No es casualidad que Barcelona reciba tantos turistas todos los años y sea considerada como una urbe tan cosmopolita. Un breve paseo por sus barrios más tradicionales o sus áreas de interés turístico demuestran que hay hueco para las personas y los comercios más variopintos. La ciudad lo tiene todo: el diseño, la arquitectura, el buen clima, la playa, y una de las rutas de tiendas más largas de toda Europa, en la que encontramos comercios centenarios, o las pop stores de las marcas de moda del momento.
Barcelona siempre ha sido conocida por su gran carisma comercial, y aunque en los últimos años lo ha pasado mal debido a la pandemia del coronavirus, está recuperando su liderato con nuevas aperturas en las calles más conocidas, como el Paseo de Gràcia o la Diagonal.
El shopping line de Barcelona recorre unos cinco kilómetros de tiendas, centros comerciales y mercados de referencia, ofreciendo una experiencia donde uno aprende, disfruta y desconecta a la vez que adquiere objetos de valor. Balenciaga, Moncler, Golden Goose y Tiffany & Co son algunas de sus recientes aperturas.
Cuando pensamos en las grandes capitales de compras, inmediatamente nos vienen a la cabeza París, Berlín o Londres, y, sin embargo, Barcelona desde hace varios años está ganando peso en este mapa internacional de ciudades a las que la gente busca ir de compras. Esta afirmación se apoya en datos: varios estudios y ránkings realizados antes de la llegada del coronavirus, situaron la capital catalana como destino número uno, o número dos, de compras de toda Europa.
En 2017, España superó todos sus récords en ingresos procedentes de las compras hechas por viajeros de fuera de la Unión Europea, los cuales, aumentaron hasta un 26%, según las conclusiones del informe Perspectiva Global del Turismo de Compras 2017, elaborado por Global Blue, operador internacional de tax free. Solo fue superada por Japón, con un aumento de un 46%, como consecuencia de la mejora de las conexiones aéreas con Asia y una favorable evolución del euro.
Barcelona aprovechó esta situación, realizando algunas reformas para incrementar las calles peatonales del centro. En 2020, con la llegada de la Covid-19, quedó paralizada esta operación. Una vez superado el parón, algunos de los barrios de Barcelona continúan renovándose, y otros van a despuntar los próximos años, convirtiéndose en un polo de atracción.
Un ejemplo de ello es el barrio del Born, un lugar atractivo por sus estrechas callejuelas medievales y vocación artesana, el cual puede convertirse en un punto importante de tiendas de emprendedores locales.
Varios estudios y ránkings realizados antes de la llegada del coronavirus, situaron la capital catalana como destino número uno, o número dos, de compras de toda Europa
Por su parte, el núcleo histórico de la Ciutat Vella puede marcar la diferencia, apostando por convertirse en el paraíso de las pequeñas tiendas premium, atrayendo a los visitantes desde el centro de la ciudad hasta el mar a través de un agradable paseo por su trama urbana y sus atractivos monumentales.
El barrio de Poblenou, popular por su sabor de pueblo junto a la playa, ha comenzado una buena evolución y todo apunta que será el nuevo Soho de la ciudad, una zona hipster y creativa, que atraerá a los jóvenes y más modernos, en busca de tiendas vintage y los mejores brunch.
Y si hablamos del Paseo Marítimo de Barcelona, tenemos ante nosotros la pasarela ideal de tiendas, un escaparate perfecto para las grandes firmas de moda, en una ruta que puede acabar junto a las playas de la ciudad.
Si queremos hacer esto posible, deberemos trabajar en algunas mejoras. Una de las más importantes es la movilidad, ya que, precisamente, uno de los grandes obstáculos para salir a comprar a otros barrios de Barcelona son las combinaciones en los desplazamientos urbanos si viajamos en transporte público, y las opciones de aparcamiento, si queremos desplazarnos en coche.
Los retailers también tenemos trabajo que hacer para atraer a los consumidores a las tiendas. Proyectos innovadores, como el home delivery, permiten comprar de forma más cómoda en el punto de venta y volver a casa, o al hotel, paseando sin ir cargados de bolsas. Las tiendas de Barcelona comienzan a abrir los domingos y festivos de mayo a septiembre, una apuesta por dar más opciones a los clientes, y para nosotros, de tratar de seducirlos en sus momentos de ocio.