Aquella mañana cálida, que anticipaba el tórrido verano inminente, el señor Ramón fue a trabajar con una sensación extraña, la del fin de un largo ciclo a punto de terminar. Su última subasta. Era el último día en que iba a agarrar el pequeño mazo y la libreta y, en el epicentro de aquélla, su segunda casa, ahora en demolición, iba a coordinar y tomar nota de las pujas por los lotes que se venderían allí durante el resto del día.
Su vida laboral terminaba al mismo tiempo que esos Encants, esa Fira de Bellcaire, situada desde 1928 en el socavón entre las calles Castillejos y Dos de Maig, en cuyo zócalo central tantos años había estado dirigiendo las licitaciones. La siguiente subasta la haría otro, al otro lado de la plaza de Les Glòries, en aquella estructura nueva, cubierta por un amplio tejado de espejos.
El señor Ramón siempre había prohibido que se tomaran fotografías de las pujas. Cada vez que alguien se atrevía a asomar una cámara, o el móvil, y él lo veía, todo se paraba. Pero ese día era el último y ya nada iba a ser igual. A partir de ese momento, no volverían a estar él ni aquel lugar. Así que se dijo “qué demonios” y, entonces sí, permitió que, por primera vez, se tomase constancia fotográfica de la subasta de los Encants.
Una marea de móviles se agolpó a su alrededor, captando el instante histórico y, en medio de todos ellos, un fotógrafo equipado profesionalmente, con la vista entrenada para captar los mejores ángulos y momentos, un conocimiento profundo de las querencias y defectos de cada lente y, sobre todo, paciencia para que todo ello viniera arropado por la luz perfecta.
Una de las fotografías decisivas que capturó aquella mañana en que las subastas de los Encantes no iban a volver a ser lo mismo, aparece en la página 10 del recién publicado libro Encants i Miralls de Barcelona (Ajuntament de Barcelona), y su autor, el fotógrafo Rafael Vargas, comenta este suculento proyecto editorial.
A vista de Agbar
“El origen del libro se remonta a cuando coincidimos con Fermín Vázquez como coautor de la Torre Agbar. Yo documenté fotográficamente la construcción de la torre y eso hace que las fotos más antiguas que aparecen las tomara desde ahí a la esplanada de Encants Vells cuando todavía ni siquiera existía el Museu del Disseny”, explica el veterano fotógrafo, conocido sobre todo por su labor en arquitectura, diseño y retrato. “Cuando le encargaron el Nou Mercat dels Encants, Fermín me propuso documentarlo y acepté”.
“La verdad es que nunca me había llamado la atención hacer fotos de los Encants Vells, aunque mi estudio está cerca de Glòries. Yo iba como comprador, a buscar inspiración a veces, pero como tema para retratar siempre lo había visto muy trillado, nada original”.
No obstante, el hecho de fotografiar los nuevos le hizo cambiar de perspectiva.
“Tras cruzar muchas veces los viejos para fotografiar la construcción de los nuevos, me di cuenta de que nadie conocía la arquitectura de esos Encants a los que les quedaba poco mas de un año de existencia. De aquel hueco hundido entre dos calles. Entonces me entró la premura de registrar cómo eran con gente, en actividad, y cómo, vacíos, se replicaban en algunas zonas de los nuevos y, puesto que estaba involucrado en el proyecto documental de los nuevos, no fue difícil conseguir los permisos”, prosigue.
El resultado es un libro que aúna una visión emocional y una visión documental. “Las fotografías que tomé de Encants Vells son más emotivas, evocadoras, mientras que las imágenes de la nueva construcción son mas racionales, acordes con el proyecto arquitectónico de Fermín Vázquez”.
Alma vieja, en cuerpo nuevo
“Desde un punto de vista funcional, el Nou Mercat dels Encants sigue la pauta de los viejos Encants, sólo que ocupando una superficie mucho menor y con más servicios”, aclara Vargas.
–¿Y cómo ves tú estos nuevos Encantes, como usuario y como fotógrafo?
–Los veo más asépticos, lo que en estos tiempos de Covid también hay que decir que se agradece. Supongo que forma parte de esa transición hacia una sociedad más aséptica que afecta todos los aspectos de la vida. Pero sí, se ha perdido el polvo, la pátina, que cubría los viejos Encants.
Por suerte, si bien se ha perdido el polvo, se ha logrado conservar el alma del mercado, al menos en parte: “Terminado el proyecto, a petición de Mercats de Barcelona integré algunas de las imágenes de Encants Vells que había tomado antes de su desaparición definitiva, en varios laterales de las casetas de los nuevos Encants. Se trata de veinte murales que el propio uso del mercado ha ido transformando y alterando. Lo han ido customizando, pero no deja de haber un rastro del alma de los viejos Encants, en forma de fotografías, en las paredes de los nuevos”.
La materialización del libro, que no ha visto la luz hasta enero de este año, fue un proceso algo más laborioso.
“He contado con un equipo de primera para este proyecto. El catálogo para una exposición en la galería b720 en Berlín sirvió de primer borrador. Pero, para armar el libro definitivo, contacté con Victoria Bermejo, que escribió los microrrelatos dedicados que aparecen; le pedí a Óscar Guayabero que se ocupara de la coordinación editorial, escribió la presentación y propuso a Laura Meseguer como diseñadora; el historiador Enrich H. March y Josep Bohigas, arquitecto, colaboran con un artículo y el epílogo, respectivamente. Y no puedo dejar de citar a Silvia Omedes, de Photographic Social Vision, con la que mano a mano replanteamos el libro, a nivel de guión visual y selección de imágenes”.
Encants i Miralls de Barcelona tendría que haber salido en marzo 2020, pero el Covid retrasó su publicación hasta enero de 2021. La espera ha valido la pena para esta obra que, sobre el hilo conductor de las fotografías de Vargas, amalgama arquitectura, historia y literatura, en castellano y catalán.
La cuestión es “vestir” el acto
Cuando se le pide a Rafael Vargas que se defina como profesional, no lo duda, y habla de la luz: “tiene una importancia fundamental en mi fotografía. La luz viste, define, la acción u objeto capturado. Hay una doble responsabilidad para mí como fotógrafo: capturar el instante y que éste se vea bien vestido, bien arropado por la luz. Por mis trabajos de fotografía de arquitectura estoy muy acostumbrado a esperar a la luz decisiva. De hecho, para mí se trata de encontrar primero la luz decisiva y, con ella, el momento decisivo”.
Los últimos días de los Encantes viejos y los primeros de los nuevos, han quedado registrados por Vargas y, ya sean fotografías de corte más emocional y artístico, u otras de carácter más documental y arquitectónico, lo que tienen en común es una refulgencia que acicala perfectamente cada imagen.
Del mercado, se tiene la primera constancia escrita en el Siglo XIV, cuando estaba situada entre los porches del la iglesia de Sant Jaume y la puerta del call judío, donde hoy se halla la plaça Sant Jaume. Pero seguro que, en todos estos siglos de historia, nunca se vio acariciado por una luz tan atractiva como en las fotografías de Encants i Miralls de Barcelona.
