Meses de cierre para la restauración y la hostelería se suman a la bajísima afluencia de turistas y visitantes por motivos profesionales a la ciudad. Un panorama que lejos de espantar a los escasos 120 hoteles que hay abiertos (frente a los 580 existentes) ha brindado nuevos horizontes para adquirir clientela y conquistar a los barceloneses. Y más concretamente a una nueva filosofía vital que ha avanzado galopando en nuestras vidas en escasos meses: el nomadismo digital.
El coliving, el formato preferido de los nómadas digitales, se extiende
Inspirado en un modelo nacido en Silicon Valley, el coliving es una nueva tendencia que se está adoptando en muchas ciudades para ofrecer opciones alternativas de vivienda que se adaptan a realidades sociales nacientes. En esencia, son edificios completos donde se potencian espacios comunes para que sus inquilinos puedan socializar y compartir: barbacoas, gimnasio, portero 24h, zona office… Muchos millennials con profesiones liberales han optado por este modelo inspirado en las residencias estudiantiles que les permite disfrutar de una forma de vida más abierta al vecino, creando así una comunidad con lazos, como una pequeña gran familia unida por intereses y perfiles similares.
El coliving ha llegado como oportunidad plausible para muchos establecimientos hoteleros, brindando la oportunidad de atraer nuevos perfiles de clientes. Perfiles que a su vez, se han amoldado a situaciones laborales y personales inéditas en sus vidas y que encuentran en un hotel el modelo perfecto donde disfrutar de comodidad, independencia y tranquilidad. El confinamiento de primavera supuso una auténtica prueba de fuego para la convivencia de parejas y compañeros de piso, obligados a cubrir unas exigencias de teletrabajo para las cuales no estaban preparados ni ellos ni los espacios de sus viviendas.
El Gallery Hotel, por ejemplo, presenta un concepto paraguas, Gallery Homtel, que incluye diversas modalidades ideadas para un contexto profesional de teletrabajo, a destacar entre ellas el coliving: por una estancia de un mes, por 950€, el cliente tiene acceso a todas las instalaciones y tiene incluido el desayuno diario, dos lavadoras semanales y limpieza dos veces por semana. “Así como somos profesionales en hacer sentir como en casa a nuestros visitantes, nuestra propuesta de coliving quiere ofrecer todas las comodidades y cubrir todas las necesidades de nuestros clientes, llegando a personalizar en cada uno de ellos para asegurar que disfrutan de su estancia”, explica Lourdes Grau, su directora. Numerosos clientes que optaron por esta forma de vida, cuenta Grau, siguen alojados pasado el mes, contratando directamente seis meses. El precio, entonces, es más ajustado: 700€ mensuales.
En este mismo rango de precio (700€/mes) el Hotel Axel ha activado una experiencia coliving muy similar, asegurando que “vivir en Axel mola”. Por esta mensualidad se incluye una zona de trabajo y de reunión, acceso al solarium y a la piscina así como servicio de limpieza y cambio de ropa de cama dos veces por semana. Gimnasio, bar, desayuno, parking y lavandería deberían contratarse como servicios extra.
Para quienes busquen opciones premium en un hotel de lujo, el W Barcelona brinda la posibilidad de hacer realidad el sueño de muchos: vivir y trabajar desde el hotel, contando con un ambiente lujoso y moderno y, además, con todos los servicios de un 5 estrellas Grand Lujo en una de las mejores ubicaciones de Barcelona, con las vistas al Mediterráneo de las habitaciones Wonderful y acceso directo a la playa. El programa Long Stay se dirige a todos aquellos nómadas digitales y empresarios que quieran cambiar su rutina y teletrabajar en un entorno exclusivo y seguro. El parking y el desayuno están incluidos en los 1.300€ mensuales. Para sus residentes, se ofrece un 25% de descuento en todos los restaurantes y servicios extra como serían los espacios de reuniones.
Ya con foco a los apartamentos de lujo, Suites Avenue, del grupo Derby Hotels Collection en el céntrico Passeig de Gràcia, ha enfocado sus 41 apartamentos de entre 54 y 60m² al modelo clásico del coliving para aquellos clientes que buscan ubicación y exclusividad a unos precios extremadamente ajustados en comparación a los ofertados antes de la pandemia. El atractivo es gozar de un espacio privado lleno de comodidades en una ubicación emblemática (delante de La Pedrera), con atención personalizada y servicios premium incluidos en el precio (1.500€ al mes): gimnasio, sauna, dos piscinas exteriores, solarium, terraza y parking.
Teletrabajar para romper la rutina
Ante la imposibilidad para muchos de regresar a sus oficinas o espacios de trabajo habituales sine die, ha sido una prioridad el reformar o adaptar los espacios de las viviendas para albergar una zona donde teletrabajar. No son pocos quienes aseguran que ha sido más bien una misión imposible. Para todos ellos, los hoteles se presentan como lugares donde trabajar con seguridad, comodidad y por el tiempo que se necesite, sea a nivel individual o con previsión de realizar allí reuniones.
El mismo Gallery Hotel, con su concepto Homtel, dispone de diez Professional Rooms, habitaciones reconvertidas a espacios de trabajo para una o dos personas, en las que las camas y los elementos superfluos de decoración han sido suprimidos. Se alquilan por jornada y dentro del precio, 55€, se incluyen los servicios del hotel que también disfrutan sus huéspedes y residentes. Quien necesite un espacio por horas puede instalarse en cualquiera de las 4 mesas dispuestas en la zona de coworking, en el piso superior, con total tranquilidad y comodidad por 5€/ hora.
El Hotel Duquesa de Cardona enfoca su oferta a incluir la comida dentro del contexto laboral de teletrabajo, o como plus a reuniones de trabajo. Así, a partir de 50€ existe la posibilidad de alquilar una habitación durante media jornada o jornada completa y disfrutar de un delicioso picoteo en su restaurante para hacer un descanso. A partir de 150€, si se busca un lugar cómodo y discreto para realizar reuniones de entre 2 y 6 personas, el hotel pone a disposición sus salones privados, incluyendo el almuerzo dentro del precio.
Los espacios comunes, bibliotecas, lobby o las zonas de relax de hoteles como el The Serras (en Le Nine o su rooftop), Casa Bonay (en el Libertine) o el Yurbban son accesibles también para los walk-in que necesitan un espacio donde trabajar, concentrarse o simplemente pensar y buscar nuevos enfoques. El único requisito para acceder es consumir y que, como es lógico, no se haya superado el aforo del 30% que la ley indica.
A escasos 26 km de la ciudad el eco resort de lujo Mas Salagros, en Vallromanes, quiere recuperar la afluencia de clientes nacionales restada por los confinamientos municipales de fines de semana, seduciendo con combos entre semana que suman una experiencia gastronómica en su restaurante 1497 y un circuito termal en AIRE Ancient Baths al poder trabajar en plena naturaleza. Su precio es de 76€ por persona.
¿Es un nuevo modelo de negocio o un parche momentáneo?
Visiones como las de Lourdes Grau, directora del Hotel Gallery, confirman en positivo y se manifiesta convencida de que el coliving y las diversas opciones para solucionar las necesidades del nómada digital han llegado para quedarse. “Y obviar esta realidad es un error, cuando es una oportunidad para desarrollar un nuevo modelo de negocio basado en la excelencia. Que, además, nos permite a los hosteleros extender el concepto del como en casa más allá de las pernoctaciones o los entornos de ocio”, asegura Grau. El desarrollo de un enfoque de negocio propio con la creación de las propuestas Homtel son una auténtica declaración de intenciones.
Con cautela, otras voces se muestran más escépticas, no tanto por una escasez de demanda sino más bien por la incertidumbre del futuro postpandémico. Núria Garcés (Duquesa de Cardona) confía más en los formatos enfocados al ocio, que están funcionando muy bien a día de hoy y Pedro Martínez (Casa Bonay) y Marta Parera (Yurbban) coinciden en asegurar que el formato boutique de sus hoteles no está pensado para abrazar el coliving. Dar el salto implica decisiones muy profundas a nivel empresarial que no se fundamentan en una realidad, ni tan sólo en una suposición a futuro.
En una postura a medio camino, Mariona Mallafré (Mas Salagros) asegura que su ubicación privilegiada en plena naturaleza (y tan cerca de la urbe) es un reclamo natural para clientes que buscan ocio y relax. Pero también ofrece una oportunidad para gozar de la paz del entorno para trabajar con alta concentración o realizar reuniones y meetings corporativos, incluyendo en la oferta sesiones del spa y menús degustación ecológicos servidos en el restaurante gastronómico 1497, junto a pernoctaciones con promociones de tres noches al precio de dos.
Por el contrario, el Hotel Alma, el 5 estrellas Gran Lujo ubicado en pleno Eixample, contempla un escenario diferente en el que no han planteado ofertas, packs ni rebajas de precios: “aunque la demanda es muy limitada porque el cliente internacional nos representa entre un 80% y un 90% — explica Leire García de Araoz— seguimos recibiendo a aquellos que buscan un contexto de normalidad, con los mismos servicios, atenciones y exclusividad de siempre”. García de Araoz, directora comercial, comenta que la oportunidad para el Alma ha sido reinventarse con un modelo de servicio aún más próximo, en el que propietario y directivos atienden personalmente a sus clientes como perfectos anfitriones, tomando el café con ellos cuando surge la ocasión. El cliente siente una cercanía, una sensación de hogar confortable acorde a sus necesidades, que ha llegado incluso a alargar su estancia más allá de lo necesario por sentirse como en casa. Este posicionamiento ha permitido al hotel no sólo mantener sus huéspedes recurrentes sino captar nuevos, que han llegado al establecimiento (sea por motivos profesionales, de ocio, o salud) por encontrar cerrados aquellos a los que acudían con regularidad.
Sea como fuere, los hoteles ya buscaban antes de la aparición de la covid-19 el dinamitar esa frontera invisible que dificulta el acceso del walk-in o cliente local más allá del hall de sus establecimientos. La necesidad de mantener a flote sus estructuras y personal, ni que sea bajo mínimos, brinda la oportunidad de reconectar con el cliente local, conquistar al barcelonés que, al fin y al cabo, es quien ha acudido a la llamada de los hoteles. Sea por ocio o por trabajo, las comodidades y servicios de los hoteles forman parte ya del universo mental de buena parte de los habitantes de Barcelona. Toda una conquista.