Barcelona no acogerá la próxima Copa del América. Tres días después de finalizar la competición, se ha resuelto la incógnita. El Ayuntamiento y los organizadores han valorado muy positivamente esta edición barcelonesa y el legado que ha dejado en la ciudad, pero el consistorio descarta volver a inyectar dinero público en la competición, aunque no cierra la puerta a que el evento vuelva a celebrarse en la ciudad si lo hace sin necesitar su financiación.
Por su lado, Grant Dalton, cuyo equipo volverá a organizar la regata al haber sido el vencedor, ha explicado que la competición buscará nuevas ubicaciones a raíz de la oportunidad de crecimiento brindada precisamente por el “éxito” de la edición en la ciudad. “Nuestro objetivo es aprovechar el éxito de la Louis Vuitton 37 America’s Cup”, con el objetivo de aumentar la audiencia y la participación en diferentes regiones y territorios, ya sea en una o varias sedes.
El Ayuntamiento, que ha calificado de “éxito” esta edición, no prevé volver a destinar dinero público a la competición porque volver a acoger la Copa del América no responde a nuevos objetivos. Los que se fijaron para esta edición, según el consistorio, se han conseguido: impulsar la economía azul, promover mejoras en el litoral y proyectar internacionalmente Barcelona.
La competición ha atraído a 2,56 millones de asistentes durante los 59 días que se ha alargado la competición
La decisión no se ha tomado hasta que terminó la competición este fin de semana; el Ayuntamiento comunicó el martes a Dalton su decisión de no repetir su inversión, situada en unos diez millones, que se suman a otros 30 aportados entre Generalitat y Gobierno, y otros cinco de la Diputación, al margen de los patrocinios.
Ahora, los neozelandeses miran hacia otros destinos para la próxima edición, y lo hacen como “una oportunidad sin precedentes para el crecimiento continuo de la Copa del América, a partir de la base del éxito más sólido de la historia reciente”. Los organizadores argumentan que quieren agrandar la competición, y que “sería difícil ampliar el número de equipos en Barcelona en función del espacio de infraestructura disponible en la ciudad”.
Cierra con 2,5 millones de asistentes
Según los organizadores, la Copa del América ha atraído a 2,56 millones de asistentes durante los 59 días que se ha alargado la competición, entre el 22 de agosto y el 19 de octubre. Los asistentes se han distribuido entre el race village, las fanzones, las bases de los equipos y la zona de Hospitallity en tierra, pero también por agua, a bordo de embarcaciones que han incluido 243 superyates.
La regata se va; el legado se queda
Así, una edición ha sido suficiente para imprimir el sello barcelonés en la competición. El estreno de la categoría femenina tras más de 170 años de competición forma parte del legado que deja la ciudad en la regata, que ha contado también por primera vez con un espectáculo inaugural de la final, y que además se ha cerrado con una cita excepcional entre Sara Baras y Josep Carreras.
La ciudad ha dejado huella en la competición, y la competición lo ha hecho en la ciudad, con transformaciones que han afectado sobre todo a su litoral. La reforma del Port Olímpic, el inicio de la rehabilitación del edificio del Portal de la Pau y múltiples inversiones en el Port Vell forman parte de actuaciones que han encontrado un revulsivo en la competición, sin olvidar la puesta en marcha del bus náutico.
Además de esta transformación física del litoral barcelonés, la competición también ha servido para potenciar un sector en el que la ciudad quiere ser referente: la economía azul. Lo ha hecho centrando parte del nuevo Port Olímpic a este ámbito, impulsando nuevos proyectos y reconvirtiendo antiguos tinglados en hub de startups.
Barcelona, que ha reforzado su imagen internacional con la regata, también ha querido aprovechar la competición para fomentar la práctica de deportes náuticos, e impregnar la ciudad de la Copa del América con la Regata Cultural. Así, la ciudad se despide de la competición dando por cumplido su objetivo de abrir la ciudad al mar, no sólo a sus playas, sino a su potencial deportivo y económico.