Los barceloneses hace tiempo que no piensan mucho en su mar, por mucho que los foráneos les digan que sería algo que ellos visitarían cada día. Nadie se olvida que los Juegos Olímpicos facilitaron llegar hasta él, pero todo el mundo también sabe que luego llegó el turismo y la cosa se complicó. Bajo esta premisa, el Ayuntamiento trabaja para reconectar ambas partes, haciendo que la playa no solo sirva para bañarse, cuando se consigue encontrar un hueco, sino que haya mucho más. “Queremos que la ciudadanía vuelva al mar, no solo para ir a la playa, a la Barceloneta o a un restaurante, sino porque van a trabajar o a estudiar, pudiendo volver a mirar el mar con una visión más amplia y mucho más cotidiana”, ha resumido el alcalde Jaume Collboni.
Esta apuesta por el mar como motor económico se ha acelerado con la llegada de la Copa del América, una competición que ha pasado desapercibida entre los barceloneses, con una última oportunidad para seducirlos a partir de esta semana con su final. Para lo que sí que ha servido ha sido para acelerar inversiones, como ha quedado patente en un Port Vell más abierto a la ciudadanía y un completamente renovado Port Olímpic. Aprovechando ese interés marítimo que ha despertado la regata entre las instituciones, el Ayuntamiento ha anunciado una nueva inversión para impulsar tres nuevos equipamientos con el foco puesto en la economía azul. El desembolso será de de 142 millones de euros, de los cuales el consistorio aportará más de la mitad y el resto se repartirá entre los demás agentes implicados. “Todo esto solo es posible si somos diferentes actores que trabajamos en un mismo sentido”, ha remarcado el teniente de alcalde de Economía, Jordi Valls. En total, la ciudad sumará 45.000 metros cuadrados dedicados a la investigación y el emprendimiento, con la intención de tenerlos acabados de cara a 2028.
“Pone en evidencia la revolución azul que en la que está inmersa Barcelona”, ha remarcado Collboni. A día de hoy, los negocios relacionados con el mundo marítimo van desde la pesca, las actividades portuarias y el transporte hasta el turismo y los deportes acuáticos, con nuevas vías como las energías renovables marinas. Con todo, representan el 4,3% del PIB y el 1,4% del empleo en la capital catalana. Los nuevos integrantes del ecosistema marítimo de la ciudad serán, por un lado, el Parque de Tecnología Marítima de Barcelona, impulsado por la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), y el centro Barcelona Mar de Ciencia, por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Ambos estudiarán el mar, pero lo harán desde puntos de vista diferentes. La tercera pieza será el Blue Tech Port, un espacio para acoger empresas emergentes de este sector impulsado por el Puerto de Barcelona.
El Parque de Tecnología Marítima de Barcelona permitirá a la UPC ampliar sus infraestructuras dedicadas a la ingeniería marítima y la náutica, así como trasladar la docencia de los másteres vinculados a estos estudios. Por ejemplo, habrá una piscina hidrodinámica que generará olas para ver cómo resiste una estructura o una canal de arrastre que testeará barcos en movimiento para analizar cómo responden. Ubicado en el Paseo de Joan de Borbó, cerca del hotel W, el centro, que contará también con la colaboración del puerto y la Generalitat, tendrá una superficie de 15.600 metros cuadrados y supondrá una inversión de 56 millones de euros. Las obras empezarán el año que viene y se prevé que acaben en 2028.
En el caso del centro Barcelona Mar de Ciencia el foco estará puesto en la ciudadanía, con el objetivo de transmitir la cultura oceánica a cuanta más gente mejor a través de charlas, exposiciones, talleres y formaciones. Después de mucho tiempo de tenerlo en mente, pero no encontrar dónde colocarlo, el consistorio ha localizado 3.000 metros cuadrados, en un espacio hasta ahora estaba desaprovechado entre el Hotel Arts y la Torre Mapfre, muy cerca del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC). “La ciudad aún no está terminada si hacemos el esfuerzo de imaginar nuevos espacios”, ha defendido el alcalde, quien el lunes inauguraba la ciudad deportiva del Club de Fútbol de Damm, un proyecto que también se había ido eternizando y había acabado consiguiendo encontrar su ubicación sin marcharse de la ciudad. Con una inversión de 30 millones de euros, las obras de Barcelona Mar de Ciencia se prevé que arranquen en 2026 y acaben un año después.
El último equipamiento que integra está plan del Ayuntamiento para fomentar la economía azul en la ciudad es el Blue Tech Port, unos tinglados reconvertidos en oficinas para startups por el puerto, con el diseño firmado por el despacho b720 Fermín Vázquez Arquitectos. Pegado a la Ronda Litoral, en el muelle de Sant Bertran, el espacio acaba de poner en marcha una primera nave, con la previsión de adecuar las cinco restantes de cara a 2027. Con una inversión de 56 millones de euros, las obras añadirán una torre y permitirán llegar a una superficie de 25.000 metros cuadrados con capacidad para acoger a entre 2.500 y 3.000 empleados, una cifra similar a la que tiene el World Trade Center (WTC).
