de la sociedad?

— Algunas sí y otras no. El gran reto de las pequeñas empresas es sobrevivir. Cuando empezamos a hablar de los ODS, las pequeñas todavía no sabían lo que era, mientras que las grandes ya tenían puesto el pin. Hay empresas modélicas, otras aplicadas y otras que directamente hacen lo que pueden.

“Como mejor le vaya al empresario, mejor le irá a todo el mundo. ¿Qué problema tenemos con esto?”

— Es la primera mujer que presidió una organización empresarial en Catalunya.

— Sí, después vinieron Mònica Roca, Aurora Catà o Maite Barrera. La autoexigencia es muy femenina —“No seré capaz o No lo podré hacer”—, pero tenemos que superar el miedo. De hecho, hay muchas mujeres buenas que son mejores que muchos de los jefes que hemos tenido. Nos lo tenemos que creer más. Hay que poner en valor el multitasking. Las mujeres no son ni peores ni mejores que los hombres.

Massot está vinculada a instituciones como FemCat, la Cámara, Òmnium, Grup Set y Asepeyo. ©Carolina Santos

— El anterior entrevistado de Persona a Persona, Salvador Garcia-Ruiz, le hace las siguientes preguntas: ¿Qué impide la colaboración publicoprivada en un reto de primera magnitud como hacer vivienda social?

— Voluntad política. El Ayuntamiento de Barcelona en colaboración con la AMB creó el vehículo Metrópolis Barcelona que es 50% publicoprivado y tiene suelo para hacer 4.500 viviendas. El modelo no es malo, pero no han sido capaces de ponerlo en marcha. En Madrid tienen el Plan Vive y ya están colocando ladrillos. En la administración parece que el dinero no es de nadie y que el tiempo no cuenta. Esto no te lo puedes permitir en el mundo privado porque hay un sentido de la responsabilidad. En FemCat tenemos la responsabilidad común de pagar nóminas a final de mes y, por lo tanto, los ritmos son otros. Para hacer vivienda social se necesita gestión, voluntad política y visión global.

Rueda el mundo y vuelve a…

— La vivienda no se resolverá con visión de ciudad. Cada municipio quiere solucionar el problema de vivienda, pero es imposible desde su escala. Hay que tener visión metropolitana y un buen transporte público. La gente mide la distancia con tiempo y no kilómetros. Si Cercanías funcionara bien, hay municipios que podrían ser una buena opción para vivir por su calidad de vida. Este es el éxito de Sant Cugat a finales de los años 90. Nosotros estamos haciendo actuaciones en Viladecans, El Prat y Sitges. Ampliemos la mirada.

— Siempre es una de las pocas mujeres en diferentes asociaciones empresariales. ¿Qué tenemos que hacer hombres y mujeres para revertir esta situación?

— Las cargas familiares continúan pesando mucho para las mujeres. Se tiene que hacer mucha pedagogía entre los jóvenes porque el tiempo es compartido. Si quieres formar parte del mundo institucional, los horarios son los que son. Si queremos que haya más mujeres tienen que tener la tranquilidad de que hay alguien en casa que lo solucione todo. Esto es agotador. Tienes que tener mucha energía. Soy una gran defensora del talento femenino, que necesita la oportunidad de poder lucir y, olvidarlo, es un lujo que no nos podemos permitir como país. Las cuotas son un mal necesario y transitorio para ganar visibilidad. Las mujeres tenemos que ser un referente que inspire y merece la pena dar el paso. No es una queja, yo he estado años muy sola y, a medida que haya más mujeres, todavía habrá más.

“La autoexigencia es muy femenina, pero tenemos que superar el miedo y dar un paso adelante en el mundo empresarial e institucional”

— ¿Vamos por el buen camino?

— La integración de la mujer en el mundo laboral está avanzando. Me gusta mucho la escritora Gemma Ruiz y su libro Les nostres mares. Venimos de allí y todavía queda mucho camino por recorrer. Estamos avanzando rápido. La sociedad ha tomado conciencia que las fotografías de americanas y corbatas han caducado. Personalmente, animo a las mujeres a aceptar el reto de estar. Yo estoy en FemCat, la Cambra, Òmnium, Grup Set, Asepeyo… Lo más razonable es que todo el mundo esté representado.


SIETE DE VIDA

  1. Referente: Mi padre, en el ámbito profesional y sobre todo en el personal.
  2. Libro: Argelagues, homenaje a la generación de nuestras abuelas. También la novela histórica.
  3. Película: La lista de Schindler. Una muestra de humanidad dentro del horror. La historia nos da lecciones que no tendríamos que olvidar.
  4. Canción: Palabras de amor, Joan Manel Serrat.
  5. Rincón preferido: L’Empordà.
  6. Lema de vida: Tener una actitud positiva en todo lo que hago y trasladarlo a mi entorno.
  7. Sueño: Hacer una estancia en Italia estudiando Historia del arte.