Mientras que Catalunya ha ganado un 30% de población en las últimas décadas, ha perdido más del 50% de su superficie hortícola en 25 años. Las dinámicas demográficas se suman a los cambios del clima, que complican la producción en Catalunya. “Cada vez es más difícil atravesar el verano, con altas temperaturas y poco contraste térmico”, subraya el consejero delegado y fundador de Ametller Origen, Josep Ametller.
Ante estas dificultades y con la determinación de seguir produciendo en Catalunya, la empresa familiar ha proyectado un hub agroalimentario en Mont-roig del Camp, que alojará el área de I+D del grupo y se focalizará en la agricultura eficiente en más de 115 hectáreas de terrenos ahora improductivos. En ellos, la compañía construirá invernaderos tecnificados que ocuparán unas 50 hectáreas cuando termine de desplegar el proyecto, que se centrará en la agricultura hidropónica, que requiere menos agua y menos superficie que la convencional.
Para levantar este nuevo hub de I+D, se invertirán 50 millones de euros de forma progresiva, en la que será la inversión más grande que se ha hecho en el sector hortícola en Catalunya. Hasta ahora, el grupo ha destinado un millón de euros a la compra de las distintas parcelas que configuran el terreno, el 90% de las cuales ya pertenece a la empresa.
Ahora, la compañía prevé poner en marcha los trabajos para que estas parcelas pedregosas empiecen a convertirse en su hub. Como ha detallado Ametller, la intención es disponer de un primer módulo de unas tres hectáreas operativo a finales de 2026 o principios de 2027. Después, el grupo continuará desplegando el proyecto, con la voluntad de completarlo en unos seis años. Cuando esté a pleno rendimiento, Ametller calcula que generará unos 500 puestos de trabajo, incluyendo a investigadores, nutricionistas, técnicos y trabajadores agrícolas.
Desde el hub, la compañía trabajará la trazabilidad de sus cultivos de forma integral, desde el plantel hasta el empaquetado. El grupo, que cerró 2024 con una facturación de 680 millones, hace esta apuesta para impulsar “un cambio de paradigma” en la agricultura, y para seguir creciendo: “Todo lo que invirtamos en I+D y conocimiento del producto, nos hace singulares”, ha destacado Ametller. Y este conocimiento no se quedará dentro del grupo, sino que la intención es compartirlo con agricultores que después puedan suministrar productos a la compañía: “Queremos crecer cada año un 20%, y no podremos hacerlo si no nos acompañan más agricultores”.
“Cada vez tenemos más partners que nos acompañan” y complementan la producción propia de Ametller Origen, que ahora brota de sus más de 1.800 hectáreas distribuidas por el eje mediterráneo. Con estas tierras, la empresa abastece el 40% de fruta y verdura de sus 146 tiendas, y también vende a terceros. El grupo prevé sumar a su estrategia no sólo el nuevo hub de Mont-roig del Camp, sino también su futuro Agroparc de Gelida, que espera a salvar unos últimos escollos administrativos para poder poner en marcha las obras. Cuando ambos proyectos estén en marcha, se retroalimentarán: Gelida, con un modelo de agricultura extensiva sobre todo de fruta, y el Mont-roig, con un sistema tecnificado e hidropónico, que priorizará productos como las fresas, los tomates, la lechuga y las plantas aromáticas.

Este sistema depende tan poco del agua y del terreno que, de hecho, el grupo ha priorizado ubicarlo en un suelo pedregoso prácticamente incompatible con la agricultura, en el que a mediados del siglo XX había campos pero en el que ahora sólo un 10% se destina a la agricultura, como ha explicado el director de Innovación y Sostenibilidad de Ametller Origen, Joan Simó.
“Es un terreno especialmente malo para la agricultura. ¿Y por qué nos situamos aquí? Porque en el sistema hidropónico se cultiva independientemente de la tierra, y no queríamos ocupar terrenos en un lugar con buena tierra que sí puede aprovecharse para la agricultura”, resume Simó. Las instalaciones contarán también con sistemas de recogida de agua sobre sus invernaderos, que podrán cubrir el 40% de sus necesidades de riego. Además, están trabajando con el Ayuntamiento la posibilidad de canalizar agua de una depuradora cercana que ahora la aboca al mar, y construir una desalinizadora, con el objetivo de que la instalación sea independiente en el uso del agua.
El cultivo hidropónico también da respuesta a otro de los retos del sector: la falta de trabajadores
“Ni trabajamos la tierra ni utilizamos recursos hídricos de la zona”, defiende Simó, que ha destacado que el cultivo hidropónico multiplica el rendimiento del convencional mientras reduce drásticamente las necesidades de agua, que pasa de 250 litros a 20 por metro cuadrado.
Además de mejorar la cantidad y calidad de los productos, este tipo de cultivos también dan respuesta a otro de los retos del sector: la falta de trabajadores. Y es que este sistema “permite transformar los puestos de trabajo para atraer talento”, puesto que mejoran las condiciones al reducirse la exigencia física del trabajo y la temporalidad, ya que el trabajo se extiende a todo el año. Con estas características, el grupo aspira a que trabajar en el campo se equipare a hacerlo en otros sectores, incluido el industrial, que también se prepara para crecer en zona con la futura planta de la coreana Lotte, que fabricará componentes para baterías cerca del hub de Ametller. ¿El objetivo? Lograr que trabajar en una tienda o en una fábrica sea igual de atractivo que recolectar tomates.