En el 7º World Urban Forum de Medellín, donde tuve la oportunidad de participar en 2014, se consolidó el concepto “derecho a la ciudad”. La ciudad emergió como una oportunidad para la equidad y la igualdad de oportunidades. El impacto del concepto “right to the city” hizo que algunas ciudades, como Barcelona o Ciudad de México, por ejemplo, adoptasen este término e, incluso, ha sido una idea muy utilizada por algunas formaciones políticas. Concretamente, el origen teórico del término se encuentra en la aportación que hizo el filósofo marxista Henri Lefebvre y se basa en la premisa de que el modelo capitalista ha comportado un impacto negativo para las ciudades.
¿Es realmente así? ¿Qué ha impactado más negativamente en las ciudades, el capitalismo o la globalización? ¿Una cosa es consecuencia de la otra? ¿Y la ruptura de la cadena global de suministro? ¿Y la pandemia del covid? ¿La famosa palabra glocal es cierta? ¿Todo aquello que es global es local a la vez y viceversa?
Soy muy partidaria del concepto glocal. Ya que cuando queremos transformar debemos localizar esta transformación en una localización concreta. Cuando por primera vez Naciones Unidas hace referencia al derecho a la ciudad en el documento de Nueva Agenda Urbana, en Quito 2016, y aprueba los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) exige la “localización” de los mismos.
Es en este sentido con el que afirmo que lo que es local también es global y que solo se puede abordar una transformación global si se producen muchas transformaciones locales.
Por este motivo, creo que el derecho a la ciudad es poliédrico. En primer lugar, porque la ciudadanía es diversa y, por suerte, tiene intereses múltiples y lo que puede ser prioritario para algunos puede no serlo para otros. En segundo lugar, porque el derecho a la ciudad de los ciudadanos europeos coincidirá poco con la expectativa de derecho a la ciudad de los habitantes de Soweto, barrio de Johannesburgo. En tercer lugar, porque la ciudad no es del último vecino o vecina que llega y tampoco del vecino de toda la vida. La ciudad es la complejidad de la convivencia de personas diversas con intereses y problemáticas diversas, es el espacio que acoge las transformaciones de los valores sociales, la expresión de la protesta y el descontento, el escenario de los movimientos culturales, intelectuales y de vanguardia, pero también es el entorno donde buscamos seguridad, libertad individual, un espacio en el que se respeten nuestros derechos y donde tengamos oportunidades de trabajo, de vivienda, de aprendizaje, de educación, de progreso en definitiva. La ciudad es principalmente para la mayoría de ciudadanos el espacio de la vida cotidiana.
Creo que las ciudades que han generado crecimiento económico, favoreciendo la implantación empresarial, comercial, turística, diversificando los usos, que han sido capaces de atraer inversiones, que han generado puestos de trabajo y han facilitado oportunidades de progreso y servicios para que sus vecinos y vecinas puedan desarrollar su vida cotidiana son ciudades equilibradas.
Lo que es local también es global y solo se puede abordar una transformación global si se producen muchas transformaciones locales
Esto no significa que no sean ciudades donde no existan las desigualdades. Desafortunadamente, las diferentes crisis económicas han agravado la desigualdad y el reto principal de las ciudades catalanas es recuperarse de la bajada de actividad después de la pandemia, volver a ser atractivas para la inversión, para mantener las oportunidades de trabajo y los servicios para sus ciudadanos.
Precisamente, en momentos como el actual, es necesario que las ciudades desarrollen proyectos estratégicos tractores que eviten caer en la decadencia y el abandono. Cada ciudad debería de tener uno o más proyectos flagship dentro de lo que yo denomino Estrategia de Ciudad. Proyectos que incorporen los objetivos de desarrollo sostenible, que los localicen en áreas y zonas concretas, proyectos que incorporen tecnología, ecología y trabajo. Llegan las ciudades eco-digitales que pueden ofrecer muchos puestos de trabajo. ¡Estemos atentos!