¿Qué necesita Barcelona para consolidarse como un hub tecnológico y emprendedor a nivel europeo? A esta pregunta trataron de responder los ponentes que participaron este lunes en la mesa redonda moderada por Rita Almela que cerró la primera de las tres jornadas de la reunión anual que el Cercle d’Economia celebra esta semana en el Hotel W. La atracción y retención del talento es un elemento central para lograr esta consolidación y, para ello, es necesario tener una visión a largo plazo y consensuada; que los proyectos empresariales que se desarrollan en el ecosistema alcancen un mayor tamaño; y que exista más conexión con el mundo científico, es decir, con los laboratorios de investigación y las universidades.
“Barcelona juega en una competición global en la que todas las ciudades luchan por el talento; el reto es mayúsculo, necesitamos reforzar el talento digital, porque es nuestro principal activo; si dejas de pedalear, te caes”, advirtió el consejero delegado de Tech Barcelona, Miquel Martí. “Competimos con todo el mundo y, para evitar la fuga de talento, necesitamos que los proyectos sean más grandes, ya que si lo son, el talento no se va a ir”, expuso el experto.
Por su parte, el comisionado de Promoción de Ciudad del Ayuntamiento de Barcelona, Paul Solanilla, reivindicó “tejer unos consensos básicos” que permitan que la ciudad “tenga un liderazgo y una visión estratégica a largo plazo”. “Necesitamos aspirar a una triple capitalidad: la euromediterránea, la de ser hub tecnológico de referencia para América Latina, y ser la capital más asiática del sur de Europa”, reflexionó Solanilla.
Miquel Martí: “Barcelona juega en una competición global en la que todas las ciudades luchan por el talento; el reto es mayúsculo, necesitamos reforzar el talento digital, porque es nuestro principal activo”
En la misma línea se expresó Natalia Olson, exasesora de Innovación y competitividad del presidente Obama y directora de Plug and Play, una aceleradora mundial que ha alumbrado a 35 unicornios o startups valoradas en más de mil millones de dólares. “Barcelona es el corazón del Mediterráneo, tenéis una gran potencia, podéis crecer en todos los sentidos”, aseguró Olson, tras destacar como “grandes activos” de la ciudad sus numerosos centros de innovación e investigación y la fortaleza del sector biotech y medtech. “Lo que ahora necesitáis es comercializar esa investigación, esa es la clave”, subrayó.
La experta constató que Barcelona tiene muy buenas escuelas de negocio con miles de estudiantes de MBA, una situación que hay que aprovechar para que estos alumnos “conecten con los investigadores” que hay en los laboratorios para identificar las oportunidades de negocio y llevarlas al mercado mediante la constitución de nuevas empresas. Para conseguir esta mayor cooperación consideró necesaria la existencia de más incentivos fiscales y puso como ejemplo a Estados Unidos. “El Gobierno debe tener confianza en el sector privado; todas las empresas han empezado siendo startups“, recordó, tras abogar por la adopción de “políticas públicas inteligentes que ayuden” al desarrollo empresarial. “Debe haber un diálogo sincero entre el sector privado y el sector público”, apuntó. Entre sus recomendaciones también destacó una mayor potenciación de la emprendeduría corporativa, es decir, una mayor colaboración entre las startups y las grandes corporaciones empresariales.
Para Miquel Martí, la colaboración público-privada “real” también es esencial y reivindicó la necesidad de ser una ciudad “business friendly“, que además de apostar por la educación y la innovación, desarrolle “una política de inmigración más inclusiva, porque no solo nos podemos nutrir de talento local”. En este sentido, se felicitó por los avances que supone la nueva ley de startups, que, sin embargo, consideró todavía insuficiente. También pidió que Barcelona sea una ciudad que permita la implantación de pilotos y que no penalice el “equivocarse y volver a empezar”.
El CEO de Tech Barcelona hizo un repaso de los grandes factores que han contribuido a que Barcelona se haya convertido en el quinto mejor ecosistema emprendedor europeo y en una ciudad que ha logrado duplicar en cinco años el número hubs digitales, con un centenar de centros que acumulan una inversión de más de 600 millones de euros y que han supuesto la creación de 15.000 puestos de trabajo. “Hace diez años no aparecíamos en ningún ránquing y ahora tenemos una ciudad muy bien posicionada, contamos con una gran marca que debemos defender, vender y consolidar”, enfatizó. Para ello, además de reiterar la necesidad de potenciar la existencia de scale–up, Martí pidió capacidad de adaptación al cambio, reducir la brecha tecnológica, y apostar por la diversidad de género.
Barcelona quiere lanzar un congreso mundial de chips
Para lograr la consolidación del ecosistema, Pau Solanilla abogó por tener mejores conexiones internacionales y por conectar la ciudad con el emergente sector de la “economía de los chips”. Defendió la necesidad de seguir captando grandes eventos internacionales de referencia que supongan “un salto cuantitativo y cualitativo”. En este sentido, anunció que uno de los proyectos que tiene sobre la mesa el Ayuntamiento de Barcelona es la creación de un congreso especializado en la industria de los chips y los semiconductores en el que participarían los máximos responsables de las empresas que dominan este importante sector en el mundo. “Debemos intentar entre todos, con la máxima colaboración del sector público y el privado, conseguir que Barcelona sea la sede de un congreso mundial de chips y semiconductores. Tenemos unas bases muy sólidas y las palancas para conseguirlo”, avanzó.
Tras ser preguntado por un socio del Cercle d’Economia sobre fiscalidad y sobre por qué Barcelona expulsa a compañías como Uber, Solanilla argumentó que el modelo de Silicon Valley “no se puede importar de forma automática” a la capital catalana, ya que “el modelo Barcelona debe conciliar la competitividad, con la sostenibilidad y la equidad”.